Las redes de la vida

Isolda Portillo es artista plástica, oriunda de La Boca y egresada de la escuela Manuel Belgrano. Actualmente presenta su muestra itinerante “Anidar”, una obra de arte textil contemporáneo, donde trabaja la construcción del nido propio junto con otres, en consonancia con el cuidado ambiental.

Las redes de la vida

-¿Cómo surge la idea de armar estos nidos?

-Es una metáfora sobre los espacios de resguardo, cuidado, de morar, compartir con les otres. Llega como una respuesta a mis propias preguntas sobre la destrucción ambiental y un nuevo modo de vivir. También hablar de las cosas más íntimas, los deseos propios y de otras personas. A partir de eso, aparece lo material, la cestería, aparece mi ascendencia guaraní, es un lugar y una mentalidad y un idioma que me interesa. Les artistas siempre buscamos una obsesión, con Anidar encontré esa respuesta. Siempre trabajé con el tema de la casa, con huevos, el lugar donde te cuidas y te resguardas. Con la cestería y el nido concreto, hubo como un click. Busco llevarlo a espacios no convencionales, como escuelas. Los espacios de arte son muy cerrados, con poco interés en que vaya todo el mundo. Algunos sí, pero no pasa en general. El lugar donde está también lo llena de contenido. Después es ver que no se deteriore tanto. Aunque trabajo con ese proceso, el deterioro de las cosas, qué es lo que nos pasa como seres humanes.

-Hablar del deterioro, de la transformación y del nido puede relacionarse con tus vivencias en La Boca, de los nidos que armaste ahí…

-Y también del nido que perdí. Yo fui una de las boquenses que perdió todo en un incendio. Mi obra se incendió completamente donde vivía, en Caminito. Perdí todo. Trabajaba en papel. La obra estaba en un baúl de madera. Por eso me causa gracia cuando artistas me dicen “che, pero dejas la obra en la calle''. De repente, podés perder todo lo que tenés. Volver a producir con pensamiento de mostrar y hacerlo, fue un montón. Para mí el textil me llenó de ganas. Es ancestral porque vengo de mujeres costureras. Esa ascendencia materna es guaraní, que son cazadores, recolectores y tejedores.

-También trabajaste con hilos…

-Siempre trabajé con textil, pasa que le metía dibujo y pintura. Cuando trabajé con tela, me dieron ganas de esa materialidad sin pintura porque era mi facilidad. Otro desafío fue darle una tridimensión, salir del cuadrado. Empecé a pintar con lana. Después de eso, junté bolsas de plástico de arpillera, sin saber qué quería, pero llegué a la idea de órganos-bolsa. Así surgió Anidar. Hice las primeras obras con bolsas tejidas. Generamos mucha basura textil, transformar eso me parecía urgente. Ahora estoy tejiendo, transformando el plástico, hago hebras de bolsas y las tejo. Pasé de la lana a esta forma.

-¿Cómo te influyó haber vivido en La Boca?

-Mucho, yo soy re colorista. Me siento quinqueleana, aunque no sea igual la obra. Todo lo que hago es quinqueleano. Mis dos pintores favoritos son Quinquela y Frida Kalo. Entre ellos, hay cosas en común, aunque yo no haga cosas parecidas. No puedo pintar como ellos, pero siento que lo que hago es popular y quiero que lo sea. Por eso me interesa llevar la obra a otros lugares.

-¿Lo textil surgió cuando trabajabas en la feria de Caminito, durante la crisis?

-Totalmente, empecé desde chica, la puntada como elemento plástico, desde que estaba en la Belgrano. Mi familia era costurera, en mi casa había elementos, mi abuela era sastre y tejedora, mi abuela bordadora. Cuando me dediqué al trabajo textil, empecé a usarlo como material de trabajo. Me encanta el dibujo y la pintura, pero me parece interesante y disparador trabajar con lo que tengo. Desde los 4 años vivo en La Boca. Yo soy muy boquense, me muevo bien en la precariedad. En las necesidades básicas satisfechas debería existir el arte como una de ellas, tener la cultura como básico. Me parece más importante que consumir productos.