¿Luchando contra molinos de viento?

¿Luchando contra molinos de viento?

 

Se va el año, esta es la última columna de un año lluvioso, ventoso y con muchos cambios para los barrios y los que vivimos en ellos, el ‘mal gobierno’ de la ciudad avanza con sus políticas expulsivas, con sus distritos decretados e inconsultos como si fueran las formulas mágicas para los barrios del sur, que no paran de sufrir las políticas de topadoras, desalojos, cierres de centros culturales, etc.,  pero hay algo que resiste, que sigue resistiendo y luchando contra estos molinos de viento, nuestros espacios públicos, lugares en común que elegimos todos los que no tenemos oportunidad de pagar un lugar privado para disfrutar, para encontrarnos y para generar lazos y redes que tanto nos quieren sacar.

 
Venimos resistiendo, elegimos defenderlos, porque son nuestros, tenemos derecho a defenderlos, a usarlos en cualquier momento y de la forma que queramos, jugando al futbol, corriendo, sentados tomando aire -porque el calor aprieta en la habitación cuando nos cortan la luz-. Las experiencias nos van enseñando, haciendo fuertes, nos van conectando, nos hacen más solidarios y compañeros con el vecino que vive al lado, a la vuelta o en el otro barrio y viene a compartir y sociabilizar sus experiencias. Viene de ser reprimido en la Sala Alberdi, en el Borda, del Parque Centenario, del Cine Libre parque abierto, de los Libros de la Esquina, de los desalojos, del Parque Ameghino con esa experiencia de huerta comunitaria tan linda y cargada de lucha, de parar las rejas en la Plaza Mafalda, de la Red Interparques, desde La música en la calle no es delito, de las ferias populares y desde muchos otros espacios más que seguirán luchando por el bien común.
 
Por eso desde el Parque Lezama y desde esta Asamblea queremos agradecerles por leernos todos estos meses y haber participado en la lucha, los que paramos las rejas en el Lezama fuimos todos, cada uno acá y allá puso y aportó para el bien común, muchos son los que nos miran, no entienden por qué algunos decidimos levantar la cabeza y mirarnos; ponen trabas y palos (o miedos), pero también muchos otros empiezan a replicarlo en su esquina, en su barrio o en su plaza, y ampliando la mirada entienden que las formas van cambiando, que la cosa pasa por el de al lado, el que nos encontramos en la vereda, en el Parque, y que desde ese lugar se logra, se logra la fuerza para hacernos escuchar y demostrar que podemos decidir sobre nuestros barrios, decirle no a proyectos inconsultos y de dudosa procedencia, que solo benefician a unos pocos y no a nosotros que vivimos en esta calle, en este barrio, lo vamos a seguir defendiendo, este y otros espacios queremos seguir viviendo en un barrio y no en un mega emprendimiento inmobiliario.
 
Hasta el próximo año, ojalá enero nos encuentre leyendo esta columna bajo la sombra de un árbol en el parque. Sabemos que la lucha sigue, nos estamos organizando, cada vez somos más los que pensamos que la felicidad no puede ser sin el otro, sin espacios donde todos podamos encontrarnos y sentirnos identificados.
 
Durante el verano seguí escuchando los programas grabados de @espantarrejas en: asamblealezama.blogspot.com.ar