La tierra

Una vez más ese bien tan preciado que es la tierra fue durante todo el mes de octubre el centro de la escena a lo largo del país. La tensión por su propiedad, adquisición, venta u ocupación sirvió tal cual festín para el arsenal de medios de comunicación, alineados con la oposición política al gobierno nacional, tratando de instalar el derecho a la propiedad privada en algunos casos por sobre el derecho a la vida.

La tierra

La novela de traiciones familiares en Entre Ríos; los ninguneados del sistema en Guernica; originarios reclamando sus tierras en el sur y  vecinos y organizaciones de la Ciudad defendiendo los terrenos de Costa Salguero ante un gobierno entregador. Un abanico de situaciones que ponen una vez más en evidencia que en algún momento se tendrá que tratar a nivel Nación un marco legal que proteja y otorgue  derechos de acceso y tenencia. Una sociedad democrática, sustentable e inclusiva se debe la discusión de para qué y en manos de quién deben estar sus tierras.

La escasez de espacio en nuestra ciudad, a diferencia del resto del país, es más que notoria, así y todo la gestión amarilla se las ha arreglado para encauzar ventas, promover concesiones y permisos por un total de 470 hectáreas; con un puñado de ganadores que son los grandes inversores inmobiliarios, en perjuicio de cada uno de los porteños y su derecho al metro cuadrado de espacio verde. Solo por citar algunos casos de doble vara, podemos recordar que en la calle Hilario Ascasubi y Luna, Clarín levantó una pared que impide el paso a los vecinos para ser utilizada como playa de maniobras y estacionamiento; en su otro extremo sobre la calle Magaldi, una barrera con vigilante incluido impide el paso a quien no sea personal de la firma. En la calle Hornos al 700, Cablevisión puede estacionar su flota de camionetas en el bajo autopista, al igual que las instalaciones de Canal 13 en el espacio del bajo autopista en el vecino barrio de Constitución, que cuentan con su “merecido y seguramente bien ganado”  estacionamiento. Para continuar con empresas amigas y mimadas por la gestión, primero de Macri y luego de Larreta, no se puede dejar de mencionar a Boca Juniors a quien direccionaron la venta de los terrenos de casa Amarilla.

Más de 3 hectáreas que eran espacio público y que finalmente pasaron a manos privadas, al igual que las calles que desde hace años usan para estacionamiento del club. 

El último gran zarpazo se lo quieren dar a los terrenos de Costa Salguero lindantes al río, una vez más para privilegiar a unos pocos que contarán hasta con amarras para sus embarcaciones en desmedro de millones que ven la costa del río de vez en vez.

Es tan grande la simbiosis que han logrado imponer entre la tierra, el campo y la patria que al momento de entrar a imprenta este periódico, la dirigente Elisa Carrio twiteó impunemente: “La lucha del campo por las retenciones fue la mayor lucha por desobediencia civil pacífica de la Argentina”. Se olvida la ex diputada, que fueron los organismos de derechos humanos quienes dieron una verdadera lucha civil y pacífica sin intereses económicos de clase.