Riachuelo y Pedriel: la esquina de las causas pendientes

Tras años de demoras (el primer llamado a licitación fue en 1995) comenzaron las obras para hacer la Estación de Bombeo Nº 5. Los obreros conviven con las familias de la villa 26 que todavía no fueron trasladadas del Camino de Sirga como ordenó la Corte Suprema. Por Juan Manuel Castro

 

 

Riachuelo y Pedriel: la esquina de las causas pendientes

Para hacer frente a las sudestadas e inundaciones en el sur de la ciudad, sobre la orilla del Riachuelo y Perdriel está en plena obra la Estación de Bombeo Nº 5 (EB5), un sistema de compuertas para evitar el ingreso de agua en los barrios. Es uno de los proyectos con el proceso licitatorio más extenso de la historia porteña. El llamado original (Nº 130/95) fue en la intendencia de Jorge Domínguez, tras cuatro años de estudios ambientales.

A mediados de los noventa se contrató a la firma Victorio Américo Gualtieri–Sabavisa, que por ese entonces llevaba dos años de actividad, para el “Servicio de Operación y Mantenimiento de las Estaciones de Bombeo de La Boca Barracas” (Decreto Nº 1.538/95). La idea original hablaba de hacer “una defensa costera en la margen izquierda del Riachuelo (entre la calle Luna y avenida Brasil), un sistema de colectores pluviales a lo largo de la zona costera de aproximadamente 6 mil metros de longitud y siete estaciones de bombeo” (considerandos del Decreto 259/13).
 
Con la obra sin terminar llegó la crisis del 2001 y el dólar se revaluó. La empresa y Ciudad, dentro y fuera de la vía judicial, determinaron los nuevos costos, según relata la Auditoría porteña en un informe de gestión de agosto pasado sobre “Mejoramiento del sistema pluvial”.
 
La Estación de Bombeo Nº 5, la obra que quedaba por hacer, comenzó a materializarse en 2012 al aprobarse el Expediente 2.751.166. Quedó bajo responsabilidad de Sabavisa-Merco Vial, cuyo supervisor es el Ingeniero civil Salvador Nicolás Caamaño, tal como informa el cartel de obra ubicado en la esquina de Luján y Perdriel, que además estima los trabajos en 24 meses y presupuesta más de 50 millones de pesos ($56.737.649).
 
A fines de 2013 se hicieron los estudios de suelo y luego comenzaron las obras. En la actualidad, en la vera del Riachuelo hay varias chapas que cercan el perímetro de trabajo. Por el horizonte se puede ver el ir y venir de excavadoras y palas mecánicas, también trabaja un bote en los muros de hormigón para drenar el agua que desemboca el arroyo al que servirá esta estación. Hay al menos una veintena de obreros y técnicos. Se puede ver el trabajo completo desde la calle Carlos Pellegrini, en la margen de Avellaneda.
 
A principio de junio, el ministro de Desarrollo Urbano porteño, Daniel Chain, visitó el lugar y celebró que con la EB5 se completa “el sistema La Boca-Barracas”.
 
En el cruce de Pedriel y el Riachuelo esta obra convive con otra causa pendiente para vecinos del sur porteño. Frente a las chapas que delimitan la obra están las familias del camino de Sirga que quedan por trasladar de la villa 26 a los complejos habitacionales que el gobierno porteño y la Legislatura acordaron en el marco de la Causa Mendoza.
 
Serafina Falagal, presidenta de la junta vecinal de la 26 y directora del comedor Los Ángeles, que está frente al EB5, asegura que ya deberían haberse ido del lugar. “Todo sería más fácil para todos”, enfatiza.
 
“En la obra, que hace como 18 años se debería haber hecho, nos dicen que van a estar un año y pico más. Cuando llegaron querían cerrar la calle y cortar árboles, decían que tenían que hacerlo para conectar el caño maestro, pero eso nos perjudica por el acceso de ambulancias. Además el ruido de las máquinas es molesto para los chicos que vienen al comedor”, dice.
 
“Nosotros ya nos tendríamos que haber ido, todos juntos y a la vez, pero las obras se demoraron. Por eso algunos sí fueron ubicados y otros no. Dijeron que van a tardar un año más hasta llevarnos a nosotros —agrega Serafina—. Parece que nos vamos a ir de la vera del Riachuelo al mismo tiempo en que terminen la estación”.