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Largo, angustiante y sin tregua para la capacidad de asombro concluye este 2020. Lo comenzamos con una noticia al otro lado del mundo que de tan exótica no pudimos avizorar que en tan solo tres meses entraría vía Ezeiza al punto de paralizar el país. El 20 de marzo, la fuente de trabajo e ingresos más importante que tiene el barrio de La Boca entró en un letargo sin precedente, del que aún no despertó.

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En los alrededores del Paseo Caminito y el corredor comercial hasta la cancha de Boca trabajaban diariamente no menos de 600 personas en forma directa. Claro está que los que más sufrieron la situación fueron los numerosos trabajadores informales, pero en la falta de ayuda por parte del gobierno de la Ciudad no se quedaron atrás los que dependen propiamente de ella como los artistas de la Feria de Artes Plásticas de Caminito y los artesanos de la Feria de Vuelta de Rocha, quienes sólo recibieron del Gobierno porteño un bolsón de alimentos cada 15 días a partir de mayo. También los comerciantes de La Boca se sintieron ninguneados por la falta de presencia, información y contacto oficial.

Por estos días, esperanzados en la reapertura del sector turístico muchos se lanzaron a la tarea de levantar sus persianas y armar sus puestos pero los visitantes son escasos y el panorama aún pinta desolador. Más allá del voluntarista deseo de los trabajadores y el simplón afán aperturista por parte de las autoridades locales, la vuelta a esa tan precaria y asfixiante normalidad que vivíamos antes de marzo tardará en recomponerse.

Con un 2020 para el olvido, el año por venir tendrá q tener una economía en verdadera reactivación apostando a la recuperación del poder adquisitivo. Sin embargo, este no parece ser el plan de Larreta ya que no ha dejado de idear propuestas q perjudiquen el salario de los habitantes de la Ciudad. El año próximo a cambio de obras impactarán fuerte dos medidas de neto corte recaudatorio como son el impuesto a las tarjetas de crédito y la extensión de estacionamiento medido a casi toda la Ciudad.

En el mismo sentido, y con la excusa puesta en la disminución del porcentaje de coparticipación, Larreta envió a la Legislatura un proyecto de presupuesto al que describió como “de contingencia con un programa de ajuste transitorio”. Según el propio Gobierno adelantó, el proyecto implicará el recorte en áreas sensibles. Y aunque será tratado el 10 de diciembre y proyecta los números de 2021, la gestión de Juntos por el Cambio ya comenzó a aplicar algunas medidas que van en línea con su plan y que golpea a los que menos tienen.

Por ejemplo, en la Comuna 4 desde mediados de noviembre dejó de enviar alimentos para las familias que asisten a comedores y merenderos y están aisladas por Covid. Esa tarea estaba a cargo del IVC que llevaba a los domicilios bolsones para que esas personas no salgan de sus casas en procura de un plato de comida. Ahora son las organizaciones las que, una vez más, cubren lo que debería hacer el Estado. El IVC también aplicó otra medida de ajuste: al cierre de esta edición, les notificó a las familias de la villa 21-24 que fueron relocalizadas a complejos de viviendas que deben volver a pagar el crédito, pausado en marzo por la crisis económica que generó la pandemia. La situación para estas familias es desesperante si se le suma la facturación desorbitante que recibieron durante los últimos de meses de parte de Metrogas y Edesur (ver nota de tapa).