Desaprender la historia

Marcela Lorenzo es la primera docente afro de la Ciudad. Maestra en la Escuela Benito Quinquela Martín de La Boca, dio una charla en Proyecto Irala sobre discriminación, racismo y la histórica invisibilización de la población afrodescendiente en Argentina.

Desaprender la historia

A Marcela Lorenzo siempre le preguntan por qué es tan combativa, una pregunta que se le suele hacer a las mujeres, sobre todo a ciertas mujeres: a aquellas que remarcan las injusticias e intentan hacer algo con eso. Rara vez se les hace esta pregunta a los hombres, porque en el fondo lo que se quiere remarcar es el carácter revoltoso, insatisfecho, gritón y poco sumiso de quien porta esa característica. La combatividad, digo. Y es una combatividad potenciada si además esa mujer es afrodescendiente y lleva con orgullo su origen. “Pero estás segura que vos no te sentís así?” (así “en desventaja”, digamos) le preguntan quienes asisten a la charla que da este viernes por la noche frente al Parque Lezama. Y Marcela explica, con pedagogía docente, que la población afrodescendiente en Argentina ha sido históricamente invisibilizada, que en la narrativa sus cuerpos han sido hipersexualizados y que todo lo que hemos dado por cierto hasta ahora parte de un saber etnocentrista. Que estos son hechos históricos, concretos, y que nada tienen que ver con la autopercepción.

Del Valle murió en la pobreza, como gran parte de nuestros héroes y heroínas de la Independencia, pero ella -mujer y negra- no fue reivindicada por ningún libro de historia.

Marcela es docente de la Escuela Quinquela Martín, en La Boca, y esta noche también enseña a un público más diverso y heterogéneo, más adulto y posiblemente más difícil. Porque admitámoslo, nadie quiere reconocer su propio racismo, aunque es un trabajo necesario si algún día queremos cambiar las cosas. Se presenta como afrorioplatense. Nació en Uruguay y vive en Argentina hace 40 años: “comparto esas dos identidades”, dice, y remarca que su familia se compone de tres generaciones afroargentinas. “Donde vos vayas que sepan que estas vos”, le decía su mamá, sabiendo que tenía que prepararla para el mundo que habitaba. Reconoce que es agotador: “las miradas… eso cansa”. Luján también es afroargentina y responde: “No hay negro que no haya pasado una situación de discriminación, o cualquier persona que esté un tono más abajo del blanco”. Sus hijes también la padecen.

Según el Censo de 2010 el porcentaje de población que se reconoce como afrodescendiente en Argentina es del 0,4% (149.493 personas), de los cuales un 92% nació en el país. “La escuela solo se acuerda de nosotres el 9 de julio o el 25 de mayo”, dice Marcela, y rara vez recuerda a María de Remedios del Valle, Madre de la Patria, quien combatió en las Guerras de la Independencia Argentina y fue nombrada por Manuel Belgrano como capitana del Ejército del Norte. Del Valle murió en la pobreza, como gran parte de nuestros héroes y heroínas de la Independencia, pero ella -mujer y negra- no fue reivindicada por ningún libro de historia.

Desde los 9 años, Marcela sabe que quiere ser docente, para aumentar los índices de alfabetización de su comunidad. Como la primer afrodocente de la ciudad está preocupada por la reproducción de los estereotipos de la población afro en las escuelas y le busca la vuelta: Para el Día de la Diversidad hizo un taller de muñecas abayomi, símbolo de resistencia de las mujeres africanas: “en la travesía hacia el puerto de destino, cortaban rectales de la tela que traían puesta y le iban a haciendo nudos. Cada nudo era un deseo para las personas que ellas quisieran. Esto apaciguaba este viaje tan doloroso. La actividad fue un éxito y comprendí que mi lugar es visibilizar mi cultura”.

Después de contarnos sobre María Remedios del Valle, de explicarnos que la palabra quilombo en realidad es símbolo de libertad y de contarnos cómo las trenzas de las mujeres afro en realidad indican el camino por el cual huir, Marcela nos convoca a resignificar la palabra negro y sobre todo a seguir aprendiendo y más aún a desaprender, tantos años, tantos siglos, de historia mal narrada, parcializada, masculina y racializada.