Vito va al museo

De la mano de un títere, un violín y un mago, alumnos de escuelas de La Boca recorren la historia del barrio y de sus artistas desde el aula. El proyecto itinerante está impulsado por el Departamento de Educación del Museo Quinquela. Por Cecilia Tangir

 Vito va al museo

A través del teatro, la magia, los títeres y la música el Departamento de Educación del Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín ayuda a los chicos de las escuelas primarias de La Boca a acercarse al arte. Para ello desarrollan, hace dos años, el proyecto Vito va al museo, en el que un ñino del 1900, encarnado en el títere Vito, acompañado por su maestra de violín y el Mago Escaron intervienen en las aulas y salones de actos con juegos, cuadros e historia.


La propuesta es acercarse a las clases, siempre acompañando la línea pedagógica de las intituciones y utilizando las obras de arte como una herramienta.“Lo que queremos trasmitir es que el arte no es una cuestión para entendidos, buscamos romper con la idea de que los artistas son algo por encima del resto de la gente”, explica Eduardo Leonardis coordinador del Departamento de Educación del Museo y agrega: “Las mayoría de los pintores de La Boca eran como son ellos, entonces creemos que todos los chicos son artistas y ponemos las condiciones para que se expresen”.

La biografía del títere Vito, manejado en escena por Raúl Fernandez, lo sitúa a principios del siglo XX, cotemporáneo a Quinquela, hijo de inmigrantes y que ahora, por una cuestion mágica, habita el museo. Aunque sea de otra época, comenta Eduardo, además de la altura, comparte dificultades con los chicos, no le gusta estudiar y eso hace que se genere con él una identificación.

“Intentamos acercar la historia del museo, del barrio, trabajamos para que el niño pueda aprender en un entorno seguro y afectivo donde pueda probar, desarrollarse y equivocarse sin temor”, sintetiza Leonardis.
Acompañan a Vito la violinista Marisa Corral quien oficia de maestra del personaje y el Mago Escaron, interpretado por Javier Parcero, que representa a la gran colección de Mascarones de Proa que posee el lugar y con el que quieren generar una especie de mitología del barrio en la cual el museo sea un lugar donde suceden cosas mágicas.

El proyecto hace foco en los primeros años del ciclo lectivo y trabajan según la problemática que presente el grado. Hay cursos con problemas de lecto escritura donde se les pide a los niños que ayuden a Vito a escribir la historia del barrio, del museo, su biografía o los llevan a la biblioteca para que le lean algún cuento. También cuando se realizan reuniones más multitudinarias se hace la presentación del museo, la historia del títere a través de obras de arte, rompecabezas, todo en asociación con los profesores de plástica de las instituciones. Cuenta además Leonardis que han podido demostrar que con este proyecto se disminuye el nivel de violencia y conflictividad de los grupos.

“El museo de Quinquela es muy demandado por el sistema educativo de la ciudad y a veces no se puede cumplir con todos los pedidos por un tema de tiempo y espacio”, confía Eduardo y resalta que el proyecto de Vito lo que busca es justamente que los chicos lleguen al museo de otra manera, desde su propia escuela y que si les despierta interés puedan volver con sus padres.