Trueque en La Boca

Hace 28 años, la vecina Cristina Mirabelli abrió en el barrio un espacio de intercambio que a fines de los 90 y comienzos de los 2000 se volvió fundamental para la supervivencia de muchas familias. Hoy, el nodo comunitario y solidario funciona todos los lunes en el Club Nápoles.

Trueque en La Boca

María Cristina Mirabelli es vecina del barrio y en tiempos de crisis social, política y económica gestó un espacio solidario y comunitario: el club de trueque de La Boca. El nodo nació en 1995 y, junto con otras sedes repartidas en los barrios más pobres del país, marcó un clima de época. Mientras la desocupación escupía del sistema a millones de personas, muchas encontraron allí la manera de producir y consumir al mismo tiempo, intercambiando comida, ropa, útiles escolares, lo necesario para el día al día. Llegó a haber 6 mil en toda la Argentina. Actualmente, quedan pocos. Uno de ellos es el de La Boca. Hoy, 28 años después y en épocas donde los ingresos no alcanzan, todos los lunes a las 14.30 el club abre sus puertas en otro club, el Nápoles, en Rocha 915.

-¿Cómo comenzaste este proyecto en el territorio?

-Nací y me crié en La Boca. Es una filosofía de vida que soluciona muchos problemas económicos. La gente puede traer lo que sabe hacer, ropa, comida, sabiduría y todo lo manejamos con un vale social que se llama crédito que viene de la palabra Credibilidad. Ahora estamos en el Club Nápoles porque nos ofrecieron el espacio y es gratuito. La gente se tiene que asociar al club para ir a trocar a otros lugares.

-Hace casi tres décadas que impulsás el club del trueque en La Boca ¿En qué otros espacios se armaron estos intercambios?

-Siempre fue en La Boca. El primero fue en San Juan Evangelista, pero también estuvo en el Teatro Verdi, en las cantinas de Necochea, en el Sindicato de amas de casa. La experiencia que se logra es que la gente pueda bajar los decibeles, ya que no manejamos dinero, y empezar a tomar conciencia que lo que trae le sirve a otra persona y así es en forma recíproca. Hay gente que tiene muchas cosas que no utiliza y están en perfectas condiciones, no las tiran y no las venden. Entonces la traen y se llevan lo que necesitan. Se cambia en forma directa, poniéndose de acuerdo o por intermedio de créditos.

-¿Cuál es la propuesta actual en el Nápoles?

-Estamos todos los lunes de 14.30 a 16.30. La gente puede traer lo que desee, siempre en perfectas condiciones y puede llevarse lo que necesite, sea artículos de limpieza, perfumería, comida, mercadería, ropa, calzado, repostería, pedicuría, lo que se puede aportar es en beneficio en común. Hicimos volantes para divulgar y vienen también de Florencio Varela, Bernal, Constitución, Caballito. Nos manejamos con la solidaridad porque creemos que cada ser humano tiene un potencial y no necesitamos dinero para conseguir cosas, solamente nuestros conocimientos.

“Lo recomiendo siempre que puedo para las mamás que hemos criado a nuestros hijos solas, nos beneficia muchísimo"

Al igual que Cristina, Inés Ramírez vive en La Boca y asiste al club del trueque desde hace muchísimos años. Lo milita porque para ella significó la posibilidad de poder mantener a su hijo: “Lo recomiendo siempre que puedo porque los que somos laburantes, mamás que hemos criado a nuestros hijos solas, nos benefició muchísimo. Yo con el truque pude ahorrar algún dinero para pagar su educación, mientras con el trueque conseguía comida, ropa y útiles para mi hijo. Aprendí a usarlo y trato de mostrarle a otros cómo se usa”, destaca Inés.

Lo último que Inés llevó al club fue una tostadora: “tengo otra más chica y esta no la usaba”. Pero como es modista, además de ofrecer productos que no utiliza, ella intercambia su oficio: el arreglo de una prenda por algunos alimentos que le hagan falta. “Si vos querés algo de otro, pero el otro no quiere nada tuyo también se puede vender por créditos, unos billetitos con los que podés comprar en cualquier nodo dentro de la red global del trueque”, aclara, y vuelve a entusiasmarse: “Es impresionante lo útil que es el sistema”.