Poemas al sur

El escritor y sociólogo Pablo López Fiorito presenta “Mi barrio y Latinoamérica”, un libro que trasluce la militancia barrial boquense y la mirada amorosa latinoamericana. Editado por Publicaciones del Sur cuenta con prólogo de Horacio González.

Poemas al sur

-Si hubiera un principio ¿dónde surge tu vínculo La Boca?

-Mi familia se integra por gallegos y tanos. Vinieron a principios de siglo. La familia tana vino con plata. Compraron una manzana en La Boca (en Melo y Magallanes). Los Fiorito se enlazaron con los artistas, con Quinquela, entre otros. Los españoles vinieron con la mano atada, no traían un mango. Esa mezcla es López Fiorito. Volvimos con mis viejos a Barracas muchos años después. La primaria la hice en el República de Chile en la calle Suárez.

-¿Cuándo comenzó tu militancia social?

-Iba al oratorio de San Juan Evangelista, un espacio para jóvenes, algo así como una juegoteca. Fui al secundario a la escuela y también militaba. En los 90, yo estaba en 3er año y empezamos a trabajar en Don Bosquito, un espacio que armamos en el asentamiento de Pedro de Mendoza y Suárez. Entre el 94 y 95 hubo una ola de desalojos muy grande, el San Juan dio un espacio: era muy raro porque estaban el cura, los anarquistas de la FORA, el Partido Comunista, peronistas, una gran confluencia de discusiones donde debatían la realidad desde diferentes miradas. La iglesia no pudo contener todo eso: queríamos ir por más, por la vivienda, el trabajo. Nos fuimos de ahí y nos quedamos en el local del asentamiento durante 4 años. Mucha gente del barrio y de facultades se acercaron. Había ganas de hacer algo con lo que pasaba, pero había una lógica asistencial, algo que empezamos a revisar. Hacía falta política y proyectos para transformar esa realidad que parecía injusta.

-En un contexto de contrastes...

-Sí, empezaba a aparecer Caminito por un lado y el resto del barrio en otro. Algo que surgió de la originalidad artística y cultural del barrio se desprendió. Por eso hoy Caminito es una tienda de souvenires y perdió autenticidad.

“El libro es la impotencia y la lucha después de las experiencias que vivimos”

-¿Qué lupa le pondrías al poema Buenos Aires, esa ciudad que juzgás desde un lugar romántico pero acusador?

-Esa Buenos Aires soberbia que pongo en ejemplos concretos: tiene un montón de presupuesto a costa del resto del país y esgrime efectividad, eficacia y eficiencia en la gestión, cuando es plata que sobra. Y La Boca es un pueblo en esa ciudad. Si el futuro pinta negro quiere decir que no nos pudimos sacar de encima los prejuicios que trajeron los nuestros. El mestizaje que se generó en las comunidades del siglo pasado mantuvo una muralla respecto de quienes vinieron después, los migrantes internos, los migrantes latinoamericanos. Vinieron a una sociedad más fragmentada, sin lugares donde encontrarse. Hay una escala de fragmentación donde no se encuentran entre las nuevas y viejas migraciones. Con lo cual, La Boca ya no es lo mismo. Si no se logran mestizar las procedencias y lugares, perdemos lo potencial, lo que generó Caminito en su principio, o las pinturas de Quinquela. Fue tan particular que terminó siendo universal.

-Antes de convertirse en mercancía...

- …en vez de darle oportunidades y masificar el potencial de La Boca. El turismo podría integrar y que no se genere ese rechazo y violencia entre los oriundos y turistas. Es fruto de la distancia, ver que no están invitados a esos recorridos. El acceso a bienes y servicios que la gente del barrio no tiene. Todo lo que cuentan los poemas tienen que ver con el barrio, las mismas injusticias y desamores que se territorializan. Es parte de una experiencia militante. El libro es la impotencia y la lucha después de las experiencias que vivimos. En la Boca se da el mestizaje que en otros barrios no se dan.