La otra economía

 

Tener derechos laborales. Acceder a un crédito. Mejorar las condiciones de producción y comercialización. Con esos objetivos, más de veinte emprendimientos del sur porteño conformaron la Mesa de Economía Social y Popular que ya organizó dos ferias en la Plaza Matheu.
Por Martina Noailles

 
 

 

La otra economía

 

Banderines de mil colores dan la bienvenida. Cada puesto despliega el trabajo y el esfuerzo de manos gastadas. Verduras, juguetes, remeras pintadas, alfajores, tazas estampadas, panes, fotografías, dulces y mieles… Con los primeros calores de la primavera la Plaza Matheu se convirtió en escenario de una nueva feria. “Pero esta no es una feria cualquiera, es una feria para vender, visibilizar y encontrarse; es una feria de lucha”, resume uno mientras acomoda sus productos una y otra vez sobre el tablón.
 
Concretamente, la feria que el 5 de octubre se desplegó en la Matheu es una de las acciones de la Mesa de Economía Social y Popular del Sur, un espacio que desde hace algunos meses reúne a diversas experiencias de raigambre popular, con una larga historia de lucha y organización, que se dedican a la producción, distribución y comercialización de bienes y servicios. Otra de sus patas es la universidad que aporta otro tipo de saberes pero con el mismo fin: afianzar la organización y reclamar por los derechos de esta economía que, aunque informal, es más que importante, sobre todo para los sectores empobrecidos de la Ciudad.
 
“La decisión de construir la mesa surge a partir de reconocernos como trabajadores en búsqueda de conquistar los derechos que el conjunto de la clase trabajadora posee”, se presentan en un folleto donde un inmenso sol ilumina los techos del barrio. Los reclamos y reivindicaciones son claras: establecer un marco jurídico y fiscal a través de la sanción de una ley que dé impulso sustentable al sector de la economía social y popular; acceder al derecho laboral vigente y a la seguridad social; e incentivar desde el Estado el desarrollo y la promoción del sector a través de la mejora en las condiciones de producción y comercialización, contratación directa, el armado de redes de comercialización y producción, y la ampliación de las líneas de capitalización, financiamiento y capacitación.
 
Y es que si bien involucra a muchas familias, los emprendimientos que se enmarcan en la llamada economía social son en su mayoría informales. Esta “informalidad” implica que quienes día a día los llevan adelante no poseen los derechos laborales y sociales que sí tienen quienes trabajan en relación de dependencia. Jubilación, obra social, vacaciones y aguinaldo, son algunas de las ausencias más importantes. 
 
Otro de los obstáculos con que se encuentran quienes impulsan microemprendimientos y cooperativas es la falta de acceso a créditos para aumentar la calidad y cantidad de los productos que ofrecen o sumar manos al trabajo. El estancamiento y la subsistencia se transforman así en el lugar común.
 
Matías Larsen es antropólogo y coordina el equipo de Economía social, trabajo y territorio del CIDAC (Centro de Integración y Desarrollo para la Acción Comunitaria), que depende de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Desde el instituto de extensión, ubicado en Barracas en Suárez y Lafayete, se dedican “a generar proyectos junto con organizaciones comunitarias, sociales, políticas que tiendan a fortalecer a las mismas organizaciones y a la comunidad”.
 
Los miembros del CIDAC fueron quienes observaron que en el barrio no existía un espacio que nucleara a los emprendimientos y a las cooperativas ligadas a la producción y a la comercialización. Así fue que se acercaron y propusieron. “Así fue que convocamos a todos a pensar ejes centrales como cómo vincularse con el Estado y las políticas públicas, como fortalecer y buscar mayores líneas de trabajo, y cómo conquistar los derechos de los trabajadores”, explica mientras desde las camionetas bajan sonidos y carpas.
 
De esa convocatoria abierta surgió la mesa que primero reunió a una decena de organizaciones del sur porteño y que actualmente ya duplicó sus integrantes. Sedeca, Cooperativa Spa, Movimiento Evita, Agrupación Aukache, Frente Popular Darío Santillán, Cooperativa La Paquito, Cooperativa El adoquín, Cooperativa 1ro de julio, Movimiento para todos todo, Cooperativa Hilvanando Ideas, Tienda social Manos de mi Tierra, Cooperativa Los pibes del Playón, Cooperativa textil Los Pibes, son algunas de ellas.
 
El desafío es entonces organizarse y afianzar este espacio colectivo para que, desde una multiplicidad de actores y miradas, logre hacer visible una problemática que incluye a todos y todas: una informalidad que, según coinciden, la gestión de la Ciudad no busca revertir con políticas públicas. Por eso, convocan a sumarse y participar.