Desprotección

 Vecinos de Parque Patricios reclaman la conservación del centenario edificio donde cantó Gardel. En un amparo, la Justicia ordenó al Gobierno porteño que no otorgue permisos para demoler la propiedad, que está en manos de una empresa constructora. La Ciudad apeló y rechazó protegerla por ley. Intereses dentro del Distrito Tecnológico. Por Silvia Vepstas.

 

 
Desprotección

El Distrito Tecnológico avanza. La iniciativa, que ya lleva seis años en Parque Patricios, sigue necesitando espacios, inmuebles y terrenos para atraer la inversión de la mayor cantidad posible de compañías de comunicación y tecnología. No importa si se trata de un edificio histórico y de gran valor cultural como el Cine Teatro Urquiza. El lugar, que albergó a figuras de la talla de Tita Merello y Carlos Gardel, corre riesgo de ser demolido. Por ahora, un amparo de la Justicia frena cualquier intento de obra. Y si bien es propiedad privada, el Gobierno porteño no ha dado ninguna muestra de querer proteger el patrimonio. Por eso, los vecinos siguen en alerta reclamando que ese ícono del barrio, donde muchos pasaron su niñez y juventud emocionándose con una película o una orquesta en vivo, no se transforme en escombros.

Ubicado en avenida Caseros 2826, el teatro abrió sus puertas en 1920 con una sala con más de mil butacas. Pero la historia, rica en cultura pero también en traspiés económicos, hizo que un día, por los años sesenta, el cine cerrara sus puertas. El dueño vendió el edificio y –tal vez sin saberlo- junto con él, la riqueza cultural que el teatro representaba para varias generaciones del sur porteño. Así, butacas y pantalla dieron lugar a una concesionaria de autos de la firma Fangio, que funcionó allí muy poco tiempo. Después, el edificio quedó en manos de Establecimientos Campana SACIFIA, la dueña actual y durante los últimos 40 años se convirtió en supermercado.

El edificio, que aún conserva su fachada, sus techos y paredes con molduras internas de casi cien años, fue alquilado a distintos supermercadistas hasta que, en agosto del año pasado, los comerciantes chinos que alquilaban el lugar colocaron el cartel que encendió la luz de alerta de los vecinos: “Nos vamos por construcción”.

La noticia despabiló a los vecinos quienes registraron que, como muchos otros terrenos y casas históricas de la zona, el centenario cine teatro sería víctima del negocio inmobiliario, para ser demolido y convertido en un edificio de oficinas o un estacionamiento.

Se juntaron. Primero fueron diez vecinos. Después cincuenta. Y ahora, son miles los que piden que el Urquiza no sea sólo un recuerdo. Para concientizar sobre el valor histórico y cultural del lugar, realizaron durante los últimos meses diversas actividades y presentaron en la Legislatura porteña dos proyectos de ley: uno, con el apoyo de ocho bloques opositores (y la ignorancia del PRO), para pedir la expropiación del edificio. Otro, para lograr su protección como Patrimonio Histórico y Cultural. En verdad, el Urquiza está protegido por la Ley No 14.800, conocida comúnmente como la Ley de Teatros; y por la Ley de Patrimonio, que prohíbe demoler edificios anteriores al año 1941 sin expresa autorización. Sin embargo, el Gobierno porteño desestimó, sin fundamentación alguna, la protección del edificio. Por eso, los vecinos se presentaron a la Justicia y lograron que la jueza Lidia Lago, titular del Juzgado No 7 en lo Contencioso Administrativo porteño, dictara una medida cautelar que le ordena al Gobierno de la Ciudad que se abstenga de otorgar permiso alguno para demoler y/o construir en la propiedad de avenida Caseros 2826.

Pese a la historia del teatro, a las leyes que lo protegen y al reclamo de los vecinos, que no se oponen al crecimiento de la ciudad ni al Distrito Tecnológico pero que claman por recuperar el teatro de su barrio, el Ejecutivo porteño apeló la cautelar y la causa pasó a segunda instancia en la Cámara de Apelaciones a donde ahora espera resolución.

Privado y destrozado

“Ese es un edificio privado en el que no nos metemos”, dicen que dijo el jefe de Gabinete de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, cuando un vecino se animó y le preguntó por el teatro durante una recorrida de campaña meses atrás. Quien también puso en duda una posible intervención del Gobierno porteño fue la legisladora del PRO y presidenta de la Comisión de Cultura, Lía Rueda, quien al ser consultada por Sur Capitalino señaló: “El reclamo de los vecinos será tratado esta semana –en referencia a la primera de julio- pero expropiarlo va a ser muy difícil porque no está dentro del presupuesto del Gobierno. Si hay algún privado que lo quiera recuperar, que lo haga, pero creo que (el Cine Teatro Urquiza) está destrozado”. Respecto a la protección del edificio como valor histórico patrimonial, Rueda aseguró que si bien “no está protegido, tampoco está desestimado. Recién ahora entrará a la comisión un pedido para protegerlo”. Sin embargo, tanto en la página web de la Ciudad como en comunicación telefónica con la Comisión de Asuntos Patrimoniales del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, Sur Capitalino pudo confirmar que la protección del edificio, a través de la ley 14.800, fue desestimada. Como jugando al Gran Bonete, el Gobierno porteño, la Legislatura y los dueños del edificio (ver recuadro), se pasan la pelota uno al otro. Como una papa caliente que nadie quiere agarrar, pero que todos quieren morder. En el medio, los vecinos sostienen su reclamo. Y abajo, bien pisoteada, la historia cultural de un barrio. Así, ¿está buena Buenos Aires?

De industria alimenticia a constructora

La dueña del edificio es Establecimientos Campana. Fundada en 1971, originalmente se dedicaba a la industria alimenticia. De hecho, el primer supermercado que funcionó allí se llamó Campana. Luego le alquilaron a otros supermercados hasta que el último, de origen chino, cerró en agosto de 2013. Sugestivamente, tres meses después Establecimientos Campana cambió ante la AFIP su actividad comercial: de industria alimenticia por 40 años pasó a “construcción y reforma de edificios y servicios inmobiliarios por cuenta propia o arrendados”, desde noviembre de 2013. Un volantazo comercial bastante brusco para una empresa histórica.

Tras muchos intentos, Sur Capitalino logró hablar con un vocero de la firma que pidió no ser identificado. Y, como acogiéndose a la tercera opción de las encuestas, no respondió ni si, ni no. Simplemente “no sé”. La única frase que repitió ante cada pregunta fue: “El directorio me mandó decir que está todo en manos de la justicia”.