El Británico resiste

El viernes pasado, cuando todo hacía prever el cierre del emblemático bar, el apoyo de los vecinos y los fieles devotos del templo de la porteñidad lograron frenar la decisión de su propietario.
El Británico resiste

El dueño del local, Juan Pablo Benvenuto, había decido no renovar contrato de alquiler que venció el 31.

Ante esta medida, los tres mozos españoles, José Miñones, José Trillo y Manolo Pose, que lo administran desde sus comienzos, recibieron diversas muestras de apoyo.

Las paredes, testigos de insomnios y tertulias, fueron empapeladas con carteles en honor a los queridos gallegos y a la historia de mítico lugar.

En menos de una semana, juntaron unas 14.000 firmas, que fueron presentadas ante la Defensoría del Pueblo de la ciudad.

Más de diez recursos de amparo, fueron presentados ante la justicia porteña para impedir el cambio de dueños.

Pero a pesar de que el edificio de la esquina de Defensa y Brasil, forma parte del patrimonio histórico de la ciudad, el gobierno no puede interceder en lo que respecta a la administración del bar. Sólo puede exigir la preservación del lugar.

Para la decisiva jornada del viernes, la Comisión de vecinos del barrio, organizó una concurrida Cafeteada en a vereda.

Hasta el vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli, se solidarizó con la causa y se acercó para jugar una partida de ajedrez con el elenco estable de jugadores del barrio.

Finalmente, se pospuso la entrega de llaves y todo hace suponer que la movilización de los vecinos obtendrá sus frutos.