Casa Amarilla: De La Boca para afuera

Acceder a una vivienda en los complejos del IVC es casi una utopía para un vecino del barrio. Si en la pre adjudicación sólo se había incluido un 20 por ciento de personas provenientes de La Boca, con los requisitos actuales entrar es misión imposible. Por Martina Noailles

Casa Amarilla: De La Boca para afuera

Cuando miles de vecinos se anotaron allá por 2005, “Viví en tu casa” era un programa de vivienda social que construiría 1231 departamentos en La Boca. Finalmente, sólo se construyeron 438; y de social no le quedó ni el nombre: para acceder hoy a una vivienda de tres habitaciones -unos 80 m2- se debe pagar un anticipo de 85 mil pesos y luego una cuota de 7 mil pesos mensuales. Esa cuota no puede superar el 30 por ciento de los ingresos de quienes adquieran la vivienda. Es decir, que cada familia debe cobrar, en blanco, un sueldo total de 23.300 pesos. Misión imposible para un vecino promedio de La Boca que intenta abandonar el destino de una pieza de conventillo. De hecho, la persona que suministró esta información es un vecino del barrio y pre adjudicatario, a quien la ilusión de alcanzar el techo propio se le hizo añicos cuando el Banco Ciudad le detalló los requisitos.

 
Al programa “Viví en tu casa” el IVC lo rebautizó Proyecto Casa Amarilla. Y, según una investigación de Sur Capitalino publicada en 2013, en sus listas de adjudicación sólo había, por entonces, un 20 por ciento de personas provenientes de La Boca. Aquellos listados habían sido confeccionados por la Asociación Civil Casa Amarilla y, además de pocos vecinos del barrio, incluía a varios barras del Club Boca Juniors.
La Asociación se creó en 2007 para reunir a los pre adjudicatarios alrededor de una demanda legítima: que el Gobierno porteño construyera de una vez por todas las viviendas prometidas. Sin embargo, de la mano de Diego Basualdo (su presidente) y Juan Carlos “Lito” Capella (tesorero) el fin se fue distorsionando. Así fue que las viviendas se limitaron a 438 (dejando vacíos grandes terrenos para el mejor postor) y que bajo su poder quedó el manejo discrecional de las adjudicaciones, una definición que suele estar en poder del órgano estatal encargado de construir o financiar la construcción de viviendas.
 
En las listas entregadas por la Asociación a la Justicia en diciembre de 2012, los 438 adjudicatarios propuestos eran miembros de ella. En 2014 la cuota para ser socio era de 200 pesos mensuales y se pagaba también una extraordinaria anual de mil. La caja de la asociación se fue abultando y los vecinos de menos ingresos se fueron yendo. Los que quedaron, durante 2015 se fueron reuniendo con el IVC, que los derivaba al Banco Ciudad donde se analizaba si cumplían los requisitos para ser beneficiarios del crédito. Obviamente que con los números arriba detallados, aquel 20 por ciento de boquenses se desintegraron y sólo unos pocos lograrán tener su vivienda.
 
A partir de las denuncias de Sur Capitalino sobre la oscuridad bajo la cual se operaba la adjudicación de las viviendas, Diego Basualdo dejó de ser el hombre visible del proyecto Casa Amarilla. Además, coinciden distintas fuentes muy cercanas a la Asociación, este hombre vinculado al PRO y que hizo campaña por el presidente de Boca, el Tano Angelici, habría hecho “su propio negocio”. “Lo vimos en su camioneta negra llevándose materiales de la construcción en varias oportunidades”, sostuvo un vecino que por seguridad oculta su nombre para esta nota.
 
Ahora, la cara de la Asociación es el tesorero Capella, encargado de un edificio cerca de Plaza Italia, y quien se quedaría al frente de la administración de los flamantes edificios de La Boca.
 
Consultado por Sur Capitalino, el director del IVC Iván Kerr prefiere sostener el silencio. También se niega a mostrar las listas de adjudicatarios definitivas para poder compararlas con las iniciales de 2005. En un reportaje a este periódico al que accedió en diciembre de 2014, Kerr aseguró que el primer edificio sería entregado en enero y los otros los meses siguientes. Ya es septiembre y la promesa del legislador electo por el PRO aún no se cumplió. Las viviendas están vacías y la transparencia sigue ausente.