La ley de la impunidad

Mientras avanza el juicio contra los seis prefectos que torturaron a dos adolescentes de la Villa 21-24 en 2016, el sábado a la madrugada la Prefectura detuvo a un fotógrafo de la Garganta Poderosa, a un vecino y a su hermana, luego de que el periodista filmara un operativo ilegal de los efectivos frente a la casa de Iván Navarro, uno de los testigos del caso.

La ley de la impunidad

Según denunciaron desde la Garganta Poderosa, los efectivos entraron sin orden judicial en la casa del periodista, identificado como Roque, golpearon a un menor, abusaron a una mujer y luego mantuvieron detenidos e incomunicados en una garita al fotógrafo, a su hermana, María Silva Echeverría y a un vecino.

 
En un texto difundido por la revista popular, otra hermana del periodista relató en primera persona el violento accionar de los efectivos de Prefectura y denunció que no sólo golpearon a su sobrino sino que también la manosearon a ella, mientras lanzaban comentarios agresivos, misóginos y xenófobos. “Rompieron mi puerta, me manosearon, apalearon a mi sobrino y secuestraron a mi hermano, por intentar filmar cómo baleaban la casa del vecino que denunció sus torturas”, contó Jésica Azcurraire, vecina y asambleísta de la Villa 21.
 
Azcurraire afirmó que todo comenzó cuando un grupo de prefectos realizaron una requisa y golpearon a su sobrino de 16 años, que se había ido a jugar al fútbol. Cuando lo familiares lo vieron “con toda la cara hinchada, corriendo, desesperado” pidieron explicaciones. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos y palazos. “Mi hermana cometió la ‘imprudencia’ de preguntarles a los uniformados por qué le habían pegado así a su hijo, ¡un menor! Ahí nomás, la respuesta fue clarísima: ‘Cerrá el orto’”, continuó la hermana del fotógrafo. 
 
Fue entonces cuando los prefectos se abalanzaron contra los familiares, “desatando una cacería que les permitió cagar a tiros el frente de la casa de Iván Navarro”. En ese momento, Roque intentó captar imágenes del operativo ilegal de Prefectura. “Siempre con su cámara cerca, mi hermano intentó registrar toda esa locura, pero no llegó a filmar nada porque se lo llevaron también, en cuanto se presentó como fotógrafo de La Garganta”, denunció Azcurraire. 
 
Los agentes les informaron que trasladarían a la mujer a la Comisaría 30, pero afirmaron que tras una hora de “secuestro”, la llevaron a la Comisaría 32 “donde no existen condiciones de alojamiento para detenidos”. En tanto que a Roque lo trasladaron a la Comisaría 30.
 
Ante las protestas de los vecinos que fueron a reclamar su liberación en las inmediaciones, se montó un cordón de Prefectura en el que había efectivos sin identificación- que, como se ve en el video, intencionalmente se las quitaron. Luego de dos horas, María recuperó finalmente la libertad, no así Roque ni su vecino, quienes continúan detenidos.
 
El fotógrafo había filmado cómo los efectivos baleaban la casa de Iván, uno de los testigos en el juicio por las torturas de Prefectura en el barrio. La noche del 24 de septiembre de 2016 Iván Navarro volvía caminando a su casa. En una esquina, un grupo de agentes de la Prefectura requisaba a Ezequiel Villanueva Moya, de 15 años. Iván, de 18, se acercó a ver qué pasaba. Los agentes le pidieron el DNI y lo requisaron. A los pocos minutos llegaron refuerzos: cinco móviles con más de 20 prefectos.
 
A Iván y Ezequiel los esposaron y los cargaron en un móvil. En el destacamento los encerraron en un cuartito, los verduguearon y les pegaron. Después los llevaron a un descampado frente al Riachuelo, donde los volvieron a torturar y simularon un fusilamiento. Les volvieron a pegar, le robaron sus cosas y los dejaron ir.
 
“Es la misma Prefectura que torturó a Iván y Ezequiel, esa misma que denunciamos esta semana por seis casos similares en los últimos dos meses, esa misma que tiene 6 agentes con prisión preventiva por hostigarnos, esa misma que acaba de ingresar al domicilio de nuestro fotógrafo, para golpearlo y seguir golpeando a otro menor que acababan de maltratar”, denunciaron en la página web de La Garganta Poderosa. 
 
Fuente: Página 12