Un rincón especial en Parque Patricios

Desde hace 34 años resiste en un barrio donde, cada vez más, las librerías brillan por su ausencia. Historia y presente de Vuelvo al sur, una de las tres elegidas en la Ciudad por la Feria de Editores para el “Premio a la Librería del año”.

Un rincón especial en Parque Patricios

Germán bucea en la sección de Filosofía. Salta de Nietzsche a Paul Preciado. Su hijo Francisco es más aficionado a los autos que a los libros pero está por regalarle uno a su papá, quien cree que es difícil conseguir ediciones del filósofo español y acaba de encontrar una que estaba buscando.

Verónica es docente de historia y habitó Parque Patricios la mayor parte de su vida. “Esta siempre fue la única librería donde pude perderme un ratito y comprar libros que me gustaran”, dice sobre Vuelvo al sur. Y lleva, justamente, una Guía sobre el arte de perderse, de Rebecca Solnit. “Mirar por mirar, tocar los libros aunque no los compre, ver qué aparece”, dice sobre ese ritual que extrañó durante los momentos más estrictos de la cuarentena.

Tamara es de esas libreras a las que no le molesta que sus clientes miren, ojeen, chusmeen y se vayan sin comprar. Se queda charlando con ellos sobre “arte, cultura, y lo que pasa en el barrio”. Conoce los gustos de los más asiduos y sabe qué recomendarles, aunque el año pasado tuvo que aprender a hacerlo por whatsapp y ahora convive entre la presencialidad y la virtualidad: “Me gusta que se pueda recomendar libros desde el sur, que a veces queda medio relegado”, dice. En la tarea no está sola. Su hija Cata, de 12 años, también es recomendadora de libros. Lo hace mediante su cuenta de instagram @catarecomiendalibros: “Lo que no me gusta no lo recomiendo, directamente no va a la página”, afirma Cata, quien últimamente anda leyendo poesía, sagas de amor y “cosas de adolescentes”.

Fue su abuelo, Jorge Cefaratti, quien inauguró la librería en 1987 con el nombre “José Hernández”, en el local donde trabajaba para su suegra, la perfumería Navarro. Su acercamiento al mundo de los libros fue a través de la historia y la política y, la relación que entabló con divulgadores de revisionismo histórico e intelectuales de la época -entre ellos Arturo Peña Lillo y Jorge Abelardo Ramos-, fomentó sus ganas de convertir la perfumería en una librería “de libros”, bajo la premisa de que era un rubro que escaseaba al sur de la Capital.

Desde entonces la librería pasó por un sinfín de refacciones y cambios y, en 1994 reinauguraron bajo el nombre “Vuelvo al Sur”, referencia al tango escrito por Pino Solanas y un guiño a la vuelta a los orígenes de Soledad Navarro, esposa de Jorge y mamá de Tamara. Era ella quien llevaba a cabo la curaduría de actividades artísticas que sucedían tanto en el café literario como en la galería de arte, ubicada en la parte superior del local. La intención que tenían era entablar relaciones interpersonales con la gente de la zona, incorporar el barrio a las actividades artísticas. Con este espíritu, fueron innumerables las personas de todo el país que expusieron su arte, presentaron sus libros, dieron conciertos, brindaron talleres y charlas. Obras de artistas de la talla de Arturo Oriana y Julio Colotti adornan hasta hoy distintos espacios de la librería. Todavía queda en la galería una muestra con el proyecto Señaladores de Artista, que consistía en una exhibición de obras de arte en pequeño formato, del tamaño de un señalador, que se recibieron durante años por correo desde distintas partes del globo. El proyecto fue declarado de interés público por el Ministerio de Cultura en 2011.

Como librería, Vuelvo al Sur no se especializa en ningún género en particular, aunque se destaca la sección de libros para niñes: “Tengo un público de primeros lectores”, dice Tamara apropiándose del legado de Jorge y Soledad, y se emociona pensando en que quizás “el primer libro para un bebé o para un nene de cuatro o cinco años que recién está empezando a leer lo compraron acá”.

Además de dedicarse a la venta de libros, en Vuelvo al Sur se dictan talleres de arte y escritura que, si bien durante el año pasado fueron virtuales, se espera que pronto retomen la presencialidad: “La idea es que circulen los libros de bibliodiversidad, y que el barrio conozca estos espacios que -independientemente de la venta de libros- también es un espacio cultural”. Y con ese foco puesto en la bibliodiversidad -la que Tamara define como “tener un bagaje de diferentes editoriales”-, es que privilegian las editoriales independientes por sobre las masivas.

Desde su página web, la Feria de Editores sostiene “entender el mundo del libro como un ecosistema”, dentro del cual las librerías cumplen un rol estratégico. No obstante, advierten que “por la lógica misma de alquileres es muy sencillo que sean reemplazadas por negocios que generen más dinero y puedan pagar alquileres más altos”. Y sentencia: “No queremos avenidas ni barrios sin librerías”.

Para Tamara, la mención de la FED es un reconocimiento que también transita con la tensión del pudor: “Me da un poco de calor porque todas se lo merecen, para todas las librerías el 2020 fue un año complicado”. Pero elige vivirlo como “un mimo que es para todo el barrio, porque sale de las puertas de la librería hacia afuera”.

Librería Vuelvo al Sur

Lunes a Viernes de 11 a 19 hs y Sábados de 11 a 14

La Rioja 2127, Parque Patricios

IG: @librosvuelvoalsur

Whatsapp: 1153135295