El ajuste llegó a las nocturnas

A través de una resolución, el Gobierno porteño estableció el cierre paulatino de las catorce escuelas comerciales y el achique de los bachilleratos y liceos que funcionan en el turno noche. La medida afecta a la población más vulnerable que necesita asistir a ese horario para poder trabajar. Docentes y alumnos ya anunciaron un plan para resistir. Por Juan Manuel Castro y Martina Noailles

El ajuste llegó a las nocturnas
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cerrará catorce escuelas comerciales nocturnas a las que asisten un total de 2.500 estudiantes. Una de ellas es el Comercial N° 1 Joaquín V. González que está ubicada en la esquina de la Av. Montes de Oca y Quinquela Martín, en el barrio de Barracas, donde se afectaría la inscripción de 240 chicos. En el mismo edificio funciona el Colegio N° 11 Hipólito Yrigoyen (ex Nacional 11) que si bien no es comercial también sufriría el cierre de la mitad de sus doce cursos.
 
“Al turno noche del Joaquín V. González asisten alumnas que son madres, jóvenes adolescentes que a la mañana y a la tarde trabajan, gente grande que del trabajo viene a la escuela para poder mejorar su salario con un título secundario, otros que vuelven a estudiar porque por distintos problemas no pudieron hacerlo antes; chicos que cuidan a sus hermanitos o a sus padres, muchos llegan de la villa 21-24, pero también hay del barrio y quienes vienen de la Provincia de Buenos Aires. Es decir que el cierre afecta a muchas personas que están buscando superar una situación personal que los afecta y los ha afectado toda la vida”. El que explica cómo las consecuencias del ajuste vuelven a recaer sobre los más vulnerables es Sebastián Hereñú Legna, docente de Derecho y Cívica en el Joaquín V. González desde hace una década. Mientras habla masca bronca pero no baja los brazos. Enseguida relata el plan de lucha que ya pusieron en marcha los docentes y alumnos para resistir la decisión del Gobierno.
 
Es que, a pesar de que al cierre de esta edición la Defensoría del Pueblo reunió a las partes para intentar alcanzar un acuerdo, los gremios docentes aclararon que no hubo ninguna solución y que los funcionarios volvieron a repetir lo mismo que dicen desde que se conoció la Resolución 4055, el 14 de diciembre pasado: que sólo se trata de una reestructuración pero que no habrá cierre de escuelas ni se perderán fuentes laborales ni vacantes. “Pero eso es falso, de hecho ya dejaron de inscribir a los alumnos de primer año. Por eso estamos anotando a mano a todos los que quieran terminar su secundario”. En el caso del JVG, según Hereñú, la resolución cerraría las tres divisiones de 1er año y al menos una de 2do. Al año siguiente ya no habría segundo y se cerraría algún tercero para después terminar cerrando todo el turno noche. En cuanto a las fuentes laborales, el cierre de primer año ya afecta en una primera etapa a unos 30 docentes (diez por división) más preceptores y ayudantes de clases prácticas. “Porque aunque el Gobierno diga que se van a mantener las fuentes solo se mantendrían los cargos titulares a costa de desplazar a otros docentes de otros turnos que quedarían afectados aunque no trabajen en el turno noche”, continúa.
 
Concretamente, lo que estableció la Resolución 4055/18 es que en 2019 se elimine el primer año de todas las escuelas nocturnas con Plan de Estudios Comercial Nocturno, que son catorce. De esta manera, se procederá a su cierre paulatino. También ordenó la fusión de secciones en colegios –como el 11 de Barracas- y liceos.
Desde Ciudad, la que primero habló fue Andrea Bruzos, subsecretaria de Coordinación Pedagógica. Dijo que se dará de baja un “plan de estudios de 1974 que está desactualizado” y que los estudiantes que ya están cursando podrán recibirse. Además, aclaró que no se pierden vacantes porque “sobran” para alumnos adultos que quieren terminar el secundario. También mencionó que a los docentes afectados se los reasignará: “Ninguno perderá su fuente laboral”. Agregó que en siete escuelas de bachilleratos nocturnos se unifican cursos para no tener “estudiantes dispersos”.
 
“Acá vienen personas en situación de vulnerabilidad social, se levantan temprano para trabajar y lo poco que les queda libre del día lo invierten acá para terminar sus estudios. Necesitan contención, no que les cierren las puertas. Nosotros somos docentes, enseñamos. Si hay que actualizar planes, que se haga con las escuelas abiertas”, consideró Luis Guerra, docente de Matemática de otra nocturna afectada, la 29 de Caballito.
 
Ante los paros y la resistencia docente, tomaron la palabra la ministra de Educación e Innovación, Soledad Acuña, y hasta el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien dijo: “Estamos construyendo 54 escuelas. Lo que va a cambiar son los planes de estudio de las nocturnas, que son de 1974. Tenemos cinco modalidades nuevas y hay acceso para todos”.

En contraposición, los gremios docentes denunciaron que el objetivo es el achicamiento del sistema público de enseñanza. Por eso durante la segunda quincena de diciembre hicieron paros, suspendieron actos públicos y salieron a juntar firmas en la puerta de las escuelas y en distintos parques y plazas, acciones que continuarán todo el verano. Además, de no haber marcha atrás ya pusieron en duda el comienzo del ciclo lectivo 2019.