El 19 y 20 en el barrio

Represión, cortes de calle, saqueos. Hambre, desesperación, bronca. Organizaciones que coordinaron acciones, otras que encontraron en la rebelión popular la semilla para la militancia territorial. Los recuerdos de 2001 en las voces de vecinos y vecinas de La Boca.

El 19 y 20 en el barrio

Rubén Rosmarino: “Los 15, 20 días antes del 19 fueron jornadas muy agitadas en el barrio. Tuvimos un corte importante en las 5 esquinas, con más de mil personas, y una semana antes del 19, hubo una movilización importante en el Congreso donde participamos varias organizaciones de La Boca que estábamos en la mesa de enlace. Intuíamos que algo tenía que pasar. El 19 estábamos con algunos compañeros de Aukache en una reunión en San Telmo y apenas después del anuncio del toque de queda, empezaron las cacerolas. Así que volvimos a La Boca, nos juntamos con otros compañeros, agarramos el trapo de la agrupación de nuestro local de Aristóbulo del Valle y Necochea y nos fuimos para Plaza de Mayo. Alguna gente nos decía que lo sacáramos, que era sin banderas, sin carteles políticos. Les explicamos que desde hacía años veníamos luchando y manifestándonos por la situación económica y social y que teníamos derecho de estar con el cartel que mantuvimos abierto hasta que empezó la represión".

Corina Busquiazo: “Recuerdo los bondis vacíos, sin trabajadorxs. Las calles de La Boca con muchos hombres sentados o tirados en las veredas sin una changa, nada para hacer. Con sus rostros marcados por la desesperanza. Y recuerdo a una mujer comprar dos huevos".

Lucas Yañez: "De los siete cortes simultáneos que se realizaron el 19 de diciembre en la Capital, en La Boca cortamos el Puente Avellaneda. Llegamos a la subida de la Av. Alte. Brown y Pinzón desde distintos puntos del barrio para evitar que la policía nos contuviera en algún punto y no pudiéramos realizar el corte. Recibimos la visita de los encargados del por entonces Centro de Gestión y Participación de La Boca y Barracas que venían con instrucciones del Gobierno de la Ciudad para establecer un canal de diálogo. Acordamos en que bajaríamos del Puente Avellaneda alrededor de las 18 para realizar un acto en “las cinco esquinas”. Después desconcentramos a nuestras casas. Habían pasado minutos de las 20, cuando en cadena nacional De la Rúa estableció el Estado de Sitio. Días después nos enteramos que en ese momento estalló un cacerolazo. En el bajo de La Boca no se escuchó.  Sí escuchamos las sirenas de los patrulleros de la policía que surcaban la noche rodeando esa especie de triángulo que forman las Avenidas Alte. Brown, Suárez (que en esa parte parece calle) y Pedro de Mendoza. Un operativo que no habíamos visto hasta entonces. La comisaría 24 no tenía tantos patrulleros. Vienen del Departamento Central, dijo Greco, el comisario. “Tienen sus propias órdenes. Tienen que contener las zonas donde pueda extenderse el conflicto. Yo, con el personal que tengo, tengo que garantizar que el Puente Avellaneda esté despejado”. Un supermercado que estaba sobre Alte. Brown al lado de la vieja farmacia de Olavarría, y al que no pocxs vecinxs del Bajo le tenían bronca por los altos precios y los bajos fiados, pagó los platos rotos".

Emiliano Acosta: “El 19 a la noche en La Boca hubo una represión grande de infantería después de que se reventaron dos chinos, uno en Brown y otro en Necochea. En Necochea entre Olavarría y Lamadrid fueron tremendo los gases. En ese momento yo estaba en una reunión de la murga de Los Amantes, en lo que ahora es Camioneritos, en Lamadrid y Palos. Ahí nos enteramos que había llegado la policía, y decían que también había un herido de bala, sobre Necochea. Nosotros éramos un grupo de Los Amantes pero que también participábamos de actividades contra la represión policial, tema más que actual. Así que hacia allá nos fuimos. Por los gaseses, quedamos encerrados en un conventillo que cuando yo era chico era el primer local y único de derechos humanos de La Boca y que, del otro lado, estaba el del PI (Partido Intransigente). Para el 2001 ya no estaban ninguno de los dos locales. Después, se juntó bastante gente en Brown y Olavarría de distintos grupos, y la infantería terminó retirándose. El 20 a la mañana algunos fuimos para el lado del puente y ya al mediodía estábamos en Diagonal Sur”.

María Eugenia Lanfranco: "Imposible olvidar esos días nefastos de nuestra historia. Vivíamos en Olavarría al 700, corazón de La Boca. La cita fue espontánea en la esquina de casa, en Olavarría y Del Valle Iberlucea, a dos cuadras de Caminito y a dos de la Cancha. Estábamos todos los vecinos del barrio, las gomas encendidas generaban un humo tan oscuro como la tristeza, angustia, incertidumbre que teníamos en nuestros corazones. Mi hijo mayor tenía 11 años y preguntaba ¿qué pasa, mamá? Mis explicaciones eran inconexas, imprecisas, teñidas de miedo y dolor por lo que estábamos viviendo. En enero, gran parte de los locales de la calle Olavarría estaban en venta o con carteles de alquiler. Y más familias se mudaron debajo de la autopista, viviendo en casas de cartones y nylon".