Restaurar es la tarea

En la Escuela 9 de La Boca quince enormes murales del maestro Benito Quinquela Martín custodian sus aulas desde hace 85 años. El tiempo los desgastó. Para recuperarlos, puso manos a la obra un equipo de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad de San Martín. Acaban de terminar el tercero.

Restaurar es la tarea

Si las paredes de cualquier institución de 85 años de vida tienen una historia inconmensurable, mucho más cargan los muros de la Escuela Nº 9 DE 4 de La Boca. Reconocido en el barrio, este colegio se levantó en terrenos donados por Benito Quinquela Martín, frente al Riachuelo. Como un mayor gesto hacia las generaciones futuras, el artista boquense inmortalizó allí quince murales, aún frente a la resistencia de las autoridades escolares de entonces.

Pasado tanto tiempo de ese 1936 inaugural, las obras han sufrido el paso del tiempo y, por ello, se hicieron necesarias las manos (literalmente) de artistas restauradores para refrescar los murales y permitir que vuelvan a brillar como en esos años. Este proceso lo inició en 2019 el Centro TAREA (Taller Restauración Arte), que forma parte de la Escuela de Arte y Patrimonio de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) desde hace casi dos décadas.

A mediados de agosto, el equipo terminó el tercero de los murales situados en la escuela: el “Regreso a la Pesca”. Esta pieza se encuentra en el aula Escultor Emilio Jacinto Sarniguet, en el primer piso de la institución, a 190 centímetros del piso y cubriendo la totalidad de la pared (250 cm x 600 cm).

Damasia Gallegos es la directora del Centro TAREA. Explicó, en diálogo con Sur Capitalino, que de los quince murales que Benito Quinquela Martín dejó en el establecimiento, una minoría fue realizado en cerámica o frescos. El resto, estos doce en cuestión, se elaboraron al óleo, cera y resina sobre una técnica llamada celotex. “Es susceptible, sensible a la humedad ambiente. Su presencia se explica porque el artista hizo una suerte de ‘mural-móvil’. Primero los pintaba en su taller y después los trasladaba”, detalló.

“La restauración es importante porque si no hay reconocimiento de su valor, nadie lo cuidaría”

Para la especialista, esta situación hizo que los murales estén “muy deteriorados” y se haga clave su restauración. “El celotex es complejo, porque deja una gran deformación. Hay que corregirla, re adhiriendo la pintura, porque tienen mucho desprendimiento de la capa pictórica. Luego se los limpia y remueve el barniz. Después hay una etapa de nivelación que rellena las partes que se han desprendido, como en una pared común”, enumera Damasia.

Para poder llegar a esos pasos hubo otros todavía anteriores. El primer momento en toda restauración es el del diagnóstico, que en esta ocasión duró un mes de los cuatro que demandó toda la tarea. “El comienzo es para ver el estado de conservación, por eso es una etapa de estudio material, donde se combinan física y química. No son lo mismo los materiales que se usan ahora, que en el siglo pasado. Por eso se efectúa un gran trabajo interdisciplinario de historia del arte, la ciencia y la restauración. Con ese trabajo uno puede saber qué tiene en sus manos, algo imprescindible porque como sucede en la medicina, primero hay que saber qué hay para saber después qué hacer”, dijo.

El tiempo de trabajo, contó Damasia, motivó a les alumnes de la Escuela. “Venimos de hacer algo similar en La Paternal y ahí se notaba más porque estábamos trabajando en un patio, mientras que acá, para vernos, debían entrar al aula. Pero los chicos se acercaban y preguntaban”, argumentó. Para la especialista, la restauración es importante para las piezas de arte, porque “si no hay reconocimiento de su valor, nadie lo cuidaría”. “Esto es una forma de jerarquizarlo y valorizarlo. Es común que al estar deteriorados, tal vez quienes vienen a la escuela no se den cuenta del pedazo de obra que tienen enfrente”, aportó en el mismo sentido.

En la institución que honra a Quinquela, de todos modos, la presencia de los murales fue siempre un elemento definitorio y por eso se la consideró en todo momento “Escuela-Museo”. “Es algo con muy pocos antecedentes que haya tantos murales dentro de las propias aulas. Por eso, habitualmente se comentaba acá que en vez de pasar de 3ro a 4to grado, por ejemplo, se pasaba de un ‘Buzos en el fondo del mar’ a un ‘Regreso a la Pesca’, por las piezas que había en cada aula”, contó la titular del Centro TAREA.

En el proceso intervino la directora del proyecto, dos restauradores más formades y cerca de diez estudiantes del espacio, que incorporó en esta nueva etapa de asociación a la UNSAM justamente la parte docente. Las mismas personas restauradoras dan clases en la carrera de grado y los dos posgrados que se dictan. “La participación de estudiantes es parte de nuestra tarea, además de restaurar y conservar. Se suele incorporar a estudiantes y egresados. Es como un primer acercamiento laboral, parte de la formación”, detalló Damasia sobre el tema.

En promedio, hacen dos restauraciones por año desde que se inició el proyecto en 2019, frenado durante largo tiempo por la pandemia. Por eso, en breve se empezará por la cuarta restauración en el edificio de Pedro de Mendoza. “Son todos los proyectos diferentes, parecería haber cosas repetidas pero no, para nosotros son retos distintos. Y es una satisfacción recuperar el patrimonio para futuras generaciones ya que, si no, es algo que se pierde”, cerró la directora del centro cuyas manos dieron pintura y aire fresco a las paredes de un emblema boquense.