Un mes de acampe por la urbanización de las villas porteñas

Vecinos de villas porteñas que mantienen una huelga de hambre junto al Obelisco, reiteraron su reclamo de diálogo al gobierno porteño y la urbanización de todos esos barrios, al cumplirse este miércoles los primeros 30 días de la protesta.

Un mes de acampe por la urbanización de las villas porteñas

La huelga de hambre comenzó el 21 de abril, cuando la Corriente Villera Independiente (CVI) montó una carpa en la Plaza de la República, luego de realizar varios reclamos de urbanización al gobierno porteño sin recibir respuesta alguna.

Vecinos de las villas se rotan desde entonces en ayunos con dieta líquida de 5 días, en grupos de siete u ocho cada vez, y según se anuncia mañana a las 16 se celebrará el primer mes de la carpa con una conferencia de prensa junto a artistas que apoyan el reclamo.

Valeria es una salteña que llegó al Bajo Flores hace 16 años “porque era el único lugar dónde se podía pagar el alquiler” y hoy forma parte de la quinta ronda de huelguistas en la carpa.

Los problemas del Bajo Flores “son los mismos que cuando llegué de Salta, seguimos inundados de líquidos cloacales cuando llueve y se siguen incendiando casas en invierno por los cortocircuitos del tendido eléctrico casero”, dijo a Télam.

“No queremos que nos regalen nada, exigimos los mismos derechos que hoy gozan los vecinos de Palermo, Barrio Norte o Recoleta, queremos electricidad como corresponde, agua que sea potable, que las ambulancias entren al barrio y que nuestros hijos tengan educación de calidad”, explicó.

Silvia llegó a la villa 21-24 en 2007, hoy comparte sus días en la carpa con su hijo Sebastián de 6 años y contó a Télam: “el barrio es el mismo desde que nací, hace 28 años que vivo en la villa y nunca pasamos una lluvia sin que rebalsen las cloacas”.

La huelga de hambre comenzó el 21 de abril, cuando la Corriente Villera Independiente (CVI) montó una carpa en la Plaza de la República, luego de realizar varios reclamos de urbanización al gobierno porteño sin recibir respuesta alguna. “No sé si la gente del gobierno porteño entiende lo que es vivir en la villa, nadie elige vivir sin agua potable y exponiendo sus hijos a caminar sobre mierda o rezando para que un cortocircuito en invierno no incendie la manzana entera”, agregó.

“Lo que sí tenemos -destacó- es el apoyo de la gente que pasa por acá, que se arrima y pregunta cómo estamos o firma el petitorio, o los que a la hora del almuerzo en las oficinas se pegan una corrida con sobres de sopa en polvo o cajas de té”.

Elena, de la 31 bis, dijo a Télam que “los problemas de las villas son más o menos los mismos porque nunca nadie se hizo cargo ni de las obras más básicas. Por eso todos estamos inundados por las cloacas, por eso los pasillos son pantanos y por eso se nos corta la luz cada vez más seguido”, apuntó.

“En la 31 nos faltan un montón de cosas, pero lo más grave no es que no nos hayan dado respuesta, sino que directamente no nos escuchan, nunca nos recibieron y solo vinieron al barrio en época de elecciones”, afirmó.

Mario, que viven en la villa 1-11-14, dijo a Télam que desde que armaron la carpa recibieron “muchas muestras de solidaridad, de muchos amigos y de mucha gente” que no esperaban y se acercó y de otra que “se enteró los problemas pasando por acá. Pero los únicos que no nos hablan son los del gobierno de la ciudad, que deberían darnos soluciones”, cuestionó.

“No estamos pidiendo privilegios, queremos que se cumplan nuestros derechos, porque no se trata sólo de las cloacas o la electricidad o el agua potable, la marginación también es institucional”, subrayó.

El huelguista afirmó que “la mayoría de las ambulancias no entran a las villas, y mucha gente se muere porque no puede salir; l.a Ciudad construyó algunos centros de salud adentro de los barrios, pero después alegan razones de seguridad y los dejan cerrados casi todo el día”.

“Queremos la misma atención sanitaria que el resto de los vecinos de la ciudad, que nuestros hijos tengan la misma salud y educación que los chicos de Caballito”, reclamó Mario.

Matías, un estudiante universitario que participa solidariamente de la huelga de hambre, dijo a Télam que “los problemas de las villas son problemas de todos los vecinos de la ciudad, porque el colapso habitacional no afecta a todos. Hace seis años que por mi militancia en `La Poderosa` recorro estos barrios y la situación es de un olvido y abandono intolerable”, aseveró.

“Hace falta que los políticos y los medios tomen verdadera dimensión de la tragedia que se vive todos los días en las villas, y que la gente sepa que hay chicos que van a la escuela caminando sobre la mierda, vecinos que después de una lluvia van a trabajar con los zapatos en la mano y los pantalones por las rodillas, o gente mayor o enferma que queda encerrada en su casa esperando la muerte porque no tiene cómo salir”, describió.

Juliana Lagomarsino, dirigente de la CVI, manifestó a Télam: “hace hace 30 días que montamos esta carpa en el lugar más céntrico de Buenos Aires y el gobierno porteño sigue negándose a hablar con nosotros, ni para pedirnos que nos vayamos”.

“Si están esperando que nos cansemos se equivocan, porque todos los días nos apoya más gente y eso nos da más fuerza, por eso mañana a las 16 vamos a celebrar que la carpa cumple un mes con una conferencia de prensa con artistas que nos apoyan”, anunció.

Fuente Télam