Doce vidas

Como en otros casos de muertes impunes, es fundamental mantener la memoria y recordar las historias de las doce personas que se llevó Iron Mountain. Diez murieron por el incendio; otros dos se suicidaron como secuela de la tragedia. 

Doce vidas

Iron Mountain se llevó la vida de doce personas, entre quienes murieron por el incendio o se suicidaron como secuela de la tragedia. Tres eran voluntarios del cuartel de Vuelta de Rocha; otros tres, miembros de Defensa Civil; también fallecieron 5 bomberos y una bombera de la Policía Federal. Como en otros casos de muertes impunes, es fundamental mantener la memoria, recordar sus historias.

Facundo Ambrosi tenía 25 años cuando fue con sus compañeros de Vuelta de Rocha hasta el depósito de Barracas en llamas. Salió de allí muy malherido, y falleció en el hospital Argerich doce días después. Había empezado a participar a los 14 años, aunque vivió entre bomberos desde que nació. Cuenta su mamá, Nora Fernández: “yo empecé cuando tenía 16 en este mismo cuartel, acá conocí a mi esposo cuando él tenía 19, y estuvimos juntos durante 30 años... Mi hijo se fue adentrando en esto desde chiquito, prácticamente vivía acá". Facundo era parte de la murga del barrio "Bombo, platillo y elegancia". Compartía sus dos pasiones, la de bombero y la murguera, con su mejor amigo, Diego Oneil.

Diego sobrevivió al derrumbe de la pared que se llevó la vida de su amigo Facundo, pero no soportó la ausencia. Era xeneize como pocos: nacido y criado en Olavarría y Brown, integrante junto a su hermana y hermano del Oratorio del San Juan Evangelista cuando niños, murguero, músico, bombero voluntario y aspirante a cocinero, quería ponerse un restorán. Vivió angustiado desde aquel 5 de febrero fatídico, hasta que pocos días después del segundo aniversario, el 23 de febrero de 2016, se suicidó. "Fue un sobreviviente que no sobrevivió", describió Martina Noailles cuando se conoció la noticia, en un completo perfil sobre su vida y su compromiso publicado en las páginas de este periódico.

Sebastián Campos era un poco mayor que ellos, tenía 35. Participaba con una tarea específica: reparaba los vehículos. Además de ser bombero voluntario en Vuelta de Rocha, era mecánico. Vivía con su familia en Villa Argentina, Florencio Varela, a media hora de tren hacia el sur. Fue tal el impacto en su barrio que vecinos y vecinas, junto a su madre Miriam y Jorge, su padre, presentaron un proyecto de ley en el Concejo Deliberante para que la calle 519 donde Sebastián vivía pase a llevar su nombre. La propuesta fue aprobada por unanimidad.

Pedro Baricola había decidido canalizar su vocación de servicio trabajando en Defensa Civil. Llevaba diez años como trabajador precarizado del Gobierno porteño cuando el derrumbe tras el incendio se cobró su vida. Era padre de una niña de 5 años. Su compañero José Luis Méndez fue con él, y también murió bajo los escombros; además de rescatista, participaba como bombero voluntario en Villa Domínico, Avellaneda. Otro rescatista, Mario Colantonio, sobrevivió al derrumbe, pero al igual que Diego terminó quitándose la vida a dos años de la tragedia.

Entre los bomberos de la policía se destaca la historia de Anahí Garnica, quien con 29 años era la primera mujer bombera de la Federal. Leonardo Day tenía 55 años y era el de mayor jerarquía, comisario inspector.  Eduardo Conesa, de 47 años, era cabo primero, colaboraba con los bomberos voluntarios de Lanús y tenía dos hijos. Carlos Veliz también era cabo y padre de una niña; tenía 33 años. El cabo Maximiliano Martínez, de 32, también era bombero voluntario en su localidad, Florencio Varela. Juan Monticelli llevaba 3 años como bombero de la policía, tenía 26.

“Con el documental, con cada imagen que sale de la tragedia, siento que se visibiliza el tema. Es importantísimo que la gente conozca las historias de cada uno” valora Patricio Busto, quien fuera compañero de Facundo, Diego y Sebastián en los bomberos voluntarios de Vuelta de Rocha. “Los homenajes nunca son muchos –concluye–, quedaron la vida de diez servidores públicos acá, no hay homenajes suficientes para eso”.