Inminente desalojo en La Boca
Las nueve familias que viven en el conventillo de Lamadrid 181 serían desalojadas mañana miércoles 28 de mayo por la mañana. Hay niños, personas mayores y discapacitadas. Piden más tiempo para poder encontrar a dónde ir. Además, denuncian que quien dice ser el dueño -Claudio Cocuzza- no presentó los papeles para demostrar la propiedad del inmueble.

Sin brindar ninguna respuesta habitacional a los vecinos y vecinas afectadas, la Justicia nacional ordenó el desalojo de las nueve familias que habitan el conventillo de Lamadrid 181, en La Boca. Hay menores de edad, mujeres cursando embarazos, una señora adulta mayor y un hombre con discapacidad. Algunas familias llevan más de 30 años viviendo allí.
Yanina Romero de 34 años vive en este inmueble desde que tiene 1 año. Hoy cursa un embarazo de 21 semanas y tiene tres hijos (14, 16 y 18 años). Su madre, de 86 años, está en otro departamento, se encuentra con movilidad reducida y tiene a cargo a su hijo de 62 años; él es discapacitado y también tiene movilidad reducida.
Muchas familias ingresaron por dueño directo, firmaron contratos, en algunos años trabajó una inmobiliaria. Los vecinos y vecinas siempre mostraron voluntad de pago. Lo que sucedía, denuncian, es que muchas veces nadie aparecía para cobrar el alquiler.
En ese sentido, Yanina señala que “el inmueble figura a nombre de Claudio José Cocuzza. Bah, él dice que está todo a nombre de él pero lo cierto es que nunca se presentó con los papeles oficiales que digan que él compró la propiedad”. El dueño fue quien solicitó el desalojo. Así como esta tiene muchas otras propiedades pero los papeles los vecinos y vecinas nunca los vieron. La vecina continúa diciendo que “yo me presenté a varios lugares y nunca fuimos oídos. Por eso se llegó a un precontrato con el dueño, al cual se le abonaba un alquiler mientras el desalojo seguía vigente, en ningún momento estando pagando, el dueño o sus abogados pararon el desalojo. Las familias al no poder constatar que aún abonando no iban a ser desalojados igual, dejaron de hacerlo”.
Los vecinos también cuentan que hay una deuda millonaria con AySA por responsabilidad del dueño que nunca pagó el servicio. Yanina sostiene que “en su momento se intimó al inmueble por falta de pago de agua, pago que los vecinos realizamos mensualmente en tiempo y forma, para ser enviado al dueño que evidentemente nunca abonaba”.
Esto no se trata de un caso aislado. Los negocios inmobiliarios en el sur de la Ciudad y en La Boca en particular son una política sistemática de este modelo que está hace 18 años gobernando. Gentrificación, abandono y desidia. Les interesa un desarrollo que no incluye a quienes habitan y construyen el barrio todos los días. Todo lo contrario: los expulsa y pretenden llevarse puestos muchos proyectos de vida.