Desigualdad al cuadrado

Ante el repetido panorama de vacantes agotadas en las zonas del sur porteño, el diputado nacional macrista, Cristián Ritondo, y la legisladora porteña del mismo bloque, Soledad Acuña,presentaron un recurso de amparo para destrabar esta grave problemática.
Desigualdad al cuadrado

Las palabras del ministro de Educación, Alberto Sileoni, quién aseguró que “no habría un solo chico de 5 años que se quede sin vacante para comenzar el preescolar el año que viene”, parecen no haber tenido eco en los barrios de Villa Lugano y Villa Riachuelo.

Según informes de la Defensoría del Pueblo, que viene denunciando esta grave problemática educativa desde 2002, el 71 por ciento de los chicos que no consiguieron una vacante son de los distritos escolares de la zona sur.

Precisamente, esta situación fue la que reflejó la presentación judicial realizada en diciembre por los funcionarios ante el Juez Andrés Gallardo.

A las madres y padres que concurrían a los establecimientos de la zona, se les negó la incorporación de sus niños al sistema educativo primario del distrito escolar Nº 21, por no contar con espacio físico para que asistan a clases durante el ciclo electivo de este año.

El amparo judicial, exige "vacantes escolares en el distrito escolar Nº 21", para que de manera "inmediata y urgente" el Gobierno tome mediadas "precautorias" a fin de satisfacer la demanda de vacantes a través de la "cobertura absoluta en el distrito de la zona" y en caso de no existir vacantes garantizar el traslado gratuito y supervisado a colegios de otros distritos. Además reclaman con la medida judicial una solución de fondo, la construcción de escuelas.

El juez Gallardo, hizo lugar al pedido judicial ordenando al Gobierno porteño, concretar la inscripción en las escuelas del distrito Nº 21, de todos aquellos que se domicilien en el mismo, con preferencias a los que provengan de otras zonas. Y en el caso de no contar con espacio garantizar la admisión en otros establecimientos y ofreciéndoles transporte.

Esta situación no hace más que aumentar el desequilibrio norte/sur que signa a la ciudad, profundizando la brecha con la exclusión no sólo material sino también simbólica.