Barracas y barraquenses en la Revolución de Mayo

Vieytes y Orma no son sólo dos calles del barrio. Ambos fueron protagonistas de distintos hechos fundamentales para la liberación de la Patria, a comienzos del siglo XIX. Pero quiénes fueron, qué y dónde lo hicieron, te lo cuenta mejor en esta nota el historiador Lucas Yáñez.

Barracas y barraquenses en la Revolución de Mayo

En estas páginas de Sur Capitalino intentamos mostrar que Barracas es un barrio cargado de historia. Y, a la vez, les proponemos a nuestrxs lectorxs descubrir los rastros de esa historia cada vez que recorremos sus calles. Sólo son necesarias unas dosis de curiosidad y atención para descubrir las huellas de un pasado que está ahí, a mano, esperando que lo alcancemos.

A veces tenemos la suerte de descubrir a las mujeres y los hombres que protagonizaron esa historia. Quizás, podamos conjurarlxs para que nos acompañen en nuestro camino de construcción de una Patria más justa y solidaria, porque es un camino parecido al que ellxs recorrieron.

Por una de esas casualidades o causalidades de la vida, del destino, de Alá, o del materialismo histórico, vivo a pocos pasos de la Avenida Vieytes y trabajo, por ahora, en la calle Orma, todo en nuestro barrio de Barracas. Ustedes se preguntarán a dónde quiero ir con esta referencia personal, y yo les devolveré la pregunta: ¿qué tienen en común Vieytes y Orma?

Quizás recuerden a Hipólito Vieytes como el fundador del "Semanario de Agricultura, Industria y Comercio", el segundo periódico publicado en Buenos Aires. Pero es más probable que lo recuerden como el propietario de la jabonería, ubicada en Venezuela y Tacuarí, donde se realizaban las reuniones de los patriotas, previas al estallido de la Revolución de Mayo. De Vieytes escribe su contemporáneo Ignacio Núñez, en "Noticias históricas": "(...) él había sido si no el primero, uno de los primeros cuatro hombres que empezaron a trabajar en el cambio político de estos países, como lo fueron don Manuel Belgrano, don Juan José Castelli, don Nicolás Rodríguez Peña, y él: concurrió por consiguiente a las primeras conferencias reservadas, y votó en el congreso general por la deposición del virrey (...)".

Ahora, si les pregunto por Orma estoy dispuesto a apostar a ver cuántos de ustedes saben de quién se trata. Los invito a que se trasladen por un instante a la Buenos Aires de 1810 y a que se pongan las ropas de alguno de los revolucionarios que más les guste. Este  año Juan José Castelli cumpliría 260 años así que, como pequeño homenaje al “orador de la Revolución” pongámonos su traje. Si ustedes fueran Castelli y tuvieran que organizar reuniones a espaldas del virrey, no las harían siempre en el mismo lugar, porque corren el riesgo de que las tropas de Cisneros o alguno de sus alcahuetes les sigan los pasos, les vayan con el cuento al “sordo” y desbaraten sus planes. Pues bien, cuando los patriotas tienen que reunirse un poco más lejos de la, por entonces pequeña, ciudad de Buenos Aires le piden a Francisco Mariano de Orma la quinta que tiene a orillas del Riachuelo, cerca del puente de Gálvez, en los pagos de Barracas. “Una sociedad secreta elegida por los mismos patriotas era el foco invisible de ese movimiento (...) reuníase unas veces en la fábrica de Vieytes o en la quinta de Orma (…)”, señala Bartolomé Mitre en “Historia de Belgrano y la Independencia argentina”.

Pero, ¿quién es el propietario de esas tierras suburbanas donde conspiraban los revolucionarios?  Natural de Cantabria, Francisco Mariano de Orma llegó al Río de la Plata para dedicarse al comercio. Durante la ocupación de Buenos Aires por los británicos en 1806, Orma se suma a las fuerzas que Juan Martín de Pueyrredón reúne en la quinta de Perdriel. Allí, será uno de los que se enfrente a los invasores cuando sea descubierta la reunión de hombres y pertrechos en la aquel lugar. Tras la Reconquista de Buenos Aires, Orma se incorpora como oficial al cuerpo de Húsares, más conocido como “Húsares de Pueyrredón”, y marchará a combatir a los británicos a Montevideo cuando estos desembarquen en la Banda Oriental. La incorporación a las milicias hará que fermente en Francisco Mariano de Orma, como en muchos hombres y mujeres, la idea de la necesidad y oportunidad para la emancipación de estas tierras. Consecuente con esta idea, Orma participará, como dijimos, de los movimientos insurgentes que llevarán a que la “Semana de Mayo” tenga lugar.  

Las Actas Capitulares del Cabildo registran su participación en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Las dos veces que aparece su nombre -cuando se registran los presentes y cuando se toman nota de los votos- el nombre de Francisco Mariano de Orma aparece a continuación del de Domingo French, Vicente Dupuy y Buenaventura de Arzac, todos agitadores de las jornadas, comenzando por French, el cartero de la ciudad, quien, junto a Antonio Luis Beruti, “fueron en Mayo típicos agitadores jacobinos: los llamados chisperos por la chispa de los arcabuces que cargaban. Los más de 20 años de entregador de cartas a domicilio y una notable aptitud para granjearse amistades y simpatías entre el criollaje de pata al suelo, gente de los suburbios, con frecuencia deudora de cuentas a la justicia, lo encontraron en los días previos al 25 y el 25 mismo liderando una plebe, nada bien entrazada ni muy pulcra de modales, decidida a seguirlo en la aventura revolucionaria”, describe León Pomer en “Continuidades y rupturas: de la Colonia a Mayo”.

Esa cercanía en la lista del Cabildo, pero también en las ideas y en el territorio, nos permite suponer la pertenencia de Orma al grupo de French y Beruti, a los chisperos de las orillas de la ciudad. Orillas a las que él mismo pertenecía.

En 1812, luego de la llamada conspiración de Álzaga, Francisco Mariano de Orma decide “despegarse” de cualquier vínculo que lo pueda vincular a “los godos” y solicita al Primer Triunvirato se le reconozca su naturalización como “ciudadano americano del Estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata”, lo que el gobierno otorga “en virtud de su distinguido mérito, patriotismo y adhesión al sistema liberal que han adoptado los pueblos”.  

Antes de cobrar mi apuesta, cabe preguntarnos por qué es tan poco lo que conocemos de Francisco Mariano de Orma. Una posible respuesta viene de las últimas referencias que pudimos encontrar sobre él. Sucede que, como su compañero Domingo French, en la década del ’20 del siglo XIX, Orma adhiere al Partido Federal y eso es algo que la historiografía liberal no deja pasar así nomás. Miliciano, reconquistador y defensor de Buenos Aires durante la invasión británica, independentista, chispero, agitador, orillero, americano, revolucionario, patriota, ¿qué más podríamos decir de don Francisco Mariano de Orma? ¿A qué dedicarle estas líneas?  A que era vecino de Barracas.

Volviendo entonces a lo que les contaba al principio, a veces, cuando voy de casa al trabajo y cuando vuelvo del trabajo a casa, me gusta imaginar que estoy recorriendo el mismo camino que hace doscientos catorce años recorrieron los patriotas que iban a reunirse a orillas del Riachuelo a empezar a construir una nueva y gloriosa Nación.