Comenzó el juicio por el asesinato del Paraguita
Ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº 1, los amigos de Toledo, Daniel Nadalich y Carlos Gavilán, de 25 y 24 años, contaron cómo Otero los persiguió luego de que el chico le recriminara una maniobra vial y cómo, una vez que “Paragüita” había muerto baleado y ellos se encontraban tirados en el piso, el policía los apuntaba mientras les gritaba “ya me cagué la vida, no me cuesta nada matarlos a los dos”. También declararon dos testigos de esa escena –el kioskero del puesto de diarios de la esquina donde ocurrió y el mecánico de un taller de la misma cuadra-y la madre de Toledo.
En sus testimonios, recordaron cómo el 15 de julio de 2017, cuando volvían a sus casas en la Villa 21-24, después de haber ido a bailar, tuvieron un pequeño incidente con otro auto, el de Otero, que no les cedió el paso, al pasar por una zona de la avenida Vélez Sarsfield que estaba en obra. Una cuadra después, en un semáforo, Toledo bajó del auto en el que viajaba con sus amigos, tomó un cascote del piso y golpeó la ventanilla del auto de Otero mientras lo increpaba. “Los amigos le gritan ‘volvé’, él vuelve al auto y arrancan normalmente. Apenas arrancan, cuenta Nadalich, se siente un chirrido y es el auto de atrás, que sale arando detrás de ellos. Ahí sienten el primer disparo, que pega en la parte de atrás del coche”, conto Verdú que relataron los testigos. Poco después, mientras seguía disparando (hay cartuchos de al menos ocho balazos), Otero puso su auto a la par del Alfa Romeo viejo en que viajaban los jóvenes. Uno de esos disparos atravesó una ventanilla y dio en el pecho a Toledo. La persecución continuó unas cuadras más, y terminó cuando Nadalich perdió el control del auto y subió a la vereda en la esquina de Vélez Sarsfield y Santo Domingo. Una vez allí, Otero amenazó a los jóvenes para que bajaran del auto y los obligó a tirarse sobre la calle, mientras ellos le pedían que llamara a una ambulancia para su amigo.