¿Torres en Catalinas?

Un grupo de vecinos alertan sobre la posibilidad de que el Gobierno porteño tenga en mente un proyecto inmobiliario en los terrenos donde hoy funciona la Asociación Catalinas Sur. Negocios de un lado y del otro. Y un enorme espacio verde en pugna.

¿Torres en Catalinas?

El tema empezó a circular de boca en boca y en las redes sociales. Así, los vecinos del barrio Catalinas de La Boca, se enteraron que, al parecer, la Ciudad quiere recuperar el predio de Pi y Margall y Necochea que le cedió a la Asociación Catalinas Sur por 20 años. Y aunque la información no es clara, la luz de alerta se encendió. En el lugar funciona una especie de club con pileta, que es pago y caro, pero además es utilizado por diferentes entidades públicas como escuelas del barrio, el hospital Argerich y una juegoteca. El jardín Nº 3, incluso, funciona dentro del perímetro del predio. Y, más allá de la discusión sobre el manejo de la actual comisión directiva de la Asociación y los altos costos de los alquileres y las actividades, en lo que coincide la mayoría de los vecinos es que la construcción de torres donde hoy hay verde, es una mala noticia.

La primera reacción fue convocar a una asamblea barrial “en defensa del espacio verde” para el sábado 5 de noviembre. Allí se trató de informar a los vecinos lo poco que se sabía. Se habló de un acta acuerdo que el Gobierno porteño, más específicamente la Subsecretaría de Planeamiento del Ministerio de Desarrollo Urbano, le habría presentado al presidente de la Asociación Catalinas Sur, Roque Maresca. Allí, según los vecinos, la Ciudad se compromete a otorgarle a la entidad un predio “bajo la figura de donación con cargo con instalaciones” a cambio de que la Asociación libere los terrenos que le fueran otorgados bajo la figura de “permiso de uso a título precario y gratuito”. Por ahora, aseguran, el acta no habría sido firmada por ningún representante de la Asociación.

El predio ocupa un cuarenta por ciento de la manzana rodeada por Pi y Margall, Necochea y su continuación Azopardo, Brasil y las vías, y fue cedido hace más de veinticinco años a la Asociación Catalinas Sur. El último acuerdo de cesión fue firmado en diciembre de 2010 y le otorga a la Asociación 20 años más de uso. Sin embargo, hay una cláusula que dice que el Gobierno podrá pedir que se reintegre el espacio antes de ese plazo “por razones de necesidad fundada”. Se desconoce, al menos por ahora, cuáles serían las razones por las que estaría pidiendo de regreso las tierras.

Algunos encontraron la explicación en una nota publicada por el diario La Nación en septiembre pasado donde se habla sobre la venta de un terreno del barrio. La noticia anunciaba que el Estado nacional ponía en venta terrenos en la Ciudad, uno de ellos a metros de la entrada de la autopista Buenos Aires – La Plata, para desarrollar oficinas y viviendas. Sin embargo, el predio en cuestión es, actualmente, propiedad de la Ciudad y no de la Nación.

Así y todo, si el acta acuerdo entre el Gobierno y la Asociación se llegara a firmar, aún restaría ser aprobado por la Legislatura. No sólo para que se efectivice el reintegro del predio sino también para modificar la zonificación urbana, si es que, como dicen, el objetivo es que allí se construyan edificios. En la Legislatura no ingresó ningún proyecto sobre estas tierras. “No podemos perder los pocos espacios públicos, verdes y libres de edificación que nos quedan. Tenemos que ser conscientes que los espacios que se pierden son irrecuperables, aun cuando las políticas públicas puedan cambiar en un futuro y pasen a preservarse y valorarse, estos espacios no los recuperamos”, señala el vecino y socio de Catalinas, Leonardo Sibio, uno de los que se encuentra en alerta para que “el quincho”, como todos lo conocen, no se transforme en cemento. Otros van más allá, y por las redes sociales alientan a luchar para que el espacio verde sea para toda la comunidad y no para el lucro. De ninguno.