El plan de retorno prevé que el 17 de febrero arranquen las clases los y las estudiantes desde maternal hasta primer ciclo de escuelas primarias y primer ciclo de secundaria.  El 22 de febrero, lo harán el resto de los grados de primaria y el 1° de marzo, los cursos restantes de la secundaria.

Aquellos docentes y estudiantes que pertenezcan a grupos de riesgo quedan exceptuados de la vuelta a la presencialidad. Además, desde el 8 de febrero implementarán un plan de testeos para docentes.

Con recortes en el presupuesto educativo y sin un plan de infraestructura para asegurar un retorno en condiciones seguras, el Gobierno porteño delegó en los directivos escolares la elaboración de las propuestas de reorganización de espacios, que deberán presentar a la Ciudad. Patios, pasillos, bibliotecas y otros espacios deberán usarse parcialmente a modo de aulas.  

Los sindicatos docentes vienen alertando sobre la imposibilidad de cumplir tal distanciamiento en todas las escuelas porteñas. “El año pasado inventaron las burbujas para retomar la presencialidad y, más allá de que fueron un fracaso porque las familias no mandaron a los niños a las escuelas, los dispositivos eran de 8 alumnos para preservar la salud y el distanciamiento, no de 30”, recordó el secretario adjunto de Ademys, Jorge Adaro.

En este sentido, el dirigente ironizó con la frase “burbujas de hacinamiento” ante la iniciativa del Gobierno de pasar de 8 a 30 alumnos por grupo en un contexto de aumento de contagios. “Son medidas irresponsables e impracticables”, finalizó Adaro, que anticipó que su gremio llamará a asamblea para decidir las medidas tomar. 

Desde Sadop Capital remarcaron que la presencialidad en las escuelas sólo es posible en “condiciones epidemiológicas seguras” y siempre y cuando todos los docentes estén vacunados.

En declaraciones radials, la Secretaria General de UTE-Ctera, Angélica Graciano, advirtió: “Los anuncios demuestran que desconocen el funcionamiento de las escuelas y no tienen idea de cómo es dar una clase”. “Un docente secundario tiene cinco escuelas. Y no puede ir en bicicleta de escuela en escuela. Son palabras que suenan muy bien, pero caen al vacío. No tienen un arraigo en la realidad de cómo organizar un establecimiento educativo”, explicó la dirigente.