Dos femicidios en una semana

Milagros Orieta tenía 21 años y vivía en la villa 21-24 de Barracas. Lorena Franco tenía 42, vivía en Dock Sud y era integrante de la murga Los Amantes de La Boca. Mili fue asesinada el 29 de enero. Lore fue internada por quemaduras el 3 de febrero y falleció el 22. En los dos casos, sus parejas dijeron que se trató de suicidios.

Dos femicidios en una semana

Carlos Daniel Basualdo declaró en el hospital que la noche del 3 de febrero Lorena Franco se roció en alcohol y se provocó a sí misma las quemaduras que, 19 días después, le provocaron la muerte. Estaban solos en su departamento de Dock Sud, no hay testigos. La causa judicial se inició como suicidio, pero la familia de Lorena, integrante de la murga Los Amantes de La Boca, no creen la versión de Basualdo porque conocen sus antecedentes violentos: familiares, amigos, compañeros de Lorena sabían que la volvía loca con celos, controles y amenazas, la vieron golpeada y vivieron muchas situaciones en las que creaba conflictos para alejarla de sus afectos. Además, el relato sobre los hechos que expuso Basualdo se contradice entre lo que peritó la policía, lo que dijo en el hospital y lo que transmitió a la familia. Por eso reclaman que la Justicia cambie la carátula y lo impute por femicidio.

Fernanda, hermana de Lorena, contó a Sur Capitalino que en los más de 20 años que llevaban de pareja, Basualdo ejercía violencia física, psicológica y económica contra su hermana. Y que a principios de marzo del 2020 Lorena sufrió un accidente en moto, provocado por Basualdo. Ese hecho, explica Fernanda, fue el primero de una escalada de violencia mayor que se agravó en los meses de aislamiento. Fernanda asegura que Lorena temía por su vida, que Basualdo amenazaba con matarla, que intentó separarse en muchas oportunidades, pero estaba atrapada en la relación porque temía perder su casa y a sus hijos.

“Ella estuvo 24 horas consiente, pero nosotros nos enteramos de que la habían internado cuando ya estaba entubada con un pedido de traslado a una clínica de alta complejidad. En el hospital no nos dejaban verla, el parte solo se lo pasaban a él cuando nosotros lo estábamos denunciando por violencia contra mi hermana. En el hospital minimizaron el hecho, no hubo un protocolo de violencia de género y familia”, cuenta Fernanda y recuerda que Lorena su hermana como una mujer formada en lo profesional –licenciada en Seguridad e Higiene, ex trabajadora de la refinería Shell-, que llevaba una vida activa, era coqueta, le gustaba el deporte, la comida sana y quería estudiar nutrición. Que el día anterior, le había llevado el traje de murga a su madre para que se lo arregle y que lloraba porque habían suspendido a Basualdo de Los Amantes y él no la dejaba ensayar ni salir al corso.

“Queremos saber la verdad. No podemos aceptar la versión del suicidio ni le creemos a él que decía que mi hermana estaba deprimida. En enero había abierto una dietética, había hecho un encargo para vender en la plaza y unas estanterías para mejorar el local. Yo pienso que una persona que se quiere suicidar no encarga un traje a principios de febrero para salir a bailar con la murga el fin de semana largo de carnaval”, reflexiona Fernanda mientras busca una respuesta.

Mili

Milagros Orieta vivía en la villa 21-24 de Barracas y tenía 21 años. La encontraron el 30 de enero ahorcada en la casa de Ariel Alberto Martínez, de 48 años, en Villa Caraza, Lanús. Según cuenta Lis González, secretaria de Géneros de la 21-24 y militante del Movimiento Evita, pudieron reconstruir que Martínez citó a Milagros en su casa luego de que ella le comunicara que dejaría de verse con él porque quería volver con su novio. La familia asegura que Martínez la agredía físicamente porque en varias oportunidades, luego de verse con él, Milagros volvía con marcas de golpes.

El acusado de femicidio fue detenido en cuanto hizo la denuncia del hallazgo del cuerpo, que intentó hacer pasar como un suicidio: los peritos indicaron que su versión no coincidía con la escena del crimen.

Milagros militaba en el Movimiento Evita como promotora de cuidados comunitarios, con tareas en las postas del barrio que proveen de barbijos, alcohol en gel e información sobre cómo prevenir el contagio de coronavirus. Se acercó por medio de una amiga; le gustaba el activismo social para poder ayudar a sus vecinos.