Esta mañana, en plena feria judicial, la Cámara del Crimen revocó la decisión de la jueza de primera instancia, Wilma López, quien semanas atrás había declarado inimputable a Mariano Alejandro Bonetto. El veterinario que asesinó a Natalia Grebenshchikova (15) y Nuria Couto (18) el 11 de octubre pasado en Plaza Irala, había sido sobreseído por López pero la familia de Natalia apeló a la Cámara, disconforme con las pericias realizadas y con la exclusión de testigos que hablan de una “premeditación” en la acción de Bonetto.

“Estamos satisfechos porque era lo que buscábamos con la apelación. Pero no contentos. Lo que queremos es que lo procesen como imputable del crimen para que se pueda elevar a juicio oral y público, con la presencia de la sociedad y los medios para que no haya posibilidad de coimas”, expresó a Sur Capitalino, apenas conoció el fallo de Cámara, Liliana Borysiuk, abogada de la mamá de Natalia.

Anna Rodionova logró que se levante la feria judicial de enero al presentar ante la Cámara de Apelaciones un pedido de reapertura de la investigación. “Mi hija no va a volver, pero ahora me dedico a luchar por justicia. Para mí la jueza Wilma López lo resolvió muy rápido, fue un golpe, un insulto, me quedé sin palabras porque no puede ser que en dos meses se resuelva un caso de doble femicidio. Creemos que el caso no se investigó. Pido que el asesino vaya a juicio oral y público, que quede encarcelado de por vida. Sólo así voy a poder dormir tranquila”, dice entre la bronca y la tristeza Anna. Además, adelantó que pedirá el cambio de carátula a “femicidio”.

“Las pericias psicológicas y psiquiátricas se hicieron en base a los relatos que expuso el mismo Bonetto después de producirse el hecho, en el que quedó herido en la cabeza. Se analizó toda la vida de una persona y se la declaró inimputable con solo tres juntas médicas y la palabra de sus familiares directos, lo que me parece muy parcial y por lo menos insuficiente para que no le imputen un hecho de tanta gravedad”, explica Borysiuk. La apelación ante la Cámara pedía la ampliación de las pericias médicas, presentación de testigos que la jueza López no llamó a declarar (personas que esa tarde estuvieron en la Plaza Irala, conocidos de Bonetto que hablaron con él días antes del crimen y gente que lo conocía de cuando vivía en Córdoba). “Deberían investigar mejor si realmente este problema salió de la nada o si hay antecedentes de una patología”, sostiene la abogada.

 

El día de la audiencia ante la Cámara, familiares y amigos, así como miembros de la comunidad educativa de la Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano” a la que pertenecían las chicas, se movilizaron al Palacio de Justicia. “Vinimos para acompañar a Anna y a pedir justicia por Natalia; vinimos por nuestros hijos, que están mal. Perdieron a una compañera muy querida por ellos y quedaron afectados por lo que pasó”, explica Anabel, madre de una compañera de Natalia, en las escalinatas de Tribunales. Además, estuvieron presentes la Comisión de género, infancia y adolescencia de la Comuna 4, la Defensoría de género CABA, integrantes de la comunidad rusa y vecinos de otras comunas que, enterados de la noticia, se sumaron indignados por el sobreseimiento. Natalia hubiera cumplido 16 años el 31 de diciembre. 

El padre de Nuria, Carlos Couto, también estuvo en Tribunales. Pero allí reconoció estar conforme con la disposición de la jueza López: “Para nosotros la medida que dictaminó la jueza de 25 años en un lugar de alta seguridad es lo menos malo. Mi postura es distinta a la de la mamá de Naty y entiendo que pueda pensar diferente. La acompaño desde el dolor porque está sufriendo lo mismo que nosotros”, dijo. Su querella, de hecho, no apeló el fallo de primera instancia.