Educación vacante

Como cada marzo, miles de familias con hijos e hijas en edad escolar atraviesan la angustia de no poder ingresar a las escuelas públicas de la Ciudad por falta de lugar. La mayoría se concentra en el nivel inicial. El problema crece año tras año y es más profundo en la Comuna 4. Los números de 2020 aún no se difundieron pero algunos especialistas sostienen que llegan a 20 mil, si se tienen en cuenta quienes asisten a los Centros de Primera Infancia.

 

 

Educación vacante

Cuando se consulta la definición de la palabra “vacante”, el diccionario no duda. “Espacio o sitio que no está ocupado por nadie o se encuentra vacío”, resuelve el interrogante. Desde hace varios años, en la Ciudad de Buenos Aires ese término se usa, precisamente, para hacer referencia a los lugares disponibles en los distintos cursos de las escuelas para que se sumen a ellos nuevos alumnos o alumnas.

Si se intentara vincular la connotación de esa palabra con la política dictada por las autoridades porteñas para un área clave como la educativa, se descubriría que el concepto de vacancia en la educación no es azaroso. Hace ya más de diez años, la demanda supera a la oferta escolar que ofrece el Gobierno en la ciudad más rica del país. El Estado no garantiza a parte de su población uno de los derechos más elementales: el de la Educación.

Como en cada marzo, miles de familias vivieron, en estos últimos días, horas de angustia y desesperación. Su hijo o hija llegaba al comienzo del ciclo lectivo 2020 sin tener asegurado su lugar en alguna escuela pública porteña. El problema de la falta de vacantes es crónico en la Ciudad. Esa realidad, que podría servir de excusa para argumentar que la crisis no fue generada por un gobierno en particular, se vuelve sin embargo una acusación más grave. Las autoridades saben que cada ciclo lectivo estallará este problema y no logran resolverlo. Para peor, lo hacen más grande. Y si bien la cantidad de alumnos y alumnas que quedarán fuera de la escolaridad estatal en este año aún se desconoce, distintos sectores especializados aseguran que será mayor que la del 2019.

Tanto el año anterior como en el 2018, hubo más de 9.000 vacantes faltantes. De ese número, la gran mayoría está en el nivel inicial, y es superior en la zona sur porteña respecto a la norte. Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y el equipo de la legisladora Lorena Pokoik (FdeT), vicepresidenta de la Comisión de Educación del cuerpo, dan un número mucho más dramático: dicen que son cerca de 28 mil.

La diferencia entre este número y los 9 mil que dice públicamente el Gobierno tiene una explicación base: la Ciudad no brinda datos oficiales respecto a la falta de vacantes ni de las listas de espera. La última respuesta del Ejecutivo a la Legislatura es del año 2016. Y cada pedido de información el Gobierno remite a los expedientes judiciales que existen a partir de dos amparos presentados por la Asociación Civil por Ia Igualdad y Ia Justicia (ACIJ) y por legisladores del Frente de Izquierda (ver recuadro).

Un informe de la legisladora Lucía Cámpora (FdT) sostiene que la cantidad de niños y niñas sin vacantes son entre 20 mil y 23 mil, y que ese número se desprende de la información que da Larreta públicamente más los 11 mil chicos que asisten a los Centros de Primera Infancia (CPI). “En las comunas del sur es donde faltan más vacantes y sus habitantes tienen menores ingresos, por ende tienen menores posibilidades de pagar la educación privada”, señaló la diputada.

Padres, madres y trabajadores de la Educación porteña consultados por Sur Capitalino indican que la problemática se hizo aún más grave desde que el ex jefe de Gobierno, Mauricio Macri, impuso la inscripción online a las escuelas. “Antes era más solucionable, pero ahora el sistema está totalmente colapsado. Hay rebotados en primeros y segundos llamados”, afirma un empleado del Distrito Escolar número 4 que prefirió no dar su nombre.

La publicación de los resultados, muy próxima al comienzo de clases, es el momento del alivio o la desesperación. Hasta ese momento, ni las propias escuelas saben si pueden o no tomar a los alumnos. “Es un sistema ciego. El único que tiene los datos es el Ministerio de Educación”, agrega el integrante del distrito.

La falta de vacantes para sus hijos abre cada vez más la puerta, en los padres y madres, para la discriminación. “Terminan haciendo pelear a pobres contra pobres. Los propios funcionarios, cuando vienen los padres al distrito le dicen que esto es culpa de los venezolanos. O que las escuelas se desbordan porque en la villa 21-24 tienen muchos hijos y las llenan”, detalla.

Efectivamente, una de las principales explicaciones que suele dar el Gobierno es que hay una “sobredemanda” producto de quienes viven en el Gran Buenos Aires y traen a sus niños a las escuelas porteñas. El asesor tutelar ante la Cámara Contenciosa Administrativa, Gustavo Moreno, reconoce esa situación, que ocurre también en Salud, pero aclara que “no es ilegítimo”. “El Gobierno no puede ampararse en esto, tiene que preverlo. No puede ser que después de tantos años de gestión digan que no saben cómo van a hacer en el próximo período”, dice.

Patricia Rossi, docente y delegada de UTE en la Comuna 4, agrega otro dato que deslegitima este argumento discriminatorio. “No se tiene en cuenta que en general se trata de mujeres solas o de jefes o jefas de familia que trabajan en la Ciudad diariamente. Entonces lo más lógico es que sus hijos vayan al jardín cerca de allí, más allá de que vivan en Provincia”, afirma.

Descartado el criterio de la sobredemanda, porque la población porteña se mantiene hace décadas en una estabilidad casi planchada, los expertos concluyen en que la situación se debe a carencias en la oferta educativa. “No sobran pibes, faltan escuelas”, manifiesta, en pocas palabras pero contundente, María José Gutiérrez, secretaria de Nivel Inicial de UTE.

A pesar de la creciente cantidad de vacantes sin asignar año tras año, incluso, se cierran establecimientos. Para buscar un caso, no hay que ir muy lejos. La Escuela Nº 14 de La Boca “Agustín Caffarena” contaba hace varios años con tres salas de Nivel Inicial. Pero desde 2020, las salas fueron mudadas a Casa Amarilla. “La demanda es que construyan nuevas escuelas. En lugar de mudar, dejar la que está, y sumar otra en el nuevo lugar”, expresa la dirigente gremial.

“Uno de los recursos de Horacio Rodríguez Larreta es ese. Te dice que hicieron tantas escuelas nuevas, pero en realidad muchas son nuevos establecimientos que reemplazan a otros que cierran, con la misma currícula”, agrega Gutiérrez.

Otra variante que la Ciudad utiliza para ocultar la crisis de vacantes es, a la vez, uno de los elementos más criticados por los expertos consultados. Se trata de los Centros de Primera Infancia, que fueron creados para “garantizar el crecimiento y el desarrollo sustentable de los más pequeños”.

Para Gustavo Moreno, ese sistema “crea educandos de segunda. Son niños que están fuera del sistema educativo. Funcionan como una especie de guardería ampliada, sin diseño pedagógico y a cargo de organizaciones no gubernamentales, muchas veces sin docentes al frente de todos los cursos”. Además. , no responden al Ministerio de Educación sino a Desarrollo Social. Por eso, el asesor tutelar suma a estos niños a su lista de chicos sin vacantes. Con el mismo tono, desde UTE sostienen que los CPI también “precarizan la situación de los y las trabajadoras del sector”.

Patricia Rossi agrega que, pese a todas estas fallas, la propia Ciudad aconseja a los padres que lleven a sus hijos allí. Recientemente, Rodríguez Larreta destacó que 11 mil niños y niñas van a los centros. “Es un espacio donde juegan, se alimentan y cuentan con el amor y el estímulo que necesitan para crecer y desarrollarse”, expresó en un discurso.

Tirar la pelota afuera
La negativa a la vacante no es definitiva y, en muchos casos, se revierte. Sin embargo, las artimañas de la Ciudad para concederlas exponen el desmanejo y el nivel de precariedad de la educación pública porteña. “Muchas veces mandan a dos hermanos a escuelas a treinta cuadras de distancia, algo que obliga a sus padres a hacer malabares. O conforman cursos de 35 chicos con un único docente a cargo, algo muy poco pedagógico. También incumplen los convenios de prioridad que acordó la propia administración”, detalla la delegada de UTE y referente de la Comuna 4, Ana Diasprotti.

 

“En definitiva, la política es volcarle la responsabilidad a los padres y madres. Yo te la doy, el que no aceptó la vacante fuiste vos”, cuenta el trabajador del distrito 4 consultado por Sur Capitalino. Toda esta situación termina, indirectamente, en un final cantado: muchos –los que pueden- optan por jardines de infantes o escuelas privadas.

Como último recurso para evitar quedar afuera del sistema, algunos padres y madres recurren a la Justicia y presentan un amparo. En la mayoría de los casos, se le da la razón a los litigantes y el Gobierno debe otorgar inmediatamente la vacante. Sin embargo, esta es una respuesta para uno o una alumna y no soluciona el problema de fondo que sufren miles. “El amparo individual es válido, pero no es lo que recomendamos”, dice Moreno.

“El fuero está lleno de amparos por vacante en el Nivel Inicial. Hay tantos casi como en la cuestión habitacional, presentada por gente en situación de calle. Pero la alternativa que defendemos es la de los amparos colectivos, que fuerzan al Gobierno a resolver el conjunto del problema y no el de un chico o chica en particular”, explica.
En la última apertura de sesiones ordinarias en la Legislatura, el jefe de Gobierno hizo referencia al tema. "Del plan que lanzamos para construir 54 escuelas nuevas, 40 ya están terminadas, y 30 de ellas tienen sala de 3. Nunca antes se habían construido tantas escuelas en un solo mandato”, indicó.

El fallo en contra del gobierno advirtió que esos números tan publicitados no son reales: “las únicas escuelas que podrían (…) considerarse construidas o y, por ende, nuevas durante esta gestión gubernamental, son las 5 informadas como inauguradas durante 2016, 2017 y 2018 (…) que se ubican en la Comuna 8 al sur de la CABA, pero que lejos están del número de 54 escuelas nuevas o de 35 escuelas nuevas situadas en la zona sur”.