El código de la especulación inmobiliaria

Nueva altura y suelos más caros. Qué dicen los vecinos de La Boca y de Barracas y el Centro de Estudios Metropolitanos sobre la modificación al Código Urbanístico que impulsa el Gobierno porteño. 

Por Juan Manuel Castro 

El código de la especulación inmobiliaria

La Legislatura porteña debate la reforma del Código Urbanístico que fijará las reglas para construir edificios y planificar barrios en las próximas décadas. Para entidades patrimonialistas es un giño para fomentar la especulación inmobiliaria y encarecer el suelo. La voz oficial, sin embargo, sostiene que se busca modernizar la Ciudad. Mientras continúa el debate en la Comisión de Planeamiento Urbano que preside la legisladora oficialista Victoria Roldán Méndez de Vamos Juntos, los vecinos de La Boca y de Barracas asistieron a una charla explicativa, el pasado jueves 21 de junio al atardecer en el Club de Santa Lucía (Montes de Oca 1517). Las ponencias estuvieron a cargo del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), integrado por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y las Universidades Nacionales de Hurlingham y Florencio Varela (Arturo Jauretche). La convocatoria fue de Pymes Sur. “Es un tema muy importante que no está presente en el debate masivo. Y cuando hacemos estas charlas, los vecinos se enojan cuando se dan cuenta de que no están al tanto”, explicaron desde el CEM. El principal orador y director de UMET, Matías Barroetaveña, dijo que el Código Urbanístico actual es de 1977 y que tuvo modificaciones esporádicas. Señaló que es positiva la voluntad de reformarlo en forma íntegra, pero alertó que no hay una visión metropolitana: “Acá en Barracas y La Boca hay problemáticas comunes con Avellaneda, por ejemplo, que no se pueden mirar sólo desde la Ciudad”. Explicó que el Código busca aumentar la superficie a edificar en tierra privada eliminando “esquinas enanas” y emparejando la altura en cada manzana. Por eso, al tener más capacidad, se encarecerían los suelos e inmuebles. En la actualidad hay 27 alturas definidas por cálculos de terreno. El nuevo Código Urbanístico fija cinco que pueden aparecer en un mismo barrio. El máximo que se pretende es de 38 metros en avenidas principales y el mínimo de 10,5 en calles o pasajes. Hay que sumarles las retiraciones. El cambio también implicaría simplificar normas de construcción. El gobierno de la Ciudad busca que se incluyan usos distintos (residencial, depósitos, oficinas, centros comerciales a cielo abierto) en una misma zona. Al respecto, Barroetaveña dijo que los vecinos podrán vivir, trabajar y disfrutar el ocio en un mismo barrio aunque ese beneficio implicará un desafío de convivencia” y advirtió que “se está pensado en el desarrollo inmobiliario y no desde una perspectiva de movilidad”. Con ese Código, se desterrará el perfil fabril de Buenos Aires, que antaño forjó la identidad de muchos barrios, entre ellos, Barracas. En la disertación también estuvo Mónica Capano, especialista en patrimonio porteño. Dijo que hubo 12 versiones del Código hechas por el Poder Ejecutivo porteño pero la definitiva fue confeccionada junto a “grandes desarrolladores inmobiliarios que serán los beneficiados”. Los nuevos metros a edificar servirán para duplicar la población porteña, según fuentes oficiales. De esto se habla hace muchos años, desde que Mauricio Macri era jefe de Gobierno. Barroetaveña lo refutó: “La Ciudad no está preparada en cuanto a servicios. Faltan vacantes, se corta la luz”. Aseguró que hay una crisis para acceder al techo porteño mientras hay entre 200 mil y 350 mil viviendas ociosas: “En la Argentina intervenir en el mercado inmobiliario es mala palabra, pero en todo el mundo hay regulaciones como impuestos a casas vacías. Si el Estado no interviene, la situación social empeora”. Dijo que en los barrios de la Comuna 4 se sintió el proceso de gentrificación (encarecimiento del suelo para expulsar a sus vecinos tradicionales), sobre todo con los desalojos en conventillos. Sumó que Ciudad allí implementó Distritos como el de Diseño o de las Artes que sólo “funcionaron para bajar impuestos”. El código mantiene e incorpora nuevas Áreas de Protección Histórica (APH) y bienes catalogados. Será positivo por generar incentivos para que los propietarios preserven los inmuebles y diseñen construcciones sustentables. “No regula los terrenos públicos, Habilita la discrecionalidad sobre su uso y venta”, alertó Barroetaveña y explicó que habrá edificios patrimoniales, de catalogación por ley, de pocos pisos en zonas con permiso para varios. Esa diferencia de pisos se canjeará por metros a construir frente al Riachuelo o la avenida General Paz. Por su parte, Capano dijo que hay entidades patrimonialistas y barriales que militan “en desventaja” pero que continuarán con sus reclamos porque “las propuestas de los vecinos, que conocen el lugar donde viven, son mejores que las del Código de la especulación inmobiliaria”.