Radiografía de un nuevo barrio

Aunque aún no están adjudicadas la totalidad de las 2500 viviendas, en el complejo Estación Buenos Aires ya sufren algunos problemas: faltan escuelas primarias, almacenes y otros comercios cercanos y sólo una línea de transporte público pasa por sus calles. Al mismo tiempo, se va formando una comunidad y crecen las actividades sociales.

 

Radiografía de un nuevo barrio

Para hablar de un barrio no basta con que haya edificaciones terminadas ni personas que comienzan a mudarse y habitar en ellas. Esta realidad es la que están viviendo les vecines del Barrio Estación Buenos Aires (o “EBA”, como ya se la conoce por la zona). Este amplio complejo fue construido por impulso del Plan Procrear y desde 2019 hasta la actualidad ya se han mudado allí 1700 familias. Aún quedan 800 viviendas por adjudicarse. 

Un poco por su juventud, otro poco por la desidia que caracteriza a toda la zona sur porteña en cuanto al acceso a servicios y otro tanto por la falta de controles, el nuevo barrio convive con una serie de dificultades que padecen en lo cotidiano sus vecines. En la vereda de enfrente, pese al poco tiempo que lleva EBA, se va formando una comunidad, con mucha comunicación entre los propietarios y actividades sociales.

 

Educación

Como miles de familias en la zona sur de la Ciudad, les habitantes del EBA padecen la falta de vacantes en las escuelas públicas aledañas. “Tengo a Máximo de 8 años y Francisco de 5. Desde el vamos, cuando vinimos acá, junto con el boleto de compraventa vino adosada la vacante para uno de los jardines”, explica Daisy, vecina del lugar. En el predio hay dos instituciones de educación inicial, la Nº16 y Nº17 del Distrito 5. El problema vino cuando el mayor de ellos egresó. “No hay todavía, pese a promesas, una escuela primaria en el barrio. Después de la pandemia, directamente sabemos que el Gobierno de la Ciudad recortó los fondos y ni siquiera está previsto en el corto plazo”, continúa.

Los padres/madres de la zona poseen como la opción más cercana en jornada completa a la Escuela Máximo Paz, al lado del estadio de Huracán. El problema es que está colapsada por les niñes de alrededores y la Villa 21-24, que también sufre la falta de vacantes. “Lo más cercano que conseguí para mi hijo es la Escuela 7 de Caseros y Piedras, que es bastante lejos. El resto que te queda son colegios parroquiales, privados. Y el temor es que cuantos más residentes lleguen, peor sea”, advierte Daisy, quien llegó al nuevo barrio porque su marido es empleado ferroviario y vivía en las viviendas que estaban del otro lado de la estación, a metros del club Barracas Central.

 

Las compras

Para cualquiera que se muda a un nuevo lugar, encontrar los comercios más próximos donde hacer las compras cotidianas es una de las primeras inquietudes. Les vecines del EBA se topan con una gran dificultad en este ítem: dentro del complejo hay casi absoluta falta de tiendas de primera necesidad. “Lo primero que se puso fuera de lo residencial fue un estudio de abogados. Después llegó una dietética, pero lo que es panadería, verdulería o kiosco, nada”, cuestiona Delfina, quien vive con su madre en una de las torres.

En los comentarios de boca en boca se habla sobre la posibilidad de que Coto monte una sucursal en uno de los locales cuando haya más personas viviendo, pero por ahora no hay confirmación. Frente a esto, las opciones son ir a las avenidas cercanas (Caseros o Vélez Sarsfield), o esperar a una de las “vivezas” que surgieron hace poco: la llegada de combis que venden alimentos de manera “móvil”, pasando por las calles internas.

 

El 118

La mayoría de les vecines de Estación Buenos Aires se mueve en auto. Esto no se debe a algún aspecto de clase, sino a lo incomunicado que está el barrio del resto de Parque Patricios o Barracas. “Tenemos un solo colectivo, el 118, que atraviesa el predio, por la avenida Suárez. Esa es la única opción para ir a Caseros y combinar con otras líneas o tomar el subte H. Había proyectos de que pase la Línea 59, que sale del club Barracas, pero no avanzó. También el 46 anduvo por acá un tiempo pero después volvió a pasar por Amancio Alcorta, sin entrar”, cuestiona Lucho, mudado hace menos de un año.

La dependencia absoluta del 118 se vuelve un problema para quienes deben usar el transporte público, sobre todo en días de partido en el Estadio Tomás Ducó. “Ahí el colectivo se desvía, o no entra y te deja mucho más lejos. Nos vamos avisando por Whatsapp cómo viene el recorrido para ir sabiendo dónde tenemos que bajarnos”, dice Daisy. A los encuentros de Huracán se les sumó en este 2022 los de Barracas Central, que hace de local allí desde su ascenso. Las jornadas de fútbol alteran toda la vida cotidiana del EBA, con calles cortadas al paso como Miravé o Luna, y horarios reducidos de los jardines de infantes.

Como Sur Capitalino informó en una edición reciente, el paso del tránsito pesado por calles donde está prohibido es una tortura permanente en EBA. Los camiones que se mueven desde o hacia los depósitos cercanos circulan por Suárez, frente a los jardines de infantes, por las calles de convivencia o hasta por aceras a contramano, a pesar de la señalética que plantea el impedimento.

Por ello, es usual el reporte de accidentes entre dos vehículos, sumado al ruido de la carga rebotando contra el asfalto, frenadas en las lomas de burro y el riesgo latente para peatones, en una zona en la que por las características residenciales el tránsito debería no ser un problema.

 

En comunidad

En 2019 empezaron a llegar los primeros residentes al barrio, y de a poco, se fue formando una comunidad vecinal. Los espacios comunes como el amplio parque que da a la avenida Suárez, las actividades del jardín de infantes o los eventos de la Comuna 4, como el último ciclo de cine a cielo abierto, son algunas de estas oportunidades para encontrarse, afirman.

Sin embargo, lo que más los une, son “las problemáticas comunes”, que los obliga a estar comunicados para que el reclamo tenga más fuerza. “Tenemos grupos de Whatsapp, portales de emprendedores donde vamos avisando por ejemplo si hay alguna pastelera para hacer una torta. También nos ponemos de acuerdo para poner tarjetas magnéticas de acceso a las torres, o cámaras”, por ejemplo, sostiene Lucho.