Serenata para abrir ventanas

La Orquesta Atípica Catalinas Sur sale a la calle los sábados y brinda su música para las y los vecinos que disfrutan desde los balcones de La Boca. Buscan romper con tanto encierro y que el derecho al arte no se pierda con la pandemia. “Es un proyecto que está pensado para la situación actual. La orquesta viene desde 2008 haciendo sus espectáculos. Ante esta nueva situación, empezamos a pensar cómo nos adaptábamos a estos nuevos límites", explica su director.

Serenata para abrir ventanas

Pensar un concierto en plena era de aislamiento y distancia social no resulta sencillo. Sin embargo, fue posible en una experiencia novedosa, que vinculó al arte con la identidad barrial y un atardecer con tintes de postal.

El primer sábado de mayo, en una puesta del sol que parecía robada a la primavera, la Orquesta Atípica Catalinas Sur se presentó en el sub barrio de La Boca. Lo hizo con una modalidad sui generis: dividiendo al grupo en varias partes, recorriendo los pasillos de Catalinas y haciendo mini presentaciones en los patios, rodeado de torres. A falta de gradas o de muchedumbre, la mayoría de su público los oía desde las ventanas de sus casas.

“Es un proyecto que está pensado para la situación actual. La orquesta viene desde 2008 haciendo sus espectáculos, en sala o también al aire libre, pero con todos sus integrantes juntos. Ante esta nueva situación, empezamos a pensar cómo nos adaptábamos a estos nuevos límites. Respetando protocolos, cuidados y siendo conscientes que es una situación compleja y no podemos hacer cualquier cosa”, explica Gonzalo Domínguez, director de la Atípica.

La elección, cuenta Gonzalo, fue apostar por este novedoso formato. “Es al aire libre, dura poco, con menos de 10 minutos por presentación, tiene 10 personas por cada ensamble y vamos rotando en distintos géneros”, destaca. “Es algo que nos parece importante sostener internamente y hacia el afuera. Nosotros basamos nuestra actividad en la creencia de que el arte es un derecho, y sigue siéndolo ahora y por ello no debe discontinuarse. Pero a la vez, sin interrumpir protocolos”, señala.

“Nos pareció un formato lindo y a la vez posible, porque implica recuperar esta tradición de salir a dar serenatas. Yo soy de un pueblo y esa costumbre de dar serenatas, por caso en Nochebuena tras la cena familiar, era un clásico”, detalla el director de la orquesta.

Así, el 1° de mayo los encontró con su indumentaria clásica, con el negro predominante, e instrumentos en mano o con ruedas, atravesando los pasillos de Catalinas mientras otros tantos vecinos y vecinas disfrutaban del aire libre en la plaza del barrio o las puertas de sus casas.

Al momento de su presentación, lxs integrantes eligieron el espacio y montaron sus instrumentos, formando una medialuna que garantizaba la distancia social y a la vez, una óptima visibilidad desde el llano o los edificios. “Asomate a tu barriada, no es necesario que bajes, desde la ventana alcanza”, se los oyó recitar en varias oportunidades mientras tanto, con una corneta. La respuesta se hizo notar: el crujir de persianas levantándose, las cabezas o cuerpos hasta la mitad del torso sobresalieron desde los distintos departamentos circundantes.

Los géneros oscilaron: “Elegimos estilos para cada serenata, distintas temáticas sobre las que hablar, y en función a ello, el ritmo. Presentamos candombe, donde dominan los instrumentos de vientos: clarinete, trompeta, saxos y trombones. Hubo a la vez un bolero, que tuvo mayoritariamente voces, tres guitarras, un bongó. A la vez una cumbia, ´la cumbia de los encerrados’, que es como una historia de la cuarentena”, detalló el líder de la Atípica. Como suele ocurrir, fue la cumbia la que más ida y vuelta generó en el público, provocando movimientos de cadera y juego de palmas.

La tarde-noche de música se vio solo empañada por los mosquitos, presentes por demás, y las cacas de perro, abundante en el suelo, que incomodaba. A los géneros se sumó también un trap. Aquí sobresalieron los instrumentos, considerados “no convencionales”, como tubos de PVC y una paleta de goma eva para la percusión.

La retirada del grupo coincidió con el final de la luz solar. Esto no fue una casualidad, sino que es otro de los requisitos que se puso la Atípica a la hora de plantear sus presentaciones. “La idea es hacerlo lo más que el clima nos permita, porque viene el frío. Siempre al atardecer, por lo que nos iremos adelantando cuando se acorten los días”, cuenta.

En el balance, la orquesta resultó satisfecha con la respuesta de las y los vecinos. “Fue hermosa. Teníamos dudas porque estaba el miedo de cómo iban a reaccionar. Dijimos, vamos a probar y fue muy linda la devolución. Es raro no ver mucho público, pero aparecen los aplausos desde las ventanas y ahí decís: hay más gente de la que pensábamos viéndonos. Hacer esto es importante, porque nuestra tarea es artística y social no es algo de rebelión, entendemos lo que está pasando. Y dentro de estos nuevos marcos, creemos importante hacer lo que hacemos”.

 

Dónde encontrarlos

La Orquesta Atípica Catalinas Sur es un grupo de 50 músicos y no tan músicos, que ven en el arte la posibilidad de cambiar la realidad.

“Pensamos que la música no es cosa de músicos, es parte de la naturaleza y de la cultura del hombre como respirar, soñar y divertirse. En esto se basa nuestro proyecto en la idea del arte para la transformación social”, se presentan.

Se reúnen en el Galpón de Catalinas: Benito Pérez Galdós 93, La Boca.

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