De memoria

El 18 de marzo vecinos y vecinas de La Boca y Barracas se unieron por primera vez en una única marcha de antorchas. La movilización recorrió la avenida Patricios hilvanando aquellas luchas de las y los desaparecidos con los reclamos de hoy. El recuerdo de quienes se llevó la pandemia, también se hizo presente.   

De memoria

Los pañuelos blancos forman una ronda y caminan en círculo. Esta vez, el escenario no es la Plaza de Mayo como cada jueves desde hace más de cuatro décadas. Quienes sostienen a lo alto el símbolo de lucha y resistencia son vecinas de La Boca y Barracas. Mujeres que giran frente al enorme portón de madera detrás del cual, durante un siglo, funcionó la fábrica Alpargatas y que hoy es un ejemplo de las políticas neoliberales que golpearon nuestro país. Del edificio Molina Ciudad nadie se asoma. Ya no hay máquinas de coser, ni por derechos. Adentro de la ex fábrica hay piscina, solarium, lofts y gimnasio. El lugar fue construido con un fideicomiso del que Mauricio Macri es socio. Entre quienes adquirieron uno de sus lujosos departamentos se encuentra el diputado de Juntos por el Cambio Fernando Iglesias.

El símbolo del negocio inmobiliario fue la segunda parada de la Marcha de las Antorchas, la movilización que desde hace largos años atraviesa las calles de La Boca días antes de cada aniversario del golpe genocida de 1976. La marcha se realizó el 18 de marzo y significó el regreso a las calles después de dos años de pandemia. Y la vuelta fue especial no sólo por las ansias de abrazarse y mirarse a los ojos. Esta vez, el recorrido por la memoria, la verdad y la justicia cosió La Boca y Barracas, dos barrios con historias tan propias como colectivas y presentes. El puente fue la avenida Patricios, esa que algunos señalan como la que separa los dos barrios pero que en realidad es su punto de unión. La decisión de andar ese camino fue de quienes conforman el Encuentro por la Memoria La Boca-Barracas, un espacio en el que confluyen vecinos y vecinas, organizaciones sociales, políticas, sindicales y estudiantiles que trabajan en la recuperación de aquellas historias, proyectos y luchas que la dictadura arrancó a fuerza de secuestro, tortura, desaparición y asesinato. Historias, proyectos y luchas que son semillas del presente.               

La marcha partió, como es habitual, de Olavarría y Garibaldi, corazón de La Boca. Con las cuadras, se unieron más y más personas con carteles, banderas y antorchas que se fueron encendiendo a medida que la noche oscurecía el día. Por Lamadrid se llegó a Patricios. Y en esa esquina fue la primera parada. Allí funciona el Ministerio de Seguridad de la Ciudad y las oficinas de la Policía porteña. De frente, micrófono en mano, tomó la palabra Roxana Cainzos: “Pedimos hoy más que nunca por los muertos de ayer y de hoy. Porque en democracia nos siguen matando y desapareciendo a nuestros pibes. Hoy se ha intensificado cruelmente en nuestros barrios vulnerables donde avasallan todos sus derechos y los discriminan por su color de piel y vestimenta. Debemos crear conciencia en nuestros territorios para cambiar este poder judicial que no nos representa y su brazo que son las fuerzas de inseguridad que condenan a nuestros pibes en las barriadas y dejan impunes a los asesinos”, leyó la mamá de Nehuen Rodríguez, con la fuerza de su hijo como motor y la convicción de pelear para que “nunca más asesinen a nuestros pibes y que nunca más falte educación e inclusión para nuestros jóvenes”.

"Pedimos hoy más que nunca por los muertos de ayer y de hoy. Porque en democracia nos siguen matando y desapareciendo a nuestros pibes"

Después de las palabras de Roxana, la columna iluminada por el fuego siguió por Patricios en sentido al Parque Lezama. Las canciones y los bombos dejaban su eco entre los edificios en construcción, cada vez más altos, cada vez más exclusivos y expulsivos. Y porque la lucha por el derecho a la vivienda tiene más vigencia que nunca en este sur orillero, la parada número tres fue en Patricios 717, allí donde funcionaba Casa Kleiman, una de las primeras fábricas textiles de Barracas, símbolo de trabajo y producción. Allí donde hoy, en el mismo edificio que cerró sus puertas en el año 2000 como consecuencia de las políticas neoliberales de los 90, crece Solidaria Suárez. La cooperativa de vivienda se formó en plena crisis de 2001 y cuatro años después adquirió ese terreno con un crédito del Instituto de Vivienda de la Ciudad. “Hoy realizamos está parada aquí, dentro del recorrido de la Marcha de las Antorchas para mostrar que estamos de pie. El nuestro, como tantos otros proyectos colectivos no avanzó más allá de la compra por diversas razones. Pero la falta de voluntad política para resolver de manera definitiva el problema habitacional por parte del Gobierno de la Ciudad es violación de los derechos humanos fundamentales. Por estos derechos también lucharon durante la década infame nuestros desaparecidos y desaparecidas”, aseguró una de las más jóvenes integrantes de la cooperativa. Tras cada intervención, enormes móviles con pañuelos blancos –construidos colectivamente en talleres donde el saber se traspasa de mano en mano- quedaban colgados como mojones de memoria barrial.

En la esquina de Patricios y Villafañe fue la siguiente parada. A metros de allí funciona la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de donde la dictadura arrancó a jóvenes estudiantes, como de la mayoría de los colegios: Celia López Alonso, Estela Oesterheld y su compañero Raúl Mortola, Carlos Mayor, Ernesto Rivero, Cecilia Minervini, Hilda Fernández y Edith Zeitlin. Presentes. Ahora y siempre.   

El final de la marcha fue donde la avenida Patricios nace. Allí, frente al edificio donde funcionó otra fábrica, la yerbatera Cruz de Malta, les vecines recordaron a Alberto Samuel Falicoff, médico pediatra correntino secuestrado el 24 de noviembre de 1976 en su departamento del octavo piso de la Av. Patricios 40. La patota también se llevó a su mujer, quien fue liberada un mes después. Ambos estuvieron en el centro clandestino que funcionó en la ESMA, pero Alberto jamás apareció. Al hijo de la pareja se lo llevó la Policía Federal que después lo devolvió a la familia diciendo que lo habían encontrado abandonado en la calle con un cartel que decía su nombre.

De entre quienes marchaban bajo la bandera azul y oro de Boca es Pueblo salió el siguiente en tomar la palabra. Matías Daglio, miembro de la comisión directiva, leyó emocionado la adhesión del Club Atlético Boca Juniors que por primera vez en la historia sumó su apoyo a la marcha de las antorchas. Unos días después, la entidad xeneize realizó un homenaje a socios y socias desaparecidos entregándole a sus familiares el carnet número 30 mil (ver recuadro).  

Antes de leer el documento final, el homenaje fue para las y los vecinos que se llevó la pandemia de Covid. Una herida que aún sangra. Entre ellos, Osvaldo De Marco, delegado del asentamiento Lamadrid, eternizado en una bandera que su familia llevó a la marcha.

“Entendemos que las condiciones de desigualdad se han agravado con la pandemia. Siguen haciendo falta políticas públicas que aborden de una manera efectiva e integral los problemas”, repasó el texto de cierre del Encuentro por la Memoria. “El Gobierno de la Ciudad decidió que su política pública en el sur de la Ciudad sea el abandono; el llevarse puestas la democracia participativa, las instituciones de nuestra comuna y el voto popular; y la privatización de la tierra pública para fomentar proyectos de especulación inmobiliaria”, amplificó el parlante frente a las oficinas descentralizadas que la gestión de Larreta abrió sin acuerdo de la Junta Comunal.

“Este año, volvemos a marchar. Recuperar la calle es la herramienta que la militancia tiene para hacer frente a la desidia. En la calle, los barrios recuperamos nuestra historia de solidaridad, organización y compromiso, y allí la memoria del pasado se conecta con el presente. Somos parte de una lucha que continúa”.

Las antorchas que iluminan la avenida se apagan una a una. Los bombos guardan el ritmo de la última canción. Pero la memoria seguirá ahí, construyéndose por las calles de La Boca y Barracas.