Alto guiso

Nació como una idea en pandemia. En el barrio la situación era cada vez más crítica y a un grupo de amigues, fanáticos de Boca, se le ocurrió cocinar y salir a repartir. Ahora, cada jueves, la esquina de Suárez e Iberlucea se convierte en un comedor a cielo abierto.

Alto guiso

Alto Guiso comenzó en mayo del 2021, en plena pandemia, cuando el acceso a la comida empezaba a ser una problemática para los vecinos del barrio: con el aislamiento obligatorio muchas de las personas sostenes de hogar no pudieron salir a trabajar, en una población donde gran parte basa sus ingresos en changas y otros trabajos informales. A un grupo de amigas y amigos, fanáticos del club de la ribera, se les ocurrió hacer algo por la gente del barrio.

Empezaron repartiendo bandejitas de comida, caminando por las calles en busca de quien necesite tener un plato de alimento asegurado. Luego el tema se fue complicando y decidieron cocinar en una olla industrial y buscar un lugar de referencia donde les vecines los puedan identificar fácilmente. Pegaron volantes por todo el barrio, eligieron un lugar cerca de la cancha, su pasión y, por último, luego de una breve investigación decidieron que sean los jueves por la tarde porque ese día la mayoría de los comedores trabajan al mediodía.

Desde entonces, todos los jueves se plantan en la intersección de Suárez e Iberlucea, a metros del estadio. Esa esquina abierta, con bancos ideales para sentarse, funciona como un comedor al aire libre. Les jóvenes van llegando al caer la tarde cuando salen de sus trabajos. Van cayendo de a poco, a pie, en colectivo y en una pequeña camioneta donde está la comida que fue preparada en algunas de sus casas. Las y los vecinos también empiezan a llegar lentamente con sus pequeños tupper y bolsitos. “Algo distinto que buscamos es tener un vínculo con el vecino, no es que solo vienen a buscar la comida y se la llevan en el tupper. Les decimos que vengan un rato antes, nos ponemos a charlar, a veces ellos buscan que los escuchen, si tienen un problema tratamos de ayudarlos”, nos cuenta Solana Zubieta, Solcito o Pueblito como le dicen algunas de las chicas que vienen en busca del guiso. Entusiasmada, con una sonrisa que se le escapa de sus lentes, empieza a largar como es esa relación que también funciona como un motor para seguir adelante con el proyecto.

Empezaron repartiendo bandejitas de comida, caminando por las calles en busca de quien necesite tener un plato de alimento asegurado. Después decidieron cocinar en una olla industrial y buscar un lugar de referencia donde les vecines los puedan identificar fácilmente.

Hay menú de verano y de invierno. Por el calor hacen fideos al pesto o un salpicón de pollo y para el frío su caballito de batalla es el Alto Guiso, completo con todo tipo de verduras y pollo. Cuando empezaron eran 6 o 7, ahora son 11. Tienen entre 27 y 35 años. “Yo trabajo en una financiera, Nico es árbitro, Maru es bancaria, José es enfermero, y Juli es la más chiquita, tiene 27 años trabaja en una fábrica de alimentos y es la influencer del grupo”, enumera Solcito. La única que no es de Boca, es la cocinera hincha de Huracán.

Alto Guiso se financia, mayormente, con donaciones de hinchas de Boca, a veces del departamento social del club o las peñas, por compañeres de trabajo, amigues o familias. “El famoso de boca en boca no falla, es nuestro fuerte y se da a través de nuestra cuenta de Instagram, donde recibimos muchas donaciones”, cuenta Sol y luego agrega “también de comercios del barrio, como la panadería Santa Lucía”.

Ante la situación social del barrio, Sol se pone seria: “Cada semana llegan 30 familias, y a fin y principio de mes vienen más, por el tema del cobro. En el último tiempo empezaron a venir personas en situación de calle. Por eso a veces cuando nos llegan muchas donaciones, cuando podemos, les armamos un pequeño bolsito con mercadería”.