Por unos pocos metros

ACUMAR convocó a una audiencia pública para debatir un proyecto de Nación y Ciudad que busca rehabilitar la navegación en el Riachuelo. La primera etapa sería sobre un tramo de 300 metros a la altura de La Boca, con fines turísticos y recreativos. La iniciativa recibió el apoyo de gran parte de les oradores, pero la mayoría recordó que, a casi 15 años del fallo de la Corte, aún quedan muchas deudas sociales y estructurales con quienes viven a orillas de la cuenca.

Por unos pocos metros

Si como les estudiantes, la ACUMAR tuviera un boletín de calificaciones, reuniría en estos 14 años muchas cuentas pendientes y materias sin aprobar. Pero sin fijarse en ello, el organismo se puso una nueva meta: evaluar la vuelta de la navegación en un corto tramo del Riachuelo. Para eso, el 2 de diciembre convocó a una audiencia pública de la que participaron más de cien oradores, entre funcionaries, académicos, instituciones, clubes y vecines. Las posturas fueron diversas, muchas trascendieron la discusión particular y retomaron la histórica deuda que los Estados condenados por la Corte Suprema de Justicia tienen con quienes viven a orillas de la cuenca.

ACUMAR habló de plantear “una nueva etapa en el proceso de saneamiento de la Cuenca” y habilitar las navegaciones prohibidas en el Riachuelo desde 2011. El área habilitada “con fines turísticos y recreativos” sería de unos 300 metros entre el Puente Transbordador y la desembocadura al Río de la Plata. La propuesta de este primer trayecto se enmarca en un proyecto presentado ante la Justicia por Nación y Ciudad para habilitar un circuito navegable que conecte desde Tigre hasta Quilmes pasando por La Boca.

Durante la audiencia, vecines e integrantes de organizaciones de La Boca mostraron sus argumentos, la mayoría de apoyo al proyecto, pero con matices sobre al accionar actual del organismo y sus deudas.

Blanca “Maggi” Persincola, del Centro Cultural El Puente, recordó que el fallo que impidió la navegabilidad (firmado por el juez federal de Quilmes, Luis Armella), fue “contrario a la Constitución”, y lo vinculó con el lobby de la gentrificación en el barrio. “Buscan que avancen las políticas y estéticas de Puerto Madero sobre nuestra historia y patrimonio”, dijo. Por eso, se mostró a favor de autorizar la navegación y el impulso al turismo, pero para “todos y todas”.

En tono similar se expresó Enrique Caporaletti, quien se presentó como “nacido y criado en La Boca” y un histórico navegador del Riachuelo. Él habló de una “oportunidad inmejorable” para reactivar la medida suspendida, aunque pidió, como Blanca, que la autorización vaya más allá del Puente Transbordador y llegue hasta el Mercado Central.

Cecilia Alvis mencionó el Proyecto Des-Límites, surgido en 1997 en el marco del Instituto Superior de Urbanismo, Territorio y Ambiente de la UBA que integra, el cual “propone identificar el río, sus afluentes hídricos y tierras adyacentes, como un único territorio, y dar respuesta a las necesidades de vivienda, saneamiento y equipamiento para los muy diversos barrios que componen la cuenca”. Esta investigación, incluso, detalla las posibles ubicaciones de paradas fluviales en distintos puntos del Riachuelo, desde Ezeiza a La Boca, asunto no abordado aún por ACUMAR.

Desde la Comisión de Vecinos de la Calle Irala y adyacencias, Silvana Canziani hizo hincapié en dos puntos. “Que se pongan límites de velocidad para no perjudicar la biodiversidad, y que se dé prioridad a las embarcaciones que no utilicen combustibles fósiles”, clamó. “Apoyamos, pero queremos mucho más”, agregó, en relación a lo propuesto por el organismo estatal.  

Por la Fundación x La Boca habló Horacio Martínez. “Entendemos esto como el inicio de una normalización que esperemos que llegue con el tiempo a todo el Riachuelo. Esto le dará luz a una zona llena de oscuridad. La falta de navegabilidad generó perjuicios al desarrollo urbano, y por eso estamos seguros que si se avanza se presentarán oportunidades para que se ofrezcan fondos a tasas subsidiadas, porque estas obras son vistas con buenos ojos por el mundo”, argumentó, y resaltó la adhesión que reunió la última “Remada por el Riachuelo”, que buscó visibilizar la necesidad de navegar y de la que participaron más de 2000 remadores.

En la primera audiencia hubo 30 expositores, que se expresaron durante estrictos cinco minutos de manera presencial o virtual. Participaron el director general de Gestión Política y Social de ACUMAR, Antolín Magallanes, y el director nacional de Calidad e Innovación Turística, Hernán Roitman. El lunes 12 de diciembre, al cierre de esta edición, se desarrollaba la segunda y última jornada de audiencia pública. Las opiniones de les oradores no serán vinculantes a la decisión que deberá tomar la justicia.

Les funcionaries hablaron de “consolidar el saneamiento ambiental”, y aseguraron que las “grandes obras de infraestructura y las tareas cotidianas de recuperación permiten dar este paso”. Pero obviaron hacer referencia al día a día de las 4,5 millones de personas que viven en la cuenca, con las problemáticas que desde hace años recordamos en las páginas de Sur Capitalino: A 14 años de la sentencia, de las 2745 familias censadas en 2010 del lado porteño del Riachuelo, hoy quedan más de 800 sin relocalizar, la mayoría viven en la villa 21-24 de Barracas. El censo en ese barrio relevó 1334 familias que debían ser relocalizadas para enero de 2013. En un mes se cumplen 10 años. Son familias que no accedieron a una solución habitacional y que, por lo tanto, sufren un deterioro en sus ya precarias condiciones de vida, sin cloacas, sin agua corriente, con hacinamiento y riesgo eléctrico, por citar algunas.

Corredor turístico productivo

Uno de les vecines boqueneses que más tiempo lleva investigando el tema es el arquitecto Gustavo Cañaveral. Integra el colectivo “Proyecto Riachuelo”, formado en 2011, que pide desde allí abordar el tema de manera integral, conformando un “Corredor Turístico-Productivo” que hace eje en siete puntos: la navegabilidad, el turismo con inclusión social, el estado de salud del río y sus habitantes, el patrimonio, el arte urbano, la revalorización industrial y el desarrollo inmobiliario.

Sobre el primer ítem, relacionado al debate en ACUMAR, comprende el “transporte multimodal de pasajeros y cargas”. “Diariamente miles de personas hacen recorridos que pueden ser abastecidos desde la interconexión que ofrece el Riachuelo, pudiendo llegar a destino en forma directa o con centros de derivación. Asimismo, propiciando el transporte de cargas desde y hacia el Mercado Central”, expone el proyecto.

Por todo esto, Cañaveral es crítico con la propuesta del organismo estatal, a la que considera una “falta de oportunidad”. “Nosotros ad honorem y desde la sociedad civil, desarrollamos algo más abarcativo. No puede ser que lo que ellos tengan para ofrecernos sea solo esto”, lamenta. Además, sostiene que hay muchas preguntas sin responder en la propuesta oficial: “¿Cuáles serían las estaciones de ascenso y descenso?, ¿No pararían en Aeroparque, que sería clave para el turismo?, ¿No piensan en una estación frente al Barrio Mugica o la Villa Rodrigo Bueno, que daría inclusión?, ¿Está pensado para que la usen los trabajadores de Villa Inflamable? No hay nada de eso, como tampoco hablan del asentamiento Lamadrid, o de la falta de viviendas, o del trabajo de fachadas en Pedro de Mendoza o del problema de los conventillos”, cuestiona.

Por todo esto, expresa su pesimismo ante la ausencia de un abordaje integral y recuerda que, en estos últimos diez años, la política en relación al Riachuelo la marcó la “Corporación Puerto Madero”, lejos de los intereses y necesidades populares.

La última palabra, finalmente, la tendrá el juzgado federal de Morón, el mismo que en 2011 prohibió la navegación en la cuenca por condiciones ambientales que, más de diez años después, no parecen haber sido revertidas.