Por la espalda

EDITORIAL DE LA EDICIÓN DE ENERO DE 2019. POR HORACIO SPALLETTI 

Convencido del rumbo elegido por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el presidente Mauricio Macri no dará marcha atrás con la resolución 956/2018, esa que autoriza a las fuerzas de seguridad a disparar por la espalda sin siquiera dar la voz de alto. Esa que para muchos es un mecanismo de control social extremo de los sectores más desfavorecidos económicamente.

Por la espalda

Para un gobierno como el amarillo, que basa muchas de sus políticas en las mediciones de las encuestas y define agenda de acuerdo a las opiniones de los focus group, correrse unos milímetros a la derecha de su pensamiento ideológico sólo puede verse como una gran oportunidad a futuro. Descansar sobre los vientos que soplan desde el Brasil de Jair Bolsonaro o, más lejos aún, en el predicamento global de Donald Trump, creen en Cambiemos que será una buena opción para conservar e incluso aumentar su futuro caudal de votantes ante la escasez de buenas noticias. Faltos de resultados en promesas de campaña, como reducir la inflación y el desempleo, con la producción en baja y sin ningún índice económico o social alentador, bueno será instalar el tema de la seguridad en plena campaña electoral.

Claro está que el cambio no se dio de la noche a la mañana, Macri realizó gestos desde el primer día de su asunción, desde el “hay que terminar con el curro de los Derechos Humanos”, hasta avalar a Bullrich en la compra de todo tipo de armas y pertrechos para las fuerzas de seguridad, que muy bien utilizó en cuanta represión a manifestaciones de repudio a sus políticas de ajuste se dieron a lo largo y ancho del país.  
 
En tiempos de radicalización, el gobierno aprovecho el empuje que le dio el G20 y al otro día lanzó la medida, esa misma que se engendró, una vez más, avalados por las encuestas cuando se embanderaron detrás del policía Chocobar. En tiempos en que ir por el medio no brinda resultados, se pliegan a estas iniciativas sectores del PJ, como Urtubey y Pichetto, o personajes que permanentemente circulan por los márgenes del sistema político como el diputado salteño Alfredo Olmedo.
 
Por lo pronto, en la provincia de Buenos Aires ya anunciaron que no adherirán a la medida, recordando quizás la falta de resultados del “hay que meter bala a los delincuentes” de quien fuera gobernador, el justicialista, Carlos Ruckauf; o las nefastas intendencias de adoradores de la mano dura como Luis Patti o Aldo Rico. También se puede venir más acá en el tiempo y comprobar que las medidas de seguridad arrebatadas por el falso ingeniero Blumberg y sus multitudinarias manifestaciones públicas al gobierno de Néstor Kirchner, no trajeron ninguna mejora. Sin embargo, Horacio Rodríguez Larreta cerró filas con el Gobierno nacional y anunció que adhiere al protocolo al que eufemísticamente denominó como “mano justa”.
 
Qué otra cosa queda para un gobierno que lleva tres años a la deriva, que aferrarse a las lógicas de manual. Si no hay resultados políticos, económicos y sociales, al menos demostrar con la ayuda de la prensa hegemónica una “sensación de seguridad” y hacia allá van, en la primera semana del año electoral la noticia que tienen para darnos es la compra de 300 pistolas eléctricas Taser.