"Lo que para ellos es partícipe necesario, para nosotros es militancia"

 

Llegó a Barracas a los 18 años, al mismo conventillo donde vive ahora. Militó en la universidad y en la murga. Hoy, desde el Movimiento Evita, la lucha por la vivienda es una de sus premisas. Por eso acompañó a las familias que reclaman un techo en torno a la Villa 20 de Lugano. Y la Justicia la procesó. Por Luciana Rosende.

 

"Lo que para ellos es partícipe necesario, para nosotros es militancia"

 

Barraquense y peronista, dice el letrero fileteado en la puerta del Centro Cultural El Conventillo. Barraquense y peronista, como ella. Porque aunque Marta Yané nació en Bánfield, se instaló en el sur porteño al alcanzar la mayoría de edad. Hoy vive en el mismo conventillo al que llegó entonces. El mismo donde se instaló el primer local del Movimiento Evita porteño, el espacio político al que pertenece desde hace alrededor de una década. La lucha por la vivienda, la necesidad de una reforma judicial y el empoderamiento de los más vulnerables están entre sus premisas. Hoy, con 30 años de militancia a cuestas, está procesada en la causa que investiga la ocupación de terrenos próximos a la Villa 20 de Lugano.
 
Yo me acerco a la toma el segundo día, por necesidad de los vecinos”, cuenta Marta. “Mi labor particularmente era acompañar a los delegados a las reuniones con los legisladores, con los jueces, con el defensor del pueblo. Ir asesorándolos y traduciéndoles lo que se decía en lenguaje técnico. Iba asiduamente, me conocí con todos los vecinos de la toma. Íbamos viendo cómo lograr que el Gobierno de la Ciudad construyera las viviendas”, relata.
 
Sin embargo, el fiscal porteño Carlos Rolero consideró que había elementos para acusarla por el delito de usurpación, junto a otras seis personas. Una de las pruebas que presentó fueron escuchas telefónicas entre Marta y uno de los delegados. “En un momento yo le digo que tengo para llevar unas chapas, que eran para una señora que tenía un techito de nylon. Estaba embarazada y con dos criaturas”, describe. Por ese tipo de diálogos, a Marta se la acusa de haber organizado la toma y contribuido con materiales para construir de forma ilegal. “Lo que para ellos es partícipe necesario, para nosotros es militancia política. Es su lectura ideológica. Me procesan por lo que hago cotidianamente, igual que un montón de legisladores y compañeros”, define. El fiscal también pidió que se detuviera a Marta y al resto de los imputados pero la jueza Gabriela López Iñiguez lo rechazó.
 
Hija de obreros
 
Nació en una cuna peronista. Se crió entre el potrero y las trepadas de árboles. En una casa alquilada sobre calle de tierra, en Bánfield. Su papá era obrero gráfico. Su mamá trabajaba en la fábrica Alpargatas. Era la más peronista de la familia y pasaba mucho tiempo en la Unidad Básica del barrio. Hasta que llegó la dictadura. “Empecé el secundario en el ‘78. En esa época te enterabas que había gente que desaparecía del barrio, no tenías claro bien por qué”, hace memoria Marta.
 
En 1983, junto con el retorno de la democracia, Marta se independizó, se mudó al sur porteño, comenzó a estudiar abogacía y a militar. En un principio desde el ámbito universitario, donde formó parte de las luchas por abrir el centro de estudiantes. “Yo viví en la facultad lo que implicaba ser hija de obreros, en una época donde todavía iban de traje y alguna que otra con tapado de piel. Todos eran hijos de profesionales o comerciantes. Y nunca podía invitarlos a mi casa porque vivía sola en una pieza de conventillo, con un baño afuera. Me choqué con esa realidad”, cuenta.
 
Había llegado a cuarto año de la carrera cuando decidió llevar sus luchas a otra parte. “Entendí que el problema de la Justicia, que era un poco lo que buscaba, cambiar las cosas, no pasaba por estudiar y defender un caso o estudiar las leyes que ya habían sido dictadas –explica Marta-. Empecé a entender que había algo previo a que se dictara la ley, que era todo el proceso político que hacía que esos legisladores estuvieran ahí sentados, defendiendo tal o cual interés. Ahí me volqué de lleno a la militancia”.
 
Barraquense y peronista
 
Su militancia pasó por la Federación Juvenil Comunista, “La Fede”, y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), donde vivió la resistencia al menemismo. Por entonces formó parte de la murga Los verdes de Montserrat. “Era la época de más hambruna y menos laburo y desde la CTA entendíamos que los obreros no estaban en las fábricas, estaban en los barrios porque estaban desocupados. Entonces salimos a abrir locales barriales. Uno de los primeros en la Capital fue el de La Boca, en Almirante Brown”, comenta. Después militó en el Movimiento Peronista Auténtico y finalmente en el Movimiento Evita, que forma parte del kirchnerismo.
 
Su militancia en Barracas comenzó junto a un grupo de vecinas, con quienes organizó una asociación civil. “Poníamos una mesa en Vieytes e Iriarte los sábados a la mañana, tratando de lograr la participación de los vecinos y que se fueran formando en vivienda, educación, salud para dar batalla por sus derechos”, cuenta. En el mismo conventillo donde hoy vive, primero funcionó un centro comunitario. Hoy en Quinquela Martín al 2500 –donde sigue viviendo- hay apoyo escolar, taller de plástica para chicos, charlas sobre vivienda, etc. Entre afiches de Eva Perón, Che Guevara y Hugo Chávez, hay una guitarra, dos mates, cartulinas con letras del abecedario y banderines de colores. También hay chapas y maderas. Servirán para armar los puestos que al día siguiente se instalarán en la feria de economía social en la Villa 21-24. Chapas y maderas como las que necesitaban las familias de la Villa 20 de Lugano para resistir en un terreno donde se acumulaban promesas incumplidas de viviendas. Como parte de su militancia, Marta Yané acompañó esa lucha. Y terminó procesada.