Tarde, pero se hizo justicia

Durante la jornada de ayer se conoció el fallo histórico que condeno al represor Miguel Osvaldo Etchecolatz a reclusión perpetua, a cumplir en una cárcel común, por su responsabilidad en los "delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio".
Tarde, pero se hizo justicia

Por primera vez, la justicia reconoció jurídicamente el genocidio lo que hace pensar que el falló sentará precedente para el resto de las causas por crímenes durante la dictadura.

El Tribunal Oral Nº 1 reconoció que los secuestros, torturas y homicidios perpetrados por Etchecolatz fueron cometidos como parte de un plan sistemático de exterminio implementado por el Terrorismo de Estado.

Por unanimidad, los jueces condenaron al represor a prisión perpetua, invocando su responsabilidad en privaciones ilegales de la libertad, torturas y homicidios.

Cuando el presidente del Tribunal, Carlos Rozanski, comenzó la lectura al veredicto del juicio oral contra el ex Director de Investigaciones de la Policía provincial, Etchecolatz, las víctimas, testigos y familiares que se encontraban en el recinto estallaron en cánticos y aplausos cargados de emociones.

El cinismo que invadió el tribunal al momento de los alegatos de los abogados defensores del represor -Luis Boffi Carri Pérez y Adolfo Casabal Elía- y del propio Etchecolatz, quién se definió como "un prisionero de guerra", poco pudieron hacer.

El veredicto se cerró con la esperada respuesta: "Que el nombrado quede alojado en su actual lugar de detención, el Complejo Penitenciario Nº 2 de Marcos Paz".

Con esas palabras se clausuró los discursos cargados de hipocresía y procacidad de la defensa y del represor que deberá permanecer el resto de sus días en el penal.