Ajuste encubierto en los comedores escolares

“Chau paneras” es el slogan que eligió el Gobierno porteño para presentar un nuevo menú escolar más saludable que reemplazaría el pan, los alfajores y las galletitas por más frutas y verduras. Desde su implementación, los gremios y lxs docentes denuncian raciones más pequeñas y falta de reemplazos para los alimentos descartados.

Ajuste encubierto en los comedores escolares

Las fotos de las nuevas porciones no tardaron en circular por WhatsApp. Tres pedacitos de manzana, cinco gajos de mandarina o medio vaso de leche por chico. Una compotera con un flan a medias. Un plato bastante más grande que la porción y niños que antes usaban la rodaja de pan para empujar la comida al tenedor ahora lo hacen con sus dedos. Así llegó en la práctica el nuevo menú saludable que propuso el gobierno porteño. 

"Sabemos que el solo hecho de sacar el pan de la mesa es un simple recorte y no un mejoramiento de la calidad alimentaria, dado que las prohibiciones y las restricciones no son las acciones educativas que propiciarían la concientización y educación alimentaria”, advirtieron mediante un comunicado los docentes nucleados en la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

 “Para quienes transitamos las escuelas es claro que el pan sirve para cubrir muchos déficits que presenta el servicio de las concesionarias: ante el achicamiento de raciones, falta de comida por imponderables, muchas veces el pan se convierte en un recurso complementario en la alimentación”, señalaron.
 
Según explicó María José Gutiérrez, secretaria de Nivel Inicial de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), detrás de la iniciativa saludable hay un “recorte encubierto” en las raciones y comida que se manda a las escuelas. El nuevo pliego que determina las condiciones del servicio contratado por el gobierno porteño a las empresas de alimentos disminuyó en gramos las porciones, explicó la docente a este diario. El flan, por ejemplo, que antes venía en una porción de 130 gramos, ahora es de 90 gramos y no llega ni a la mitad de la compotera. La porción de pollo ahora es de 60 gramos por chico.
 
“Antes era un plato bien servido, en cantidad, ahora la comida es un círculo en el medio. Bajaron las raciones. En la ensalada de tomate y huevo el desafío es encontrar el huevo. Y de postre, cinco gajos de mandarina o un cuarto de flan, cuando antes se le daba a cada chico la fruta entera”, agregó la docente, que trabaja en la escuela Nº4 del distrito 19, ubicada en el barrio Ramón Carrillo, donde viven muchas familias con serias dificultades económicas. “El pan, esté mal o bien, muchas veces reemplazaba la comida cuando la calidad no era buena. Antes los chicos pedían llevarse a la casa el alfajor. Ahora cuando un pibe quiere repetir le tenés que decir que no hay más. ¿Sabés lo qué es decirle eso a un chico del barrio Ramón Carrillo?”, se lamentó Gutiérrez.
 
Fuente: Página 12