Un barrio con esencia de pueblo

Con su bellísima voz y miles de sueños en la mochila, Nerio González dejó su Tucumán natal para hacerse escuchar en Buenos Aires. Así, este cantor popular y maestro de música desembarcó en La Boca, “un barrio con esencia de pueblo”. Por Leandro Vesco
Un barrio con esencia de pueblo

Nerio nació en Tucumán con el predestino de la música, creció en la vereda de la Cervecería Norte en el Barrio Villa Urquiza de esa ciudad. Su padre era panadero y junto con sus tíos tenían una panadería en un pueblo a 50 km de su casa. “Papá venía los fines de semana”, rememora la figura paterna. El predestino se presenta siempre bajo la forma de una cadena de insospechadas casualidades. Al comenzar la secundaria, tenía que elegir entre dos cursos, uno de Vida Natural, y el otro, Música. Había muchos anotados, pero lo tocó el segundo. No tenía guitarra, que es como decir que había conseguido un taller pero no la herramienta, vueltas de la vida, en el velorio de su querido abuelo Federico ve una vieja guitarra que perteneció a un tío quien se la da, la muerte transmutó en vida. Allí nació a la vida musical.

 
“Mirando a mis amigos aprendí a tocar la guitarra. Yo no sabía lo que era cantar”. Pero había una entonación en Nerio que era notable. Junto a su hermano Javier comenzaron a ensayar algunos acordes hasta que un día su padre los oyó y les mostró el camino. “Yo no sabía que mi padre era cantor”. Luego en el Colegio Nacional, su profesora de Música, Norma Abdelnur lo juntó con un grupo de jóvenes para formar una banda. “Nos dio confianza y nos llevó a tocar a los lugares más importantes de la ciudad”. Mientras tanto, Nerio pasaba horas sentado sacando melodías. “Siempre fui autodidacta. Nunca se deja de estudiar música”. Cuenta que cuando ingresó al Conservatorio, se aburría. “Siempre busqué la sencillez, y la claridad”. Su voz, es un ejemplo de cómo logró alcanzar ese objetivo.
 
La vida le puso a Javier Fiori en su camino, en su casa oyó por primera vez al Chango Farías Gómez y a Raúl Carnota. “Me di cuenta que había otro folklore, más cercano a lo social, que contaba la vida de las personas comunes”. En esa huella transitaría de ahora en más su vida artística. Formó un grupo que se llamó Nahuen, que significa energía en mapuche, y comenzaron a tocar en las peñas de la facultad de Bellas Artes y en cuanto lugar podían. Pero su búsqueda era real y profunda. “Sentí esa terrible necesidad de hacer algo con mi vida fuera del pago chico. Necesitaba saber bien qué es lo que quería transmitir”. Desvelado y con esa seguridad de los que saben bien que hacen lo correcto, decidió dejar su Tafi Viejo, la ciudad de los poetas y las flores.
 
“Llegué a Buenos Aires con la urgencia de que alguien me oiga cantar”. Su predestino lo llevó a tocar en la prestigiosa Peña del Colorado, allí lo oyó Claudio Sosa, quien manejaba el lugar, y lo invitó a tocar con regularidad. En el año 2009 estuvo a punto de morir a causa de la gripe A, la música lo salvó. Patricio Gómez Saavedra y Javier Fiori lo rescatan de ese pozo ayudándolo a concretar su primer disco, “Elemental”. “El disco me cambió todo, marcándome un rumbo. Es un ida a y vuelta a Tucumán”. Nerio es además docente de música y vive en La Boca con su esposa y dos hijos: “El barrio tiene la esencia de un pueblo, está inundado de un sentimiento popular. La música puede cambiar la vida, tirar muros gigantes de egoísmo, es mi cable a tierra”.
 
nerio_gonzalez21@yahoo.com.ar / Fb: Nerio Gonzalez
Clases de canto popular en Movete Catalinas, Blanes 373