La crueldad avanza
La gestión de Jorge Macri decidió ir a fondo contra los cartoneros. Desalojos a organizaciones, tachos que impiden la recolección, quita del transporte y una absurda multa a quienes revisen contenedores. Frente a estas políticas y a la persecución por parte de policías y funcionarios de Espacio Público, las cooperativas de recuperadores se movilizan para defender su trabajo.

En una carrera con la Libertad Avanza para ver quién es más cruel, Jorge Macri se obstinó en este 2025 con las cartoneras y cartoneros. Empezó con los tachos “antivandálicos” con el formato de una trampa caza ratones que impide la recolección, y fue a fondo en el último mes, poniendo fin al financiamiento del transporte de los trabajadores y desalojando predios de las organizaciones. Lo último fue un insólito y estigmatizante anuncio de multas a quienes revuelvan la basura. Este clima de persecución tiene su correlato en la policía, que maltrata a las miles de mujeres y hombres que salen a las calles a cartonear, quienes comenzaron a manifestarse contra los ataques.
La crisis del 2001 había dejado como legado social la aparición de los cartoneres, como una salida económica desesperada ante el hambre. En aquel período, las recorridas eran más bien improvisadas, pero con el correr de los años se fueron formando cooperativas que permitieron organizar el trabajo y fundamentalmente, ir peleando por los derechos y el reconocimiento que les correspondían a quienes día a día cumplían esta tarea.
Para 2011, existía ya la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), como entidad superior y representante de las cooperativas de todo el país. En la Ciudad de Buenos Aires, en paralelo a esto, el macrismo consolidaba su hegemonía en el poder. Y a pesar del discurso de orden y la ausencia de sensibilidad que siempre lo acompañó, en las distintas gestiones el PRO había optado por no tensar la cuerda y negociar varias de las peticiones de los cartoneros, cada vez más organizados.
El recorte a la financiación de los colectivos que trasladaban ida y vuelta a los recolectores desde el Gran Buenos Aires a la Ciudad representa una reducción de un 25 por ciento de sus ingresos.
Todo eso se terminó drásticamente este año. La administración porteña, en un giro brutal hacia el sector más radicalizado de la derecha, con quien viene de perder en las elecciones locales, pasó a la acción furiosa contra quienes juntan basura. “No tenían esta actitud antes, se podían sentar a dialogar. Y justamente fue a través del diálogo que conseguimos los beneficios para los compañeros. De hecho, hace mucho tiempo que no teníamos que salir a la calle a reclamarle algo al Gobierno de la Ciudad”, describe Jesíca Espíndola, integrante de El Amanecer de los Cartoneros.
La suya es la cooperativa más grande de las doce que hay en la Ciudad, ya que nuclea a 5000 de los 7500 recuperadores urbanos registrados. Se estima que hay otros diez mil (una cantidad que crece ante cada crisis), que sale a recoger la basura de manera autónoma. Lo paradójico es que con estos ataques, la gestión de Jorge Macri parece decidido a destruir toda la estructura que se formó con el aval de sus predecesores.
“Los cartoneros creamos un sistema que es muy reconocido tanto a nivel nacional como internacional. Todas las provincias siguen el modelo de reciclado de CABA. Y hay países de Latinoamérica, Asia y África que vinieron a verlo y lo han adoptado para sus países. Y hasta Horacio Rodríguez Larreta recibió un premio en Estados Unidos justamente destacando esto”, cuenta Jésica.
Por eso, no duda en definir las últimas actitudes como una persecución, formalizada por etapas. “Primero empezaron con los tachos anti vandálicos, que hacen que el material que ingresa, no se pueda sacar. Después nos sacaron los colectivos y nosotros nos enteramos por Twitter. Ya en abril habíamos tenido una reducción del transporte, y nos dijeron que íbamos a seguir con ese esquema hasta octubre, pero no pasó. Y a fines de julio hicieron este nuevo anuncio sobre las multas”, repasa.
Matías Capobianco, secretario de Ambiente de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), habla de otro elemento que aporta el sistema de recuperación urbana que hoy está bajo ataque. “La tarea de los cartoneros hace un aporte ecológico muy grande para reducir el impacto ambiental, porque si la tarea no pasara por sus manos, todo esto sería un colapso sanitario. El material reciclable que se separa, iría sino a un relleno sanitario, a un arroyo o a un basural a cielo abierto. Y el Gobierno tendría que pagar millones por el entierro de la basura”, cuenta, destacando incluso las ventajas económicas que tiene para la Ciudad este sistema.
“Nosotros hacemos el mismo trabajo que la empresa privada que cobra por el servicio. Entonces se tienen que hacer cargo de cubrirlo y no desfinanciarlo, porque le estamos dando la alternativa al vecino, a las empresas y a los funcionarios, para que la Ciudad no sea un basurero”, enfatiza Matías. Y al mismo tiempo recuerda: “Hace 18 años, los cartoneros viajaban colgados de los camiones donde se llevaba el material y se producían un montón de incidentes. Hoy parece que quisieran volver a eso, a pesar de la solución que en muchos casos brinda como rebusque para las crisis y el desempleo”.
Para la legisladora Victoria Freire (Unión por la Patria), lo que hay es “una campaña marketinera de crueldad absoluta”, que “no tiene otro sentido más que criminalizar a los pobres de esta ciudad, al igual que sucede con las personas en situación de calle, los vendedores y vendedoras ambulantes y los manteros y manteras”.
Las consecuencias
El recorte a la financiación de los colectivos que trasladaban ida y vuelta a los recolectores desde el Gran Buenos Aires a la Ciudad, donde cumplen su tarea, empezó a regir la primera semana de agosto. Y ya los está afectando en su día a día. “Lo que comenzó a pasar es que los compañeros de calle empiezan a llegar tarde a sus trabajos o no vienen porque no pueden pagar el costo del viático. Esto representa una reducción de entre un 20 y un 25 por ciento de nuestro salario, que es de $390 mil. Con lo que hay que gastar para el transporte, no nos quedan más de $300 mil”, cuenta Jésica Espíndola.
Por eso, plantea: “Pasó una semana y todo el sistema de reciclado, que funcionaba hace años bien ordenado, se está desordenando. Al tener nosotros un cronograma de colectivos que nos llevaban a los centros, cumplíamos horario y volvíamos. Ahora tenemos compañeros que no llegan, o que llegan tarde, cuando los porteros ya sacaron el material”.
“Lo que vemos es que hay un empecinamiento contra el que menos tiene, por las elecciones. Una idea de: ´Mirá cómo le pego al cartonero, al sucio, al mugroso, al drogadicto´. El Gobierno nos caracteriza de esta manera, pero no escucha a los vecinos que dicen: ´La Ciudad está más limpia por los cartoneros, hacen bien su laburo´”, aporta Jésica.
El referente de UTEP agrega que, en paralelo a estas medidas, empezaron a producirse otras a pequeña escala, que son indudables indicadores de recorte presupuestario al sector. “Los bolsones no están llegando, la ropa tampoco y cada vez hay menos precintos de los que usamos para identificar el material de cada compañero. Estas son cosas acordadas, que tienen que cumplir, y por eso dejamos una carta en el Ministerio reclamándolo, pero nunca nos respondieron”, detalla Capobianco.
Ante esta situación, la legisladora Freire sostiene que “en vez de perseguir y criminalizar, el Gobierno de la Ciudad debería asistir, ayudar, reforzar la alimentación, crear fuentes de trabajo y promover políticas para organizar ese trabajo, sumando trabajadores y trabajadoras al sistema cooperativo, para que siga habiendo separación de residuos y una política de Basura Cero, con derechos laborales y con ingresos para todos los compañeros y compañeras”.
El brazo ejecutor
El clima persecutorio se materializa en la calle, a través de la actitud de las fuerzas policiales y funcionarios, con una prepotencia y violencia en ascenso para con los cartoneros. Uno de ellos, Carlos Albarracín, lo sufre en carne propia, en cada salida diaria que hace por La Boca, Barracas y Constitución. “Con la Policía ya es portación de cara, porque te paran y te tienen ahí treinta minutos, para averiguación de antecedentes, atrasándote el laburo”, revela.
“La policía ahora te secuestra todo lo que juntaste en el día, algo que no hacían desde la época del 2001 cuando teníamos que ir todos los días a las comisarías a recuperarlo”.
“También tenemos problemas con el área de Fiscalización porque te exigen un montón de cosas, o si permanecemos mucho tiempo en los lugares donde tienen que pasar los camiones a buscar el material, se acercan los funcionarios y se llevan el bolsón. Te secuestran todo lo que juntaste en el día, algo que no hacían desde la época del 2001 cuando teníamos que ir todos los días a las comisarías a recuperarlo”, denuncia.
Testimonios recogidos por Sur Capitalino en La Boca coinciden con la caracterización: mayor hostigamiento y carros secuestrados en operativos de Fiscalización bajo la excusa de falta de permiso oficial, pese a que la propia gestión nunca avanzó con esa normativa.
Ante todo este panorama, el último 5 de agosto, luego de conocerse el anuncio del cobro de la multa que equivale a tres ingresos mensuales de los recuperadores urbanos por “hurgar en la basura”, la FACCyR realizó una marcha en defensa del sistema de reciclado.
La convocatoria, frente al Ministerio de Espacio Público que dirige Ignacio Baistrocchi, fue masiva. Y si bien mostró fortaleza para dar la pelea por sus derechos, para muchos tuvo una mueca de frustración. “Sentimos eso de: ¿Otra vez tener que salir a pelear por lo que nos corresponde, a que reconozcan el laburo que hacemos, a que vean que somos laburantes? Pensábamos que al menos ese nivel de discusión ya lo habíamos pasado. Pero parece que no. Lo bueno dentro de todo es que sabemos que no vamos a dar el brazo a torcer, porque no está mal lo que hacemos”, dice Jésica.
Por ello, además de declarar el “estado de alerta y movilización”, desde la Federación anunciaron que iniciarán una campaña callejera para resistir a los embates. “Tenemos pensado hablar con los vecinos, volantear, buscar su apoyo. Y volver al Ministerio a hacer algo más grande, para que nos escuchen y nos integren a una mesa de diálogo”, anticipa la integrante de El Amanecer de los Cartoneros. “Nosotros no queremos que nos regalen nada, sino que nos reconozcan y tener beneficios para los compañeros. Por ejemplo, vos no querés poner los colectivos, que era algo que vos alquilabas, reconocele un viático”, amplía.
Desde la UTEP, Matías Capobianco cierra: “El Gobierno de la Ciudad anuncia cada medida como si estuviera peleando contra un campeón mundial. Pero en realidad se la está agarrando contra miles de personas que revuelven la basura para llevar un plato de comida a sus casas. No por gusto, pero sí con dignidad”.
¿Ahora van por los niños?
El principal temor es que también avancen con lo que fue en su momento un derecho ganado por los cartoneros: el traslado de los hijos e hijas a las llamadas “guarderías”. Los colectivos, alquilados por la Ciudad, recogen a los niños de las escuelas cuando finaliza el turno y los llevan a estos espacios gestionados por las cooperativas, para que puedan hacer la tarea, comer o descansar hasta que sus madres o padres finalizan su tarea en la calle, entrada la noche.
“No sabemos si se va a mantener, no nos lo definieron. Pero lo peor de todo es que al principio decían: ´Los chicos cartoneando, no´. Y hoy se quieren meter con la guardería y el sostén”, rechaza Jésica.
Barracas: a un año y medio del incendio no hay respuesta
El ninguneo del Gobierno de la Ciudad a los cartoneros tiene un desgraciado capítulo en Barracas. En febrero de 2024 se produjo un incendio en el galpón de Herrera al 2200, donde unos 2000 trabajadores hacían la separación de basura.
Ante la destrucción del galpón, ellos debieron armar una organización de emergencia. “Primero, en la calle tuvimos que recortar las salidas y trabajar en burbuja, dividiéndonos. Y a la gente de la planta la tuvimos que repartir en distintos Centros Verdes. Esto nos dejó laburando en malas condiciones, achicando horarios y teniéndonos que acostumbrar a la forma de trabajar de cada uno de los lugares”, relata Carlos Albarracín.
Esa alternativa era provisoria, pero ya pasó un año y medio del incendio y por ahora no hay novedades de parte del Gobierno de la Ciudad. “Tuvimos algunas charlas pero no avanzó nada. Ahora lo que dicen es que en diciembre van a presentar el llamado a la licitación pública, pero no sabemos si es verdad o mentira. Esperemos que esta vez encaren también una Red de Incendios, que podría haber reducido los daños del fuego. Fue algo que denunciamos con pedidos de informe antes de que se produzca el gran incendio de 2024, sin que nos dieran bola”, plantea el integrante de El Amanecer de los Cartoneros.