Denuncian graves problemas en las nuevas viviendas del Barrio Múgica

La reurbanización ilusionó a los y las vecinas con una mejor calidad de vida, pero hasta ahora la experiencia de las 892 las familias que se mudaron a las viviendas entregadas por el Gobierno porteño en el sector YPF del barrio da cuenta de edificios sin agua, cloacas desbordadas, locales inundados, entre otros graves problemas.

Denuncian graves problemas en las nuevas viviendas del Barrio Múgica

El Gobierno de la Ciudad inauguró 1.044 nuevas viviendas distribuidas en 26 edificios en lo que se conoce como el sector YPF del Barrio Múgica -ex Villa 31. Hasta ahora 892 familias fueron trasladas al nuevo sector, aunque la decisión de mudarse no siempre fue voluntaria. Según contó a Página 12, Elena, una vecina del barrio, un trabajador de la Secretaría de Integración Social y Urbana (SISU) del Gobierno de la Ciudad le dijo:“Si no te mudás te quedás en la calle. Esas son las opciones”.

Sumado a lo compulsivo del traslado, las condiciones habitacionales no cumplieron con las expectativas mínimas: cloacas desbordadas, vidrios rotos, edificios enteros sin agua y problemas de aislación térmica. “Nadie nos preguntó si queríamos irnos. La casa es grande, pero tenemos los vidrios rotos, estamos alejadas y nos entran ratas que vienen de los escombros”, relató Elena.

Isidra y Edwin se mudaron a los edificios nuevos hace poco más de un mes. “El día que llegamos empezó a salir agua. Pensamos que era un caño roto, pero eran las cloacas. Salía agua sucia, agua con olor, y empezó a mojar las cajas, los muebles, las telas que teníamos para coser”, recordó Isidra, quien junto a su marido trabaja cosiendo camperas. Durante dos semanas el agua siguió saliendo, y las telas que se mojaron no sólo no sirvieron para las camperas sino que, como no son propias, se convirtieron en deuda. “Perdimos muebles también”, agrega una de las hijas de Isidra, que está sentada mirando el frente del local, a ver si llega algún cliente. Desde que se mojaron las telas tuvieron que pensar en un plan alternativo de trabajo para poder pagar las cuotas de las dos propiedades, que son cerca de 9 mil pesos por mes durante unos treinta años. “Nunca habíamos tenido problemas. Incluso, cuando nos quedaba tiempo, hacíamos changuitas, arreglos de ropa que nos pedía algún vecino”, aseguró Isidra.

Joana se mudó con sus seis hijos y su marido, que trabaja como empleado en un local de gastronomía. “Estuvimos tres meses sin agua. Ahora se quemó la bomba, o sea que no sirve ni aunque venga un camión y nos llene el tanque”, relató la mujer. El problema afecta a ocho familias del mismo complejo de departamentos dentro del sector YPF. 

Dionisia Velázquez, otra de las vecinas que habló con Página 12, contó que todavía no se mudó porque le mostraron un departamento muy chico y no quiso aceptar. La casa donde vive ahora es propia y hasta tiene una inquilina, que vive ahí con su hijo. “Esta mañana me entero que están demoliendo, que iban a llegar a mi casa. Si yo me hubiera ido a trabajar, volvía y no tenía nada”, relató, desesperada. Dionisia trabaja tres veces como cuidadora de una señora mayor. “No puedo faltar muchas veces a mi trabajo, pero me da miedo quedarme sin casa”, señaló la mujer. Si le hubieran dicho que iban a demoler tan rápido, ella asegura que “hubiera aceptado el lugar que me ofrecieron, pero la verdad es que para mudarme con mis dos hijas necesito algo más grande”. A Dionisia la acompaña en su reclamo la Defensoría del Pueblo, pero lo que ella busca ahora es una respuesta concreta: “necesito una vivienda donde mudarme cuanto antes. Hoy los frené, pero sé que van a volver”.