Con otros ojos

El proyecto Itinerarios feministas y de diversidad sexual recorrió La Boca y Barracas para visibilizar sitios donde mujeres y diversidades tienen o tuvieron un rol destacado en luchas y resistencias. El recorrido comenzó en la Iglesia San Juan Evangelista donde en 1911 Julieta Lanteri se convirtió en la primera mujer en votar en la Argentina.

Con otros ojos

“Recuperar la memoria y revalorizar las luchas del movimiento feminista y de diversidad sexual en la Ciudad de Buenos Aires”. Con ese objetivo, el 6 de mayo se llevó a cabo un recorrido itinerante por La Boca y Barracas en el cual se visitaron diferentes sitios donde las mujeres y las diversidades cumplieron o cumplen un rol que debe ser visibilizado.

“Empezamos a pensar lugares y el primer nombre que apareció fue el de Julieta Lanteri, pero surgieron muchos así que nos quedaron afuera la Gráfica Patricios, el Normal 5, la milonga queer de Los Laureles, el hospital Moyano y la Costanera Sur, que fue un espacio de encuentro y resistencia de diversidades en dictadura”, explica Mariana, quien colaboró en el armado del mapeo como integrante de la agrupación Mujeres Por La Boca que suele reunirse en la Plaza Brown.

El itinerario comenzó a las 10 de la mañana en la puerta de la Iglesia San Juan Evangelista, allí donde en 1911 Julieta Lanteri se convirtió en la primera mujer en votar en el país. Farmacéutica y médica, Lanteri fundó el Partido Feminista Nacional y fue un estandarte en la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer.

La caminata continuó por la ribera hasta el Centro de Acceso a la Justicia de la Mujer. Desde allí, el grupo partió hacia Barraca Peña, sitio arqueológico de La Boca. Allí habló Sara, integrante de la Cooperativa de trabajo antirracista Cultura Minga, de mujeres y diversidades afroindígenas: “Las barracas eran depósitos que almacenaban cueros, pieles y lanas para exportar a diversos puertos de América y España. Levantaron precarios albergues sobre el margen izquierdo del Riachuelo para alojar a los esclavizados africanos traídos por los comerciantes europeos. En Barraca Peña funcionaba un espacio de explotación prostibularia de mujeres. En los registros, estos espacios no aparecen. Eran lugares clandestinos, la prostitución nunca fue legal. La oralidad de la historia no es toda contada. En Barracas está Voces del Sur, donde también funcionó como tal y están las ventanas enrejadas para que las mujeres no escapen”, relató Sara. La Cooperativa Minga es un espacio comunitario donde mujeres afrodescendientes e indígenas se encuentran en torno a proyectos productivos de la economía social.

Luego fue el turno de visitar algunos de los tantos murales que se desparraman por los barrios del sur: en Quinquela Martín y Melo, sobre su mítica bicicleta se encuentra pintada Olga Acosta, referente de la Agrupación Vecinos de La Boca que murió en 2018; en Quinquela y las vías, está representada la marcha de las escobas, la huelga de iniquilines de conventillos en el que las mujeres tuvieron un rol fundamental “barriendo la injusticia”. Un poco más allá, en Palacios al 900, otro mural refleja la imagen de Martiniana Olivera de Levy, militante detenida y desaparecida durante la última dictadura.

La siguiente parada fue el merendero Madres sembrando conciencia, sostenido a pulmón por Roxana Cainzos y Carolina Vila, madres que sufrieron violencia policial contra sus hijos. Otros puntos del itinerario fueron la ex fábrica Noel y la ex Alpargatas (actual Molina Ciudad, complejo de lofts y amenities de lujo), donde trabajaban miles de mujeres, y la cooperativa de Vivienda “Solidaria Suárez”, fundada en 2001 ante el avance del mercado inmobiliario en el sur. “Recorrimos algunos hitos del barrio que distinguen la lucha de las mujeres y disidencias. Seguramente queden muchos más para seguir organizando recorridas, con más participación” dice Valeria, vecina e integrante de La Boca Resiste y Propone.

La convocatoria fue realizada por la Asociación Ciudadana de Derechos Humanos, en el marco del proyecto Puntos de Cultura.