Nuevo viejo puente

 

Comenzaron los trabajos para poner en funcionamiento el transbordador Nicolás Avellaneda. La enorme estructura metálica unió La Boca con Isla Maciel y es el símbolo de una época de desarrollo portuario basado en obreros e inmigrantes. En 2014 cumple 100 años.


 

 

Nuevo viejo puente

 

El único puente que cruza el Riachuelo que queda sin funcionar puede volver a brillar. Y pronto. Vialidad Nacional inició los trabajos de recuperación del Transbordador Nicolás Avellaneda y se propuso como objetivo finalizar las obras en enero de 2014, para reinaugurarlo en una fecha especial: en mayo de ese año se cumplen 100 años de la puesta en marcha de esa enorme estructura de hierro que une La Boca con Isla Maciel y que no falta en ninguna postal del barrio.
 
Los trabajos de reparación incluyen adecuación de la cabina, plataforma transbordadora y de los elementos complementarios, y desmontaje de todos los componentes eléctricos de la sala de máquinas y del tablero de control de la barquilla. El presupuesto oficial para la obra es de $ 17.809.386.
 
El puente, inaugurado en 1914, fue construido en hierro, con trazas de cobre para resistir la corrosión. Se trataba de una especie de pórtico metálico con una plataforma suspendida tirada por cables que permitía que coches, camiones, carros con caballos y hasta el tranvía, cruzaran el Riachuelo. Esta plataforma trasbordadora era una suerte de canasto de 8 metros de ancho por 12 de largo que soportaba hasta 50 toneladas de peso. La barquilla tenía una capacidad máxima de 30 personas y 4 ejes o carros. El recorrido entre una y otra orilla duraba algo menos de cinco minutos.
 
El costo total de su construcción y levantamiento fue aproximadamente de 100.000 libras esterlinas. Aun así, el servicio que brindaba era totalmente gratuito para los trabajadores, previa acreditación y en horarios determinados que eran los de entrada y salida a las fábricas.
 
El transbordador adquirió trascendencia a nivel mundial de la mano de las pinturas del gran artista Benito Quinquela Martín. Desde entonces, se convirtió en un símbolo de La Boca.
 
En 1960 el puente fue desactivado y en 1993, estuvo a punto de ser desguazado y vendido como chatarra como parte de un lote de puentes ferroviarios, durante el desmantelamiento y privatización de los trenes de Carlos Menem. Gracias a la oposición de vecinos, historiadores y legisladores porteños, fue conservado. Y en 1995 la Ciudad lo declaró sitio de interés cultural, impidiendo así su demolición. Cuatro años después, el Gobierno nacional lo incluyó en la lista de monumentos históricos nacionales.
 
A partir de 2006, con la creación de ACUMAR y el plan de recuperación del Riachuelo, comenzaron a barajarse proyectos para rehabilitar el viejo transbordador. La Fundación x La Boca fue una de las organizaciones que, desde 2007, tomó la recuperación del puente como uno de sus pilares. En ese sentido, gestionó la firma de un convenio entre el Centro Argentino de Ingenieros y la Subsecretaría de Obras Públicas del Ministerio de Planificación de la Nación para desarrollar una primera etapa de evaluación y cateos del estado del puente. Además realiza varias acciones para dar visibilidad a la problemática a través de concursos, visitas con alumnos de escuelas de la zona y con una remada anual por las aguas del Riachuelo.
 
El proyecto de rehabilitación tomó nuevo impulso en 2012 cuando se descubrió un túnel cruzando el río a 28 m de profundidad, que permitiría el traslado de un gasoducto que actualmente pasa por la estructura del transbordador y que era una traba a su rehabilitación.
 
Entre los siglos XIX y XX se construyeron en el mundo 20 puentes transbordadores de hierro en áreas portuarias. De los 20, sólo 8 quedan en pie. Uno de ellos es el Nicolás Avellaneda, único en toda América.