Organización y producción

Vecinos y vecinas de La Boca se reúnen en el Polo Productivo del Frente Popular Darío Santillán para capacitarse y trabajar en distintos emprendimientos autogestivos. El galpón está en Martín Rodríguez al 900 e incluye proyectos textiles, de serigrafía y gastronomía, entre otros. Texto y foto: Fabiana Montenegro

Organización y producción

Diciembre es mes de balance y proyección. Para los integrantes del Polo Productivo de La Boca, que funciona en el galpón de Martín Rodríguez 948, apoyados por el Frente Popular Darío Santillán, “este fue un año difícil y el próximo va a ser mucho más duro”. Sin embargo, para todos los que participaron de la última asamblea del año, la proyección es siempre la misma. Lo único que nos salva es la organización. La salida es colectiva. Así lo hizo saber Cintia, del grupo de productivo de la tarde, las chicas de las empanadas: “A pesar de la situación que estamos pasando en el país con este gobierno para ricos, que dice que somos negritos planeros, venimos a demostrarle que nosotros sabemos organizarnos y luchar por un trabajo digno”. Y Pato, un joven de 21 años, responsable del área de formación, agrega: “No bajar los brazos, seguir manteniendo el fuego de la lucha que tenemos adentro, por nuestra familia y por los que están alrededor”.

 
El Polo Productivo arrancó este 2018. Es un proyecto autogestivo y cooperativo que busca dar respuesta a necesidades concretas del barrio. Partiendo de la idea que todos sabemos hacer algo (soldar, coser, serigrafía), entre 45 y 60 trabajadores y trabajadoras llevan adelante diversos emprendimientos productivos en un trabajo igualitario, sin patrón y con los mismos derechos de cualquier trabajador formal. Brígida, del grupo textil, cuenta con la voz apretada de orgullo que este año empezaron capacitando a las compañeras con tres máquinas y ahora son 19 las que cosen guardapolvos, calzas, sábanas para hospitales, etc. Además del grupo textil están los de gastronomía, productos de limpieza, artes gráficas, serigrafía y el de vasos reciclados.
 
Resolver qué producir implica asimismo planificar cómo vender lo que se fabrica. En este sentido, el Polo Productivo promueve una comercialización entre cooperativas y dentro del Mercado de Consumo Popular (MECOPO). El MECOPO nació como respuesta a la situación económica que provocó el actual Gobierno y que se acentuó a partir de 2016 a través de medidas (devaluación, inflación, despidos, tarifazos) que afectaron fuertemente a las producciones de la economía popular. Se trata de un modelo de consumo que anula los intermediarios y especuladores, profundizando lazos directos entre producciones populares y consumidores que se organizan colectivamente y rompen el prototipo de consumo individual del mercado. Pero, al mismo tiempo, el Polo Productivo reclama que el Estado se haga cargo de comprar los productos de la economía popular y no que contrate a sus empresas amigas.
 
Por otra parte, el proyecto busca contener a los pibes del barrio, sacarlos de la calle, del paco. Cada quince días, un grupo de jóvenes, acompañados por Jesy –una de las impulsoras- se reúnen para pensar en asamblea, planificar y organizarse colectivamente, desafiando el ideal más caro del capitalismo: la santidad de la propiedad privada. Maxi, responsable del espacio Agite de la juventud del Frente, y Nahuel reconocen que el galpón es un “re logro porque los jóvenes están haciendo un trabajo que también los alimenta como personas, en un momento donde los derechos están siendo avasallados y no hay salida más que trabajar en un Mc Donalds”.
 
Para hacer frente a otras problemáticas sociales (drogas, violencia de género), se realizan talleres de formación como Abriendo caminos, un espacio de contención donde, de la mano de Margarita y acompañamiento psicológico, se trabajan las adicciones; Género, para fortalecer lazos de sororidad –como explica Daniela- entre las compañeras; y Salud que se ocupa de la vacunación en la salita 41, entre otras actividades.
 
Estos espacios buscan, en un sentido más profundo, dice Jhonny, un cambio social, “romper con el individualismo, sacar los vicios del sistema capitalista, ser más solidario con el otro. Quieren inventar que La Boca está llena de chorros, pero lo que hay es abandono del Estado y una connivencia narcopolicial donde los pibes terminan siendo soldaditos del narcomenudeo. En las asambleas se descubre que tu palabra vale, que hay otros como vos, que no estás desocupado porque querés, porque sos un vago, lo peor de esta sociedad. Nosotros nacimos en casas tomadas, somos parte del sistema de excluidos. Ahora, cuando los pobres se organizan y luchan, los medios los estigmatizan de piqueteros vagos, en un intento por desvalorizarlos. Nosotros demostramos que no es así, dando a conocer nuestro trabajo que es lo que nos dignifica”.
 
Flor de María milita desde hace dos años en Pueblo en Marcha y el espacio de género. Con estas palabras dio cierre a la asamblea: “Resistimos y avanzamos porque somos parte de un pueblo en marcha que no se detiene, porque el movimiento de los pueblos arrasa con la quietud de los sistemas vetustos y obsoletos, porque ante los avances del capitalismo y del neoliberalismo ofrecemos resistencia y propuestas, porque somos llamas de fuego que encendió Darío”.
 
Trabajar, en lugar de elegir la resignación. Crear, organizarse, resistir en forma colectiva es la representación más digna de la lucha de estos hombres y mujeres contra un sistema que los expulsa permanentemente.