Haciendo música con los pibes

La Orquesta Infantil y Juvenil de La Boca festejó sus seis años de vida. Con su apuesta al futuro, brinda formación y contención a 150 chicos de entre siete y diecisiete años que encuentran en la música un camino posible para escribir su propia historia. Por Silvia Vepstas
Haciendo música con los pibes

Entre un La sostenido y un Si natural, los ojos negros de Sofía brillan y esperan ansiosos su entrada. Sus manos, pequeñas para once años, no tiemblan mientras sostienen los palillos con los que, dentro de dos compases, hará sonar la batería. Los violines estiran su última nota y el chelo marca un nuevo tiempo: es entonces cuando suena la percusión que vaticina el final de la obertura. Las notas exquisitas traspasan paredes y ventanas y se pierden por la calle Benito Quinquela Martín al 1000 donde, seguramente, el maestro del pincel también está parado escuchando el concierto.
 
Se trata del ensayo de la Orquesta Infantil y Juvenil de La Boca que funciona en la Escuela 4 y que acaba de cumplir seis orgullosos años. Integrada por alrededor de ciento cincuenta chicos de entre siete y diecisiete años, que llegan desde distintos barrios pero que, en su mayoría, son de La Boca y Barracas, pertenece al programa Música por la Equidad que el Gobierno porteño lleva adelante desde 1998.
 
Con el objetivo de acercar a los chicos la enseñanza gratuita de música, las Orquestas Infantiles y Juveniles se fueron creando en distintos barrios porteños, pero es en La Boca donde, además de cumplir una función educativa, la orquesta significa una contención social y una posibilidad real de superación para muchos niños y adolescentes que encuentran en el sonido del trombón y la flauta traversa una pasión por la cual vale la pena apostar a futuro.
 
“La idea no es formar músicos profesionales –dice Sergio Catalán, director de la orquesta- aunque en la Filarmónica toca un chelista muy joven que surgió de este proyecto y una flautista que ahora estudia en Francia; pero sí puedo asegurar que encontrarse aquí con la música es una experiencia que a los chicos los va a ayudar en la vida. Puede pasar que aquí descubran su vocación y vayan al conservatorio o que vengan a pasarla bien un rato y después dejen. Esa también es una propuesta valedera y, en el futuro, van a transformar esta experiencia con la música en lo que hagan”.
 
Y si de experiencia y vocación se trata, Francisco, de 14 años, ya puede dar cátedra. Él es el “hombre” de la casa de una familia llegada de Paraguay. Hace seis años que toca la trompeta en la orquesta y tiene más que claro que quiere dedicarse a la música. Sin embargo, estudia el secundario industrial “para poder tener un oficio y trabajo seguro” aunque eso no es lo que le gusta. Consciente de la necesidad económica de su familia, de quien recibe apoyo y contención, se anotó en el conservatorio de música a contra turno del secundario. En plena adolescencia, Francisco sabe lo que es esforzarse.
 
En el repertorio del ensayo es el turno, ahora, de la versión sinfónica de Caminito. Los pequeños grandes músicos acomodan las partituras y preparan sus instrumentos. Uniformes de colegios privados y camisetas de Boca se aúnan en la música que no sabe de desigualdades. Todos tocan a su turno: los más experimentados y los que comenzaron hace meses.
 
Las notas de Caminito suenan fuerte en el aula de la escuela acostumbrada a escuchar, de día, el bullicio del recreo y, después de las seis de la tarde, acordes y melodías. Los profes de música enseñan a tocar y a amar cada instrumento. Y también son testigos de los penares de algunos de sus concertistas cuando historias tan comunes del barrio, como los incendios o los desalojos, golpean fuerte. Por eso, junto a los docentes, trabaja un equipo de psicopedagogos que hacen puente con otras áreas del gobierno porteño para ayudar a los más postergados.
 
Detrás de cada músico de esta orquesta hay una historia diferente. Como la de Sofía,  que hace un año fue con sus padres a un concierto de Lollapalooza, se enamoró de la batería y, desde entonces, integra la orquesta. Y la de Maxi, de 8 años, que sueña con tocar el trombón pero comenzó con la flauta porque su estatura aún no le permite manejar el instrumento deseado. O la de Damián, Micaela y Blanca, que tocan la viola, y el mes pasado fueron a audicionar al Colón. O la de un grupo de niños que viven en un conventillo del barrio chino y, como sus padres no podían venir a la escuela a presenciar sus ensayos, junto con sus docentes armaron un concierto en el patio de su casa e impactaron a sus vecinos.
 
Estas historias, más las ilusiones de un futuro ideal para estos chicos de La Boca, se mezclan con blancas, negras y corcheas. El director de la orquesta y los docentes de música han sabido cambiar, muy bien, un gran signo de interrogación en lo que a esperanzas se refiere, por una bella clave de sol. Y un pentagrama hoy se convierte en un renglón en blanco donde los pibes pueden escribir su propia historia. Con música. Con equidad. Con superación.

 

 
Dónde y cuándo
 
La Orquesta funciona en la Escuela 4 de Benito Quinquela Martín 1081. Las clases de música y los ensayos son los martes y jueves, de 18 a 20, o los sábados de 9 a 13. Este mes abre la inscripción para comenzar en marzo del 2015. No es necesario tener conocimientos previos de música ni comprar el instrumento elegido, ya que la orquesta le otorga a cada niño su instrumento para que lo lleve a su casa y lo tenga durante todo el año. La enseñanza es gratuita.